LO QUE NO SABÍAS DE...

Los secretos de 'La inocencia' explicados por su directora, Lucía Alemany

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Eduardo de Vicente

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Esta semana se estrena una de esas películas pequeñas que te llegan al corazón, que te transportan a tiempos pasados y que consiguen enamorarte por su sinceridad, su frescura y porque transmite mucha verdad. Se trata de La inocencia, el debut de la directora valenciana Lucía Alemany, rodado en su pueblo natal de Traiguera y protagonizado por la debutante Carmen Arrufat acompañada por dos veteranos de lujo como Laia Marull y Sergi López.

La protagonista es una adolescente que vive en un pequeño pueblo donde pasa el verano con sus amigas de su edad y mantiene una relación con un chico algo egoísta. Su sueño consiste en irse a Barcelona para estudiar disciplinas circenses pero sus padres no están muy de acuerdo. Un hecho inesperado cambiará su vida.

Es una película muy naturalista que sorprende por la espontaneidad de sus jóvenes protagonistas con las que es muy fácil empatizar. Destaca el descubrimiento de Carmen Arrufat, nominada al Goya como actriz revelación con todo merecimiento. Es una chica muy espontánea, con mucha naturalidad y muy creíble, que convence con su interpretación. Te gustaría entablar amistad con su conmovedor personaje para ayudarla. La directora nos explica las anécdotas que se produjeron durante el rodaje.

-La primera vez: “Yo había acabado la universidad, mi segunda carrera, y no conseguí trabajo en el cine hasta que el equipo de El olivo (la película de Icíar Bollaín) vino a rodar a mi pueblo y empecé mi primera película como meritoria de producción. Yo había terminado mi corto 14 anys i 1 dia, que era mi proyecto final de carrera y no había conseguido estrenarlo en ningún festival. Iba a renunciar a mi carrera como directora y centrarme en acercarme a la producción, pues mi carácter caótico y disperso no casa mucho con esta especialidad”.

-Las cartas del destino. “Cuando iba a abandonar pasó algo realmente mágico que supuso un giro de 180 grados. En mi tarea como conductora tenía que llevar al productor Juan Gordon (Celda 211) a la estación de tren de Vinaroz, y le pedí mostrarle mi corto, para saber su opinión. Le dije que quería ser directora y que tenía un guion de un largo (lo que no era en absoluto cierto). Aceptó verlo y se lo mandé por email. Respondió con un simple: “Recibido. Me lo miro el fin de semana”. Y a los 12 minutos, tiempo que dura el corto, me respondió diciendo que íbamos a tener una reunión a la semana siguiente”.

-El cumpleaños más feliz. “Quedamos en la plaza de mi pueblo, era el 8 de junio, día en que yo cumplía 30 años, y ese señor al que acababa de conocer me dijo, concretamente: “Quiero producir una película tuya”. Al día siguiente llamé a Laia Soler y le pregunté si quería invertir su verano en escribir La inocencia, que primero se tituló Lis de Alicia. Lo entregamos en septiembre (pues yo le había dicho a Juan que quería revisar el guion, que no iba a mandárselo tal cual), y en octubre firmamos el pacto. Ese dato mágico o casual, ese fruto del azar o la premonición, ha hecho que siempre confiara en que esta película estaba bendecida. Durante estos cuatro años ha habido momentos realmente duros, momentos de incertidumbre, de no saber, de casi desesperanza, pero me decía a mí misma que no puede ser que la vida sea tan cruel. Habiéndome dicho un productor el día de mi cumpleaños que iba a producir una película mía en el pueblo donde nací: no puede ser que salga mal. Y ese acto de fe, me cuidó y me curó de todo mal”.

-A contrarreloj. “No teníamos mucho tiempo: estábamos a tres meses de rodar cuando empezamos todo, porqué la financiación fue incierta hasta entonces, y las fechas de rodar en agosto inamovibles, ya que teníamos que rodar en fiestas del pueblo. Mientras preparaba el casting junto a Laura Cano, retocaba el guión junto a Laia Soler Aragonés, tutorizadas por Valentina Viso, hablaba con Mar Coll sobre la dirección y preparábamos un presupuesto, plan de producción y un plan de rodaje inicial junto a Isidro Terraza”.

-Buscando a Lis. “Lo más complicado era que debía encontrar a la protagonista, porque Lis debía de existir en algún sitio, solo había que encontrarla. Hicimos un cartel y lo colgamos por institutos, grupos de teatro, gimnasios, escuelas de circo, etcétera (incluso para el personaje del Polaco, repartimos folletos por el MACBA, ya que necesitábamos un skater extranjero). Pedíamos un vídeo de presentación, y Lis no aparecía, sí posibles Saras y Rocíos (sus amigas), pero ninguna nos encajaba con ella hasta que entró el de Carmen Arrufat. La convocamos a un casting, la habíamos encontrado”.

-Una mentira ¿inocente? “Cuando fue a firmar el contrato de rodaje, nos dimos cuenta de que tenía 15 años y no 16, que era lo que exigíamos como condición, nos había mentido. Con lo que, a una semana o dos de rodar, tuvimos que pedir, al judicial, el permiso de menores para autorizarla a que fuera la protagonista de la película. Y no teníamos ningún plan B. Por suerte llegó aprobado y, todos a rodar”.

-Un casting  “El casting de Joel Bosqued, que interpreta a su novio Néstor, también fue especial. Carmen había accedido a hacer de partner para encontrarlo. No solo tuvo que dar las réplicas sino besarse con todos los candidatos a interpretar a este personaje, era importante saber la química que había. Uno de ellos, un actor no profesional, era tal cual el personaje, pero no hubo química con Carmen y aunque ella estaba dispuesta a hacerlo, la cámara lo ve todo y no funcionaba. A muy poco de rodar, la directora de casting, presentó la propuesta de Joel Bosqued. Ella tenía claro que él era perfecto, pero yo no. Le llamamos y lo convocamos en Traiguera. Estaba de vacaciones en Cádiz y en tres días se las ingenió y apareció en el pueblo. Hicimos una prueba y, en menos de 20 minutos, decidí que era ideal porque es profundo, lleno de matices, abierto, espontáneo, ingenioso, natural… Pero necesitaba ensayar las escenas y, sobre todo, ver la química con Carmen. Pasamos todas las secuencias que tienen juntos en las mismas localizaciones donde iban a suceder, ya que en el pueblo es rápido ir de un sitio a otro, y así fue como aproveché para ver también la puesta en escena, durante un casting que duró cuatro horas.

-Un susto para empezar. “Acabábamos de mirar el atrezzo justo esa misma tarde, era el viernes antes de rodar. Era de noche y yo ya dormía y me vino a despertar una amiga del pueblo. El director de arte había tenido un paro cardíaco y la ambulancia estaba en proceso de reanimarlo. Lo consiguió y lo llevó a urgencias en Vinaroz. Había entrado en coma, pero al día siguiente se despertó. Todo fue bien, él no pudo incorporarse pero la ayudante de arte tomó el relevo. Fue realmente fuerte, porque estuvimos un buen rato en la plaza, con mucha incertidumbre, aquellos minutos en que la ambulancia estaba reanimándolo fueron muy intensos”.

-Una alegría para acabar.”Fue muy bonito cuando, en San Sebastián, el director de arte y su mujer vieron la película. Pudo ver todo su diseño plasmado en pantalla y estaba feliz. Hizo el diseño y vio el resultado, sin ver el proceso, y en la fiesta posterior no paraba de decirme que estaba súper contento al ver como habían quedado todos los decorados, repetía con ilusión que el baño de la discoteca que habían ideado entre él y el director de fotografía (en homenaje al baño de Twin Peaks) era exactamente como tenía que ser, le impactó que todo fuera tal como él había imaginado. Para él lo más especial fue la casa de Remedios Naturales. Insistió en cómo debía ser ese espacio lo tenía claro y le encantaba lo que había diseñado. Con el rodaje ya empezado y ya casi a mitad, encontramos la localización, quedó exactamente como él la había ideado. Fue muy bonito ver su cara de satisfacción y sorpresa el día del estreno, celebrándolo en la fiesta junto a la bahía de la Concha”.

-No se lo cuentes a mamá. “Mis padres no sabían de qué iba la película, porque no me atrevía a destapar un tabú tanto tiempo guardado en mi casa. Sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo pero no veía la hora hasta que mi amigo Rodrigo, de Traiguera, que trabajaba de meritorio de producción se enteró del argumento y alguien le dijo que era una historia real. No se le ocurrió otra cosa que encontrarse a mi madre por la calle y preguntarle si eso era verdad, que lo que cuenta la historia me había pasado a mí cuando tenía 17 años. Mi madre me dijo: “Mira lo que me ha dicho Rodrigo”, y yo le contesté: “Pues mira, me ha hecho un favor, porque así ya queda dicho”.

-La inocencia de una mentira. “Fue muy divertido para mí cuando rodamos la escena del autobús, en la que Rocío le dice a Sara que su madre es bruja y que guarda la regla en un bote en la nevera. Para mí era obvio que Sara tenía que negar que su madre era bruja, lo de la regla tenía que rectificarlo, para Estelle no era tan obvio que Sara negara que su madre era bruja. Ella quería afirmarlo y decirlo orgullosa: “Pues sí, mi madre es bruja, curandera, médium, terapeuta, o lo que fuera”. Estelle no entendía por qué el personaje de Sara estaba mintiendo ante algo que era cierto. Fue muy hermoso darme cuenta de cuanta inocencia había detrás de eso. Estelle es una persona muy sincera y transparente y le costaba pillar ese retorcimiento del personaje”.

-Un descubrimiento de última hora. “Remedios Naturales es Sonia Almarcha. Cerramos el casting en la tercera semana de rodaje y Sonia debía rodar en la semana cinco, la última. Vino para una prueba de vestuario rápida, cuatro días antes de rodar y no nos volvimos a ver hasta el primer día de rodaje. La noche que Sonia llegó para dormir en Traiguera, a las diez de la noche (rodábamos al día siguiente con ella) nos fuimos a ver a un brujo le enseñó a poner rapé (lo que le pone Remedios a Lis). Nos dejó su pipa y su rapé y le explicó a Sonia exactamente para qué servía. Al día siguiente, Carmen Arrufat tuvo que tomar tres tomas de rapé para tres tomas de vídeo, administradas por Sonia Almarcha”.

-Un regidor muy religioso. “Durante los días de rodaje, el cura anunciaba en las misas nuestro planning y de la semana. Detallaba las calles donde rodábamos para que quitasen los coches, o los disturbios que causaríamos como rodar en la procesión, la verbena o el toro, o las necesidades de figurantes que pudiéramos tener en un sitio exacto a una hora concreta, y animaba a los asistentes a participar en todo y a tener paciencia. Al mismo tiempo, en el bando del pueblo, que son unos altavoces que suenan por todo la localidad y donde se cuentan las noticias diarias, anunciábamos también las necesidades que tendríamos ese día para el rodaje”.

-Vestidas de inocentes. “El día del estreno en San Sebastián, yo me había vestido como si fuera a una gala y resulta que nosotras estrenábamos en Nuevos Directores, no en Sección Oficial, con lo que mi vestuario era totalmente inapropiado. Pero no fui la única, porque el resto de actrices jóvenes me preguntaron cómo tenían que ir vestidas, y yo, muy convencida, les dije que con vestido de gala. Así que allí nos presentamos, llegadas del pueblo, total y absolutamente inocentes”.