ESTRENO DE CINE

Crítica de 'Bad Boys for Life': más que mero reciclaje

La tercera película de la saga 'Dos policías rebeldes' logra cargar a los personajes con más envergadura emocional de la que nunca habían tenido

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Bad boys for life'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Bad boys for Life'. / periodico

Nando Salvà

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Se mire como se mire, el mundo no necesitaba esta película. Y es posible, aunque no del todo probable, que ese sea el motivo por el que Michael Bay –que en 'Dos policías rebeldes' (1995) dio a conocer sus señas de identidad estética y en 'Dos policías rebeldes 2' (2003) las exageró hasta acercarlas involuntariamente al terreno de la parodia– ha decidido no situarse tras la cámara en esta tercera ocasión. Y, en todo caso, ni los fans acérrimos de la saga deberían echarlo de menos porque sus sucesores en el puesto, los belgas Adil el Arbi y Bilall Fallah, se muestran francamente hábiles mezclando la comedia con el drama –en ocasiones en la misma escena– y el desarrollo de personajes con la orquestación de grandes coreografías de acción.

Es en estas últimas, y en su tendencia a traspasar la frontera que separa lo creíble de lo absurdo, que el parentesco entre 'Bad Boys for Life' y sus películas predecesoras queda especialmente claro. Por lo demás, Arbi y Bilall no dudan en tomar préstamos de 'Fast & Furious' –es algo justo, considerando que aquella serie no existiría sin haber tenido esta como modelo–, ni en juguetear con los tics estéticos popularizados por Bay con cierta voluntad subversiva. Y en el proceso, sin necesidad de tomarse a sí misma en serio, la película logra cargar a los personajes con más envergadura emocional de la que nunca antes habían tenido, y hacernos empatizar con sus inquietudes acerca de su vejez, su finitud y el incierto lugar en el mundo que ocupan tanto ellos como la saga a la que pertenecen.