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'Mujercitas': un clásico puesto al día

La directora Greta Gerwig adapta la popular novela de Louisa May Alcott en una refrescante versión que potencia su trasfondo feminista

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Mujercitas'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Mujercitas' / periodico

Beatriz Martínez

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Es uno de los clásicos literarios más queridos por el gran público y con el tiempo se ha convertido en todo un referente dentro de la cultura popular. Más de doce adaptaciones, una serie de anime, representaciones teatrales… y es que, aunque en su momento fuera considerada como una lectura menor y «para chicas», 'Mujercitas' ha tenido un significado especial para varias generaciones que han convertido a Josephine March en icono por razones diferentes dependiendo de los tiempos y las circunstancias.

Cada uno tiene una representación en su cabeza de lo que significa este personaje (rebelde, soñadora, luchadora, artista), pero las nociones de libertad y pasión siempre aparecen presentes. La directora Greta Gerwig también quería ser de pequeña Jo March y escribir como ella historias. Leyó Mujercitas cuando tenía 13 años y el gusanillo de la creación se incrustó en ella para siempre.

Quizá por esa razón, desde hacía mucho tiempo había fantaseado con la idea de hacer una adaptación cinematográfica. No una adaptación cualquiera, sino su adaptación, en la que pudiera reinterpretar la historia desde su punto de vista sin necesidad de cambiar las palabras, pero sí revelando algunos de sus significados menos obvios. 

Se unió al proyecto en el 2016 cuando Sarah Polley lo abandonó para hacerse cargo del guion de la adaptación de la novela de Margaret Atwood 'Alias Grace'. Fue entonces cuando tuvo claro de lo que quería hablar: sobre la identidad, sobre ¿quién soy?, pero también sobre la relación entre el arte y la ambición, sobre el matrimonio dentro de una sociedad patriarcal y la independencia económica. En definitiva, sobre las cadenas que nos atan y sobre las que nos hacen más libres.

Feminismo en primer término

Aunque este trasfondo feminista siempre estuviera allí, es la primera vez que se sitúa en primer término. Es una de las razones que sedujeron a Saoirse Ronan a la hora de meterse en la piel de la explosiva Josephine March, reactualizar de alguna forma el trabajo que hizo Katherine Hepburn en 'Las cuatro hermanitas', de George Cukor, en 1933 y aproximarlo a las nuevas generaciones. «Reconozco que he visto más la versión de los años 90 protagonizada por Winona Ryder, pero el espíritu indómito de Jo ya lo plasmó Katherine Hepburn, una mujer y una actriz siempre adelantada a su época», nos contaba Ronan en la presentación de la película en París. 

Otra de las novedades que nos ofrece esta adaptación tiene que ver con la estructura. Aunque Gerwig es fiel a la voz original de Alcott, reconstruye la novela liberándola de su linealidad y transformando muchos eventos inolvidables de March en recuerdos y material de inspiración. La directora opta por quedarse con la perspectiva adulta, y que lo relacionado con la niñez de las protagonistas pertenezca al pasado, pero un pasado que dialoga con el presente a modo de espejo, porque, como dice la directora, «siempre caminamos junto a nuestros yos más jóvenes».

Visualmente Gerwig imaginó una estética basada en los cuadros de la época, desde los impresionistas europeos al maestro americano Winslow Homer, para capturar la épica que hay en los actos más cotidianos. Pero también quería que la película estuviera atravesada por una energía joven y fresca, que la cámara diera vueltas alrededor de los personajes como si fuera un torbellino y que la narración fuera ágil y contemporánea.

Al mismo tiempo decidió, junto al director de fotografía, Yorick Le Saux ('Yo soy el amor') rodar en celuloide para crear una conexión con el proceso fotoquímico de 1861 y en escenarios naturales, en localizaciones de Concord, Massachusetts, un lugar que albergó a escritores y pensadores como Henry David Thoreau o Nathaniel Hawthorne. 

Un reparto de lujo

Además de repetir con Saoirse Ronan después de su fructífera colaboración en su ópera prima, 'Lady Bird', Gerwig vuelve a contar con Timothée Chalamet que aquí se mete en la piel del eterno amigo y enamorado secreto de Jo, Laurie. «Timmy es más…» (Saoirse hace un gesto revolviéndose el pelo). «Y yo demasiado obsesiva y centrada, así que hacemos una buena combinación».

Emma Watson se convierte así en la responsable y familiar Meg, Eliza Scanlen en la delicada Beth y Florence Pugh le da la vuelta al personaje de Amy March dejando a un lado el carácter repelente presente en otras adaptaciones. Laura Dern encarna a la matriarca Marmee, Meryl Streep es la tía March y Louis Garrel, un mucho más joven y apuesto profesor Friedrich Bhaer.