MUJERES EN LA ANIMACIÓN

Núria Pradas gana el premio Ramon Llull viajando a Disney Studios

La escritora barcelonesa logra el galardón con la novela 'Tota una vida per recordar', protagonizada por una dibujante que se abre paso en los famosos estudios de animación estadounidenses en los años 30 y 40

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Anna Abella

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Una joven dibujante y animadora de 16 años en el Nueva York de los años 30, en plena depresión, decide dejar a su familia y viajar a Los Ángeles para cumplir su sueño y hacerse un hueco en los Estudios Disney, en un mundo básicamente de hombres. Esta es la historia de ficción que cuenta la escritora barcelonesa Núria Pradas (1954) en ‘Tota una vida per recordar’, novela con la que este viernes se ha alzado con el premio Ramon Llull en su 40ª edición, dotado con 60.000 euros. 

Aunque la historia de la protagonista, Sophie Simmons, es ficción, y no aparece, aclara la autora, Walt Disney como personaje, real es el reflejo del mundo de la factoría que fundó Disney en 1923, en una década dorada en la que tras el éxito de Mickey Mouse llegarían célebres películas de animación como ‘Dumbo’, 'Blancanieves', ‘Bambi’ o ‘Fantasía’. La joven, una mujer "fuerte y luchadora", además de perseguir su sueño profesional en una época convulsa, vive amores y desamores. "No es un alegato feminista -aclara Pradas- pero el personaje es un homenaje a mujeres que, como ella, han luchado y se han abierto camino en un mundo de hombres". Para Simmons, la autora se ha basado en dos de las primeras mujeres que lograron ser reconocidas como animadoras de Disney en los años 40, Mary Blair y Retta Scott. Un mundo al que la escritora ha llegado inspirada por su hija, que ha estudiado animación.

Famosa huelga de animadores

La novela, que se extiende en el tiempo hasta el final de la segunda guerra mundial, muestra, añade, cómo en los inicios de Disney "las mujeres solo podían dedicarse a entintar y colorear los dibujos que realizaban los animadores". También refleja una época decisiva en los estudios, cuando tuvo lugar la primera huelga de los animadores de 1941, liderada por uno de ellos, Art Babbit, quien sí aparece como personaje y que "decía que 'animar es soñar con un lápiz'. "Con la huelga  reividicaban derechos como la jornada de ocho horas, que acabaron consiguiendo, y facilitó el acceso de las mujeres", explica Pradas, que añade que aquello significó un cambio en Disney Studios, que eran "el motor de la animación en Estados Unidos en aquellos años": "Marcó el final del sueño de 'todos somos una familia' al  'ahora somos una empresa'".

El título de la novela surgió, explica Pradas, leyendo un titular en los diarios de la época el día después del estreno de ‘Blancanieves’, en 1937. “Decía ‘Tres años para hacerla, un año para disfrutarla y toda una vida para recordarla’. Fue una película que marcó a varias generaciones y que ha quedado en el imaginario. Se preocuparon de animarla con alma, intentando que los personajes animados fueran lo más reales posible. Fue un largometraje muy largo y muy caro. Después, con ‘Dumbo’ (1941), que pilló un momento económicamente delicado para los estudios y un país en guerra, la hicieron más barata: usaron menos personajes y menos colores”. 

Perfil histórico

Con este perfil de novela ganadora, el Premi Ramon Llull continúa la estela de las últimas ediciones en las que los títulos galardonados primaban la ambientación histórica en la primera mitad del siglo XX y una mezcla de personajes reales y ficticios, en una mirada puesta en posicionarse cara a las ventas de Sant Jordi. Han sido los casos del ganador del año pasado, Rafael Nadal, con 'El fill de l'italià' (donde se basaba en el caso real de unos soldados italianos que, durante la segunda guerra mundial, acabaron en la localidad catalana de Caldes de Malavella), el del 2018, donde Martí Gironell regresaba en 'La força d'un destí' al Hollywood dorado de Marilyn Monroe y Paul Newman de la mano del catalán Jean Leon, el del 2017, donde Pilar Rahola volvía a la Setmana Tràgica en 'Rosa de cendra', o el 2016, con Víctor Amela y 'La filla del capità Groc', aunque este se remontaba a una época anterior, a las guerras carlistas. 

Curtida en la literatura infantil y juvenil

Tras centrar su prolífica trayectoria desde los años 90 y durante años en la literatura infantil y juvenil, Núria Pradas se adentró en el mundo adulto con novelas de ambientación histórica como ‘La noia de la biblioteca' (2014), <strong>‘Somnis a mida’</strong> (Columna 2016 / en castellano en Penguin Random House), donde evocaba los inicios, en la Barcelona de los años 30, de la histórica casa de moda Almacenes Santa Eulalia, o ‘La pintora del barret de palla’ (Efadós 2017). "Cuando empecé a escribir para adultos pensé en hacerlo con ojos de mujer, sobre Barcelona y sobre el siglo XX", asume, aunque ahora se haya saltado esta última premisa para trasladar la trama a Estados Unidos.

La novela de Pradas se publicará el 4 de marzo, en catalán en Columna y en castellano en Planeta, además en italiano y portugués.