EXPOSICIÓN EN BARCELONA

Josefa Tolrà, la médium que cautivó a Joan Brossa

El Espai Brossa ahonda en "la creación más metafísica y existencialista" del poeta a través de su relación con la espiritista y artista Josefa Tolrà

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Mauricio Bernal

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Josefa Tolrà podía ver el aura de las personas y solía decir que Joan Brossa tenía "buena luz". Una vez le dijo: "Tú, 'noiet', estás cerca de Dios. Pero le das la espalda…" Tolrà bien podía haber sido un personaje de novela entre gótica y costumbrista, una médium de mediados del siglo XX que nació, vivió y murió en el pequeño pueblo de Cabrils, en el Maresme, y que solo una vez salió de allí: para ir a Badalona a ver a otra médium. Empezó a oír las voces de los espíritus después de perder a dos de sus tres hijos, en plena depresión, y entendió que eran voces de ultratumba porque un familiar le dijo: "Son espíritus que vienen a ti porque necesitan comunicarse con sus parientes vivos". Le recomendó que escribiera lo que oía. Josefa atendió al consejo, y decidió por su cuenta hacer dibujos. De esa forma se convirtió en artista, y no en cualquier artista: sus dibujos forman parte de las colecciones del Prado, el Macba y el museo LaM de Francia. Las musas, en su caso, fueron los espíritus que le susurraban al oído.

El poeta y la médium tenían en común eso, que en momentos difíciles habían sido salvados por una voces

Joan Brossa también oyó una voz: la oyó mientras estaba en las trincheras, en la batalla del Segre, una noche, hacia medianoche. La voz gritó su nombre y Brossa fue a mirar quién lo llamaba, y en ese momento, ¡boom!, una bomba cayó justo donde estaba antes. 'La batalla del Segre o la segona naixença', tituló el poema en el que dio cuenta del episodio. Y dice: "Una nit, pels volts de les dotze / vaig néixer per segona vegada". Así que el poeta y la médium tenían en común eso, que los habían salvado unas voces. El terreno estaba abonado para que cuando se conocieran se cayeran bien, y luego se admiraran. Ambos creían en el más allá, y ambos llevaron a cabo "un viaje galáctico de larga trayectoria" después de sus respectivas experiencias, o así lo formula Pilar Bonet, una de las comisarias de la exposición abierta este jueves en el Espai Joan Brossa –'La médium y el poeta'– diseñada para trenzar un "diálogo astral"" entre los dos. No hacía falta que Bonet incidiera en que se trata de una muestra "inédita" e "insólita".

Las puertas del gran secreto

Brossa y Tolrà no fueron amigos, pero se admiraron mutuamente, y sobre todo, compartieron una visión de las cosas. "Ambos traspasaron las puertas del gran secreto", dice Sandra Martínez,  la segunda comisaria. "A muchos de sus dibujos, Josefa Tolrà les ponía el mismo título, o bien 'Dibujo fuerza fluídica' o bien 'Dibujo energía fluídica', y eso era así porque los espiritistas creen que cuando uno muere se convierte en una fuerza fluídica que emprende un viaje de conocimiento por todos los planetas, un viaje astral. Pues bien, la idea de este viaje está muy presente en Brossa". Hay un centenar de objetos expuestos en el Espai para demostrarlo, ese compartir de lo fluídico, desde los dietarios y dibujos de la médium hasta los poemas y poemas visuales de Brossa que hablan de esa sensibilidad suya. "La creación más metafísica y existencialista del poeta", dice Bonet. Se guiñaron el ojo mutuamente estos dos. Ese guiño es el eje de la muestra.