Harry Nilsson, un tesoro rescatado 25 años después

Quizá el nombre de Harry Nilsson no suene familiar en estos preludios del año 2020, pero es difícil ignorar dos canciones universales asociadas a su voz: 'Everybody’s talkin'', de la película 'Cowboy de medianoche' (1969), original del trovador folk-rock Fred Neil, y la 'hiperbalada' 'Without you', que compuso el grupo Badfinger y que Nilsson convirtió en éxito en 1971 (cadena que siguió dos décadas más tarde con la versión de Mariah Carey). Su sentido pero no impostado registro vocal marcó estilo, si bien él fue, sobre todo, un extraordinario compositor con un instinto pop aventurero y raíces en las músicas anteriores al rock’n’roll, en el folk y el blues. El cantante favorito de Lennon y McCartney, según declararon en alguna ocasión, y un talento que perdimos de un infarto a los 52 años, en 1994.

Han tenido que pasar otros 25 para que vea la luz por sorpresa un disco que resulta ser el contenedor de las canciones póstumas del músico neoyorkino. O, dicho de otra manera, el primer álbum de Harry Nilsson con canciones inéditas desde hace casi cuatro décadas. Un pequeño milagro. Recordemos que, después de publicar 'Flash Harry' (1980), Nilsson se apartó de la primera línea del espectáculo e invirtió sus energías en denunciar la venta de armas en Estados Unidos (impresionado por el asesinato de su amigo Lennon, con quien en 1974 había compartido el álbum 'Pussy cats') y en componer material para el cine y la televisión.

Un embrujo atemporal

Él iba a contracorriente de las tendencias del momento, y esas canciones ahora exhumadas y arregladas no hicieron entonces dar botes de alegría a los ejecutivos discográficos. Remiten a un imaginario sonoro refinado, de una nobleza neoclásica: el perezoso exotismo de 'U.C.L.A.', el carácter de Nueva Orleans en 'Animal farm' y el encantamiento sutil de esas perlas llamadas 'Lullaby' y 'Love is the answer', a las que cabe sumar la versión de 'What does a woman see in a man', de Jimmy Webb. Nilsson osó reivindicar a Yoko Ono: bella apropiación de 'Listen, the snow is falling', pieza de los días de la Plastic Ono Band.

Nilsson falleció dejando esas canciones en forma de maquetas, y con el tiempo (mucho tiempo), su amigo y productor Mark Hudson (colaborador de Ringo Starr, el coautor de 'Livin' on the edge', de Aerosmith) las ha convertido en canciones majestuosas añadiendo pistas de músicos selectos. Por ejemplo, baterías de Jim Keltner, un piano de Jimmy Webb, un acordeón de Van Dyke Parks y bajos del hijo de Harry, Kiefo Nilsson. Con todo ello, 'Losst and founnd' suena como un genuino álbum de Harry Nilsson y nos recuerda que, después de todo, su sonoridad no está tan fuera de época, o pensemos en el estilo de composición de creadores como Rufus Wainwright o Mac DeMarco, o en el reciente Bruce Springsteen de 'Western stars'. - Jordi Bianciotto

OTROS DISCOS DE LA SEMANA

Ningún grupo se parece a Los Guachos, porque nadie se parece a Guillermo Klein. El compositor argentino lidera un 'ensemble' de primera con sede en Nueva York que ocupa un espacio propio entre el jazz, lo contemporáneo y el folklore latinoamericano. En 'Cristal' reimagina los tangos de Gardel con una caligrafía sofisticada, única y libre de tópicos. - Roger Roca

El rapero grime que sustituyó con éxito al detenido A$AP Rocky en el último Sónar reafirma su  poder en un segundo álbum de gran diversidad estilística y anímica, con momentos de  bravuconería seguidos de otros de frustración o culpa; escúchese el tema sobre infidelidad (propia) 'Lessons'. Eficaz de principio a fin. – Juan Manuel Freire

Cecilio G hace música sin nunca mirar por el retrovisor. En su tercer trabajo en un año –más otro con su vertiente punk- recrudece su trap hecho desde las vísceras, sin destilar e incómodo para muchos. A cada canción nueva, el barcelonés aumenta su autoridad en lo urbano. Algo que refuerza esta 'mixtape' en la que colaboran artistas con horas de calle como Yung Beef, El Mini o Papi Trujillo.  - Ignasi Fortuny

Combatiendo la inercia de reivindicar lo más antiguo, el guitarrista reúne grabaciones de su era madura (1997-2017), atalayas en las que confluye la exquisitez dactilar y la profundidad poética vía Ovidi, Sagarra o Vinyoli. Aunque su voz serena se basta y sobra, da paso a cómplices como Sílvia Pérez Cruz en 'El corazón es agua'. - J. B.