DATOS REVELADORES

Cómo ser mujer y sobrevivir en un mundo diseñado para hombres

Caroline Criado Perez muestra en el ovacionado libro 'La mujer invisible' las graves consecuncias de dar por hecho el género masculino como modelo universal

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Begoña Arce

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Que el libro de una feminista sea galardonado por el mundo de los negocios es harto improbable. Pero eso es lo que ha ocurrido con 'La mujer invisible' (Seix Barral) de Caroline Criado Perez. El inesperado 'best- seller', (estuvo durante semanas entre las obras más vendidas en el Reino Unido), recibió en diciembre el premio del 'Financial Times' al libro de negocios del año. Un trabajo "fabuloso, que le habla a la gente del sexismo que está escondido a plena luz", dijo el presidente del jurado. La "Simone de Beauvoir de los datos", añadió, al elogiar el ensayo, que también recibió el premio de la Royal Society al mejor libro de ciencia del 2019.

Un error de infarto

Con datos rigurosos y ejemplos, a veces sorprendentes, Criado Perez muestra que en un mundo donde el hombre es la referencia y el modelo obvio, las mujeres son discriminadas, sin apenas percibirlo. Y en algunos casos las consecuencias son graves. "En el Reino Unido hay un 50% más de posibilidades de que a las mujeres se les diagnostique equivocadamente un ataque al corazón, porque los ensayos se han hecho utilizando generalmente hombres y los síntomas son distintos en las mujeres", afirma la escritora británica, que recibe a EL PERIÓDICO en las oficinas de su editora en Londres. "Para mí fue un 'shock' descubrir eso. No es algo deliberado. Los cardiólogos no excluyen a las mujeres porque quieran que las mujeres se mueran. Simplemente se asumió que el patrón masculino servía para todo el género humano y no es así".

Coste humano y económico

Ese patrón queda en evidencia cuando los móviles o los instrumentos musicales son demasiado grandes para la mano de una mujer, o cuando se diseña la seguridad de un coche, pensado en la altura y el peso de un hombre, lo que aumenta en casi un 50% las probabilidades de que las mujeres mueran en un accidente. "Tomar el modelo masculino como referencia universal, como neutral, produce una distorsión de base. Significa que cuando se diseñan cosas que sirven para todo el mundo, se diseñan para ellos. Eso tiene un coste humano y económico".  

El libro arranca con un ejemplo impensable. En el 2011, los funcionarios del ayuntamiento de la localidad sueca de Karskoga decidieron cambiar la manera de quitar la nieve. Si antes daban prioridad a las grandes avenidas y carreteras para los automovilistas, entonces comenzaron por limpiar las aceras y las rutas de transporte público. Ambas son más utilizadas por las mujeres, que hacen trayectos más complicados, porque antes de ir a trabajar, dejan a los niños en el colegio y a la vuelta pasan por el supermercado, por ejemplo. Antes del 2011 los peatones sufrían tres veces más caídas en invierno que los motoristas y más de dos tercios eran mujeres. El coste estimado de esos accidentes en un solo invierno era de unos cuatro millones de dólares. El cambio de prioridades, porque es más fácil conducir un coche con unos cuantos centímetros de nieve que arrastrar las bolsas de la compra o empujar el cochecito de un bebé, ha terminado ahorrando un montón de dinero. "La perspectiva de un hombre no es más universal que la perspectiva de una mujer, pero estamos tan acostumbrados a verlo de esa manera que ni siquiera lo cuestionamos", afirma la autora, que pasó tres años recopilando y ensamblando datos.

Combates ganados

Criado Pérez (Brasil 1984), investida con la Orden del Imperio Británico por su labor en favor de la igualdad, no es defensora de causas perdidas. Ella las gana. Ganó la campaña que lanzó cuando el Banco de Inglaterra anunció que Winston Churchill reemplazaría en los billetes de cinco libras a Elizabeth Fry. Era la única mujer, exceptuando a la reina, que figuraba en los billetes. La periodista y militante feminista recogió firmas, recaudó dinero y desafío legalmente la decisión. La escritora Jane Austen aparece ahora en los billetes de diez libras. También logró que, en la plaza del Parlamento, donde no había representada mujer alguna, se erigiera una estatua a la sufragista Millicent Fawcett.

Su libro aspira a tener un impacto real. "Empresas, la sanidad pública, varios gobiernos se han puesto en contacto conmigo porque quieren ver cómo recopilar mejor los datos, cómo cambiar el proceso". Un problema básico es que "seguimos estancados en la idea de seleccionar al mejor al buscar personal. Se piensa de manera individual y no en qué falta en el grupo para que haya diversidad. La prueba indiscutible es que si en un equipo solo hay hombres se van a cometer errores a la hora de diseñar o tomar decisiones".

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