RESUMEN DEL AÑO CULTURAL

Las cinco mejores exposiciones del 2019

Marclay, Viola, Beckmann, Picasso y Maspons brillan con luz propia en una temporada rica y variada

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Mauricio Bernal

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Ha sido un año rico y variado en el universo de los museos y salas de arte de Catalunya, que a pesar de las dificultades financieras (las que dependen del dinero público) han modelado una programación de alto nivel. De Christian Marclay a Bill Viola pasando por Max Beckmann, Pablo Picasso y Oriol Maspons, he aquí las cinco exposiciones más notables del año que termina. 

5. 'ORIOL MASPONS, LA FOTOGRAFÍA ÚTIL'

La obra del renovador fotógrafo catalán, uno de los grandes del siglo XX, es objeto de la amplia retrospectiva 'Oriol Maspons, la fotografía útil', que permanecerá abierta hasta el 12 de enero en el MNAC. De la Gauche Divine a Las Hurdes, de la Eivissa de los años 50 al barraquismo de la Barcelona de la posguerra y al terremoto de Managua de 1972, la exposición se adentra en el universo de este artista que entendía la fotografia como "notaria de su tiempo", según la comisaria de la muestra, Cristina Zelich. Un placer.

4. 'PICASSO POETA' Y 'PABLO PICASSO-PAUL ÉLUARD, UNA AMISTAD SUBLIME'

Ha apostado por descubrir una faceta apenas conocida de Pablo Picasso el museo de la calle de Montcada en las que seguramente son sus dos exposiciones más atractivas del año que termina, 'Picasso poeta' y 'Pablo Picasso-Paul Éluard, una amistad sublime'. Dos muestras preñadas de literatura, porque el pintor malagueño exploró ampliamente esa vertiente suya –y la primera muestra lo refleja– y porque su relación con Éluard lo era, al menos en parte: literaria. Dos exposiciones hermanas que el museo invita a ver como un todo, y que estarán abiertas hasta marzo.

3. 'FIGURAS DEL EXILIO'

"Artista degenerado" en la delirante Alemania de Adolf Hitler, exiliado en Holanda y luego en EEUU, arisco cuando trataban de clasificarlo en una u otra escuela –es decir, libre–, Max Beckmann fue objeto de una rigurosa monográfica en el recinto del CaixaForum que descubrió al público barcelonés una cincuentena de obras de este artista comprometido con su tiempo, "el zeitgeist’ de su época", según el comisario de la exposición, Tomàs Llorens. Un artista "duro, innovador, excitante, dramático y terrible", lo describió.

2. 'BILL VIOLA. ESPEJOS DE LO INVISIBLE'

Bill Viola nunca había sido objeto de una exposición monográfica en Barcelona y la Fundació Catalunya La Pedrera vino este año a subsanar ese error. 'Bill Viola. Espejos de lo invisible', que extiende sus tentáculos por centros culturales de Girona, Lleida, Vic y Montserrat, propone un recorrido por 40 años de vida artística del trascendental videoartista neoyorquino a través de piezas emblemáticas como 'The reflecting pool', 'Incrementation' y la fabulosa serie 'Martyrs'. Aún hay tiempo de visitarla: cierra el 5 de enero.

1. 'COMPOSICIONES'

Puede que la mejor manera de describir el arte de Christian Marclay sea echando mano de su principal virtud: su capacidad de hipnotizar. Es hipnótico el artista suizo-americano y lo demuestra una y otra vez, por supuesto con su más célebre obra, 'El reloj', o en Venecia, donde presentó este año su más reciente trabajo, '48 war movies', o en Barcelona, donde el Macba le dedicó una extraordinaria monográfica, 'Composiciones', fascinante viaje por una serie de piezas unidas en torno a una especie de condición mágica: su espíritu sonoro. Sí: las piezas, desde su silencio, sonaban. Ha sido interesante, ha sido divertido, ha sido una suerte tener al prestidigitador Marclay por aquí.

La muestra, que permaneció abierta en el museo de arte contemporáneo del Raval entre abril y septiembre, invitaba al espectador a disfrutar con obras como 'Video quartet' –digamos que la obra magna de la exposición–, un cuarteto hecho de imágenes y sonidos donde Marclay 'epustuflaba' con su talento para ordenar y desordenar, para ser estético y musical, para ser hipnotizador. No eran menos sugerentes obras como 'Manga scroll', 'Zoom zoom', 'To be continued' o 'Ephemera', de cuyas cualidades sonoras hablaba el hecho de que eran descritas con el mismo epígrafe: partituras sonoras. Sin dejar de mencionar, por supuesto, la inmersiva 'Surround sounds', que llevaba al paroxismo uno de los temas predilectos –cómo no– del artista: la onomatopeya.