INTÉRPRETE DESBOCADO

Banderas irá a los Oscar sin chuleta

El actor malagueño pasó por Barcelona para promocionar 'A chorus line' en el Tívoli antes de volar a Los Ángeles

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Núria Navarro

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En una loca pirueta no apta para cardiópatas –y él lleva tres 'stent' implantados–, Antonio Banderas pasó ayer como una exhalación por el <strong>Teatro Tívoli</strong>, horas antes de coger un vuelo a Los Ángeles, donde le espera una "batidora" promocional para defender su candidatura a mejor actor por 'Dolor y gloria' en los Oscar, el 9 de febrero. "Me voy muy relajado porque no soy favorito", asume. "No pienso llevar ningún papelito", añade. "No espero nada más que ver a mis hijos", zanjó, satisfecho de haber entrado en una quiniela de la que han caído monstruos "como Robert de Niro Christian Bale". 

Venía a Barcelona, decíamos, para dar un espaldarazo al musical 'A Chorus Line', el 'show' con 29 intérpretes y 15 músicos en directo –"prohibido el pregrabado"– con el que estrenó su Teatro Soho CaixaBank en Málaga y que recalará en Barcelona entre el 21 de febrero y el 29 de marzo. "En Málaga vendimos 15.000 entradas en 19 horas", lanzó a modo de anzuelo.

   

   

El musical, que Michael Bennet estrenó en 1975 y que supuso un giro inesperado del género, va de una compañía de Broadway en el momento en que el director, Zach (papel que mismamente hizo Banderas en Málaga y que interpreta Pablo Puyol durante la gira), y su asistente montan una audición tipo cásting de 'OT'. Ya saben, sueños, frustraciones, esfuerzo. Banderas contaba ayer que 'A Chorus Line' le está permitiendo: a / "Reflexionar sobre las artes escénicas", y b/ ofrecer una ración de chispeante diversión para todos los públicos, porque, dijo, no quiere "un teatro vacío".

Patio de juegos

En un aparte del enjambre de cámaras y prensa, el actor aseguró que el teatro es su actual patio de juegos. Le complace el lado efímero de la experiencia: "Vas, ves y lo que perdura es el recuerdo". De ahí que tenga en mente la ampliación de su proyecto cultural para Málaga –"donde seguramente acabaré viviendo"–, que consistirá en un segundo teatro polivalente que funcionará como una laboratorio para nuevos directores y dramaturgos, pero también para sonidistas, eléctricos, regidores y escenógrafos.

Al frente de esto ya no estará Lluís Pasqual, a quien 'rescató' del 'motín' del Lliure para timonear el proyecto, aunque ayer el malagueño quiso "restar drama": Pasqual solo se había comprometido en "ayudar al parto", volverá algún día como "director de escena" y le ha dejado un equipo de gestión de primera magnitud.

Minutos filosóficos

Y antes de partir, regaló unos minutos filosóficos. Que si de las 112 películas que ha rodado en algún momento ha "jugado a algún juego que no quería", que si se ha dado cuenta de que el dinero te puede empujar a "un proceso psicológico maquiavélico", o que "el mayor enemigo del éxito es la ansiedad por conquistarlo". Todo eso ha emergido tras el ataque de corazón y le ha servido de material para la jaleada 'Dolor y gloria'.