EL DISCO DE LA SEMANA

Lina y Raül Refree, un viaje al alma del fado

icult

icult / periodico

Jordi Bianciotto, Ignasi Fortuny, Roger Roca, Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El río de la música en el que Raül Fernández lleva bregando desde hace más de 20 años le ha llevado desde el remoto hardcore melódico de Corn Flakes, a finales de los 90, a través del pop de autor de su vehículo personal Refree hasta echar raíces en la canción popular. Menudo viaje. Los géneros tradicionales representan ahora un desafío para el músico y productor barcelonés, dotado de un sexto sentido para las voces, femeninas en particular, como se deduce de sus visionarias alianzas con Sílvia Pérez Cruz, Rosalía y Rocío Márquez, a las que ahora hay que añadir la portuguesa Carolina Rodrigues, conocida para las artes como Lina.

Así como aquellas relaciones salieron de compartir un mismo entorno y de las amistades comunes, el vínculo con Lina lo sugirió la mánager de la cantante, Carmo Cruz, experimentada con artistas como Madredeus y Rodrigo Leão, que intuyó ahí un camino a explorar. El fruto es un álbum en el que Lina expresa su amor por el fado sacándolo de la vitrina y cambiándole el decorado y la relación con el mundo. La liturgia tradicional del género es sustituida por otra: no hay rastro de la guitarra portuguesa y las canciones son sustentadas por marejadas de teclados, en particular el armonio, los sintetizadores analógicos y el piano.

Zumbidos y armonías

Hablar de fado electrónico sería impreciso, ya que se trata de un cruce de sonoridades: dominan las texturas cálidas y orgánicas, que pueden ser un tanto espectrales, a la manera de una Nico, y acercarse a un timbre de 'drone' que haría feliz al último Scott Walker. Lina, que dispone de dos discos como fadista tradicional (a nombre de Carolina), es una cantante de formación clásica e imprime una caligrafía tan pulcra como conmovedora, y a su alrededor, la  fotografía se mueve de un modo inquietante creando paisajes inéditos, con zumbidos sordos y vibraciones ululantes, pero también recurriendo a armonías recogidas y arpegios de piano sencillos y cálidos.

¿El repertorio? Canciones que en su día hizo suyas la gran dama del fado, Amália Rodrigues, y que hablan de pérdidas, añoranzas, miedos, fantasmas y viajes a no se sabe dónde; material con hasta seis o siete décadas de antigüedad que refleja un dolor del alma que cruza la barrera del tiempo. Como en 'Barco negro', un poema de 1954 en la que una mujer no quiere creerse que su amante, pescador, ya no vaya a volver del mar, presagio de la muerte simbolizado por una cruz sobre la roca.

Fado de muerte y fado trascendente, apuntando a la luz detrás de la tiniebla en 'Foi Deus' y la piadosa 'Ave Maria Fadista'. Y cerrando, el homenaje más explicito con 'Voz Amália de nós', una pieza grabada originalmente por el malogrado António Variações, la única del disco en que suena una guitarra (clásica), mostrando otro de los caminos sustanciosos que conducen a Amália. - Jordi Bianciotto

OTROS DISCOS DE LA SEMANA

La expectación por un lanzamiento puede crear frustración. No es el caso de este, el primer largo de uno de los más estimulantes talentos del rap, la neoyorkina 070 Shake (22 años). Aquí desarrolla lo prometido: rimas rocosas y suaves, feroces y apenadas, sobre deseo, rabia, supervivencia... Todo envuelto con su magnética voz cálida y profunda. – Ignasi Fortuny

El contrabajista de Chicago se estrena como líder con un disco arrollador. Por duración (casi una hora y media), por variedad (directos, grabaciones en estudio, infinidad de formaciones), por intensidad (Paul es un vendaval) y por amplitud de miras: del jazz clásico al hip hop, del free al funk, Junius Paul lo puede todo. Menudo arranque. –Roger Roca

En su segundo disco, el grupo pop londinense amplia su paleta sónica (buenos sintetizadores bien dispuestos) y se propone alegrarnos la vida a base de primor melódico y luminosidad general. Las canciones con el título de "Barcelona" siempre suenan a peligro, pero la suya, milagrosamente, es bastante buena. – Juan Manuel Freire

La cantante de 'Estómac', de Clara Peya, y el guitarrista mallorquín le dan la vuelta a las canciones con las que aprendieron música. Piezas populares ('La mort de na Margalida') y clásicas (Schubert, Poulenc), en un epé envuelto en un aura mágica, a la vez inocente e inquietante, con el enrarecido toque de guitarra de David Soler. - J. B.