CRÍTICA DE LIBROS

'La historia universal': seguimos navegando

La escritora escocesa Ali Smith ofrece en 'La historia universal' una ejemplar colección de relatos

La escritora escocesa Ali Smith

La escritora escocesa Ali Smith / periodico

Sergi Sánchez

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De una mujer que vivía junto a un cementerio a una mosca que descansaba en el lomo de un ejemplar de 'El gran Gatsby' en una librería de segunda mano puede haber todo un mundo por explorar. Sobre todo cuando ese ejemplar ha viajado a través de varias vidas, de manera tan atolondrada y arbitraria como la mosca que vivirá ¿cuánto?, a lo sumo veinte días entre volúmenes polvorientos. En el magnífico 'La historia universal', que inaugura y titula esta ejemplar colección de relatos de Ali Smith, la novela de Scott Fitzgerald duplica su utilidad: por un lado, como soporte material de la literatura se transforma en parte de una instalación artística efímera, y por otro, la frase que la clausura se erige como lema de todos aquellos personajes que desfilarán por el libro de Smith. “Seguimos navegando”, escribía el autor de 'Suave es la noche'. Y ahí siguen la librera que tuvo miedo de un neonazi; la mujer que se enamoró de un ciruelo; la chica que se encontró con la Muerte y volvió a casa andando, entre las voces de la noche; la camarera de una hamburguesería que hace frente a unos atracadores con tijeras de podar; o aquellas que creen que los espectros de una banda de gaiteros las persiguen sin respiro. Todas ellas navegando sin ser conscientes de ser tan vulnerables como una masa de cartón a punto de desvanecerse en el agua.

Sabemos que un buen relato es la crónica de un misterio. Así son los cuentos de la escocesa Ali Smith, misterios que, desde un humor esquinado o perturbador, observan una vida en estado de suspensión. No importa que tales cuentos se diviertan haciendo visible su dispositivo, desmadejando su construcción (como en el citado 'La historia universal' o 'Erosión'), o que utilicen su opacidad como un modo de hacerse más imprevisibles, coqueteando con el rechazo a un argumento convencional en favor de una epifanía simbólica y extraña ('Rápido'). A veces pueden ser tan lacónicos como un relato de Chéjov Carver, si no fuera porque Smith no parece tan interesada en el desencanto o la frustración, y hay una cierta exuberancia en su manera de captar la rareza que flota en el aire.

A ratos pueden ser una versión suavizada de los mejores cuentos de Lorrie Moore, sobre todo en el modo en que sus argumentos se comban como cucharillas bajo el influjo de un mago, o en el modo en que los personajes se definen desde un ingenio atroz, a la vez conmovedor y cruel. Hay una sensación de unidad en el volumen, a pesar de que los relatos parezcan muy heterogéneos, acaso lograda por la progresión temporal que los sitúa, de invierno a invierno, con las estaciones cambiando a ras de luz. En los cuentos favoritos de este crítico (los ya citados 'La historia universal' o 'Rápido', también 'Al calor de una historia', o tres mujeres buscando el confort de la narración oral el día de Nochebuena) hay, también, la impresión de que Smith siente una honda ternura hacia sus personajes, por muy excéntricos que nos parezcan, atrapados como están en una red de accidentes que desafían la lógica de la causa-efecto.

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