CRÓNICA DE CLÁSICA

Savall ilumina el Palau de la mano de Bach

El director catalán revisó en dos jornadas las seis Cantatas del Oratorio de Navidad

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Pablo Meléndez-Haddad

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Johann Sebastian Bach nunca pensó que casi tres siglos después de su muerte la Navidad se celebraría con parte de su obra, específicamente con su fragmentado Oratorio navideño, un ciclo de seis Cantatas con textos probablemente de Picander inspirado en las escrituras bíblicas y en himnos propios de la tradición luterana. Gran parte de la música fue originalmente escrita para otras composiciones, casi todas profanas, que su genio supo reciclar y adaptar a textos en torno a la natividad de Jesús. Una selección de estas Cantatas son las que se programan en estas épocas sobre todo en América –de Norte a Sur– y en Centroeuropa.

En España ha arraigado celebrar estas fechas con 'El Mesías' de Händel escrito para Pascua, no para Navidad. El caso es que las obras bachianas comienzan a tomar peso en la tradición local y nadie mejor que Jordi Savall al mando de sus acreditados conjuntos para sentar cátedra en este magistral ámbito. Y lo ha hecho dirigiendo en el Palau la integral de las seis Cantatas –algo muy poco habitual–, comenzando el martes 17 con las ideadas por Bach para los tres días de Navidad -25, 26 y 27 de diciembre, las más programadas en todo el mundo- 'Jauchzet, frohlocket, auf, preiset die Tage', 'Und es waren Hirten' y 'Herrscher des Himmels, erhöre das Lallen'.

Oportunidad perdida

Al día siguiente, el miércoles 18, el programa se constituyó con ‘Fallt mit Danken, fallt mit Loben’ (la ‘Cantata de la circuncisión’, para el día de Año Nuevo), ‘Ehre sei dir, Gott, gesungen’ (para el primer domingo después de Año Nuevo) y ‘Herr, wenn die stolzen Feinde schnauben’ (para la Epifanía, el 6 de enero, aquí día de Reyes). Savall asumió las obras con su sabiduría habitual, con rigor y creatividad tímbrica y dramatúrgica, aprovechando las posibilidades de los diversos diálogos entre solistas, instrumentistas y coro en momentos como los que crea el aria 39, para soprano y ‘eco’, apostando por efectos casi teatrales. Para ello contó con la excelencia de La Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nations, ambos grupos en espléndida forma.

Entre los solistas destacó la voz y expresividad del tenor Martín Platz, efectivo y comunicativo, aunque más en los recitativos del Evangelista que en las arias.

Una vez más el Palau dejó de lado la selección de solistas convirtiendo una velada que podría haber sido histórica en solo un concierto más.