ESTRENO DE CINE

Crítica de 'Malasaña 32': la represión y los monstruos

Albert Pintó sitúa su película en los últimos años de la dictadura para reflexionar sobre la represión como generadora de monstruos

Beatriz Martínez

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Hay una cierta tensión entre lo viejo y lo nuevo que sirve para singularizar a 'Malasaña 32' por encima de los clichés que caracterizan el terror contemporáneo. En esa pugna entre el espíritu clásico y los sustos de manual, quizá lo importante sea su habilidad a la hora de utilizar el contexto socio político de los últimos años de la dictadura para extraer no solo la atmósfera de una España que, como dice la protagonista, "huele mal", sino también reflexionar de manera muy ambigua en torno a la represión como generadora de monstruos. Puede que no sea una propuesta especialmente original, pero consigue ser efectiva gracias a la habilidad con que el director Albert Pintó utiliza las herramientas del subgénero de las casas malditas.