JUICIO LITERARIO

Nuevo episodio del culebrón judicial póstumo de Roberto Bolaño

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Elena Hevia

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Cabe esperar que un choque de manos afectuoso y con un punto de burlona camaradería como el que este martes intercambiaron el agente literario internacional Andrew Wylie y el editor español de más prestigio, Jorge Herralde, debería tener como escenario un lujoso hotel de Fráncfort en plena Feria del Libro. Pero no, ocurrió en L’Hospitalet de Llobregat en la puerta de acceso al Palau de la Justícia y aunque uno y otro intercambiaron impresiones jocosas  - "hombre, Andrew, ¿qué haces en este país?", "es que me he equivocado de avión, Jorge"­-, por debajo latía la tensión de una historia que ha desembocado en uno de los juicios literarios con trasfondo editorial más esperados. El que enfrenta a la viuda de Roberto Bolaño, Carolina López, contra el que fuera amigo de su marido, el crítico Ignacio Echevarría. A quien el  autor de ‘Los detectives salvajes’ dejó como "referente en sus asuntos literarios" y quien a la muerte del autor actuó como editor ejecutivo de sus tres primeros trabajo póstumos -incluida su obra maestra ‘2666’- y a quien posteriormente López apartó de esas funciones. Echevarría además aparece como personaje en la novela ‘Los detectives salvajes’ bajo el nombre de Iñaki Echevarne. Para no dejar un dato importante para el final, hay que decir que la fiscal ha desestimado el caso en espera de que finalmente el juez lo haga también o dicte una sentencia inculpatoria.

En el elenco de esta historia a la que muchos tildan ya de culebrón hay que mencionar al agente literario más pertinaz y agresivo del planeta, Wylie, al que no en vano llaman ‘El Chacal’, que ha acabado gestionando los derechos indiscutibles de la viuda y los hijos de Bolaño, Lautaro y Alexandra; al gran editor Jorge Herralde, que pasó de encumbrar internacionalmente al escritor a perderlo de su catálogo por asuntos que muchos califican de "ajenos a los intereses de la propia obra y a los expresados por el propio Bolaño" y, por último pero quizá más importante, como se verá, a la que fuera la última compañera del autor de ‘Llamadas telefónicas’ en los últimos seis años de su vida, Carmen Pérez de Vega, a la que Carolina López ha intentado borrar de la historia oficial a golpe de denuncia. De hecho, un juicio contra Pérez de Vega se falló en marzo del 2019 reconociendo su relación de pareja con Bolaño pero conminándola a no hablar públicamente de la misma y obligándola a pagar 35.000 euros, una cantidad irrisoria para Carolina López pero prohibitiva para la demandada. Sin embargo, esa sentencia ha sido recurrida en la Audiencia Provincial de Barcelona por ambas partes.

En el juicio de ayer,  el tema Pérez de Vega sigue siendo la almendra de las querellas. El detonante fue un artículo publicado en la revista ‘El Cultural’, en el que Ignacio Echevarría a raíz de la publicación del inédito de Bolaño ‘El espíritu de la ciencia ficción’ mostraba su desacuerdo con la forma en la que estaban siendo publicados los inéditos, sin una contextualización clara que los identificara como obras no terminadas -una opinión a la que también se había sumado ‘The New York Times’ en un artículo- y explicaba con detalle su entendimiento con Pérez de Vega, buena conocedora de la obra de Bolaño, a la que acudió para consultarle algunas dudas que tenía respecto a las ediciones que asumió. 

Esto sucedió después de que cualquier agradecimiento o velada alusión a Pérez de Vega que apareciera en los primeros trabajos sobre el autor fuera respondida por Carolina López con una prohibición directa a su publicación y con la retirada de la confianza a Echevarría y años después a Jorge Herralde tras informarle a través de Wylie de que existía una oferta mejor en Alfaguara pero sin darle la oportunidad al veterano editor a mejorarla.

Como material de la querella, además del artículo de ‘El Cultural’, también se considera una carta abierta publicada en el diario 'El País', en respuesta a una de Carolina López en la que negaba haberse marchado de Anagrama de forma "impulsiva o vengativa" y negaba la relación de su marido con Pérez de Vega.

Oponentes civilizados

Esas son las circunstancias en las que Wylie, desplazado de su feudo neoyorquino a L'Hospitalet, testigo de la viuda, y Jorge Herralde, por parte de Echevarría, chocaron los cinco, y actuaron como civilizados oponentes. Por parte de Carolina López, también se esperaba la presencia como testigo de Pilar Reyes, antigua directora de Alfaguara y actual directiva de la división literaria del grupo Penguim Random House, que excusó su asistencia por un viaje inoportuno.

Poco antes de que se le llamara a testificar, Herralde se mostraba orgulloso de que a sus 50 años de trayectoria y con un catálogo de 4.000 títulos nunca hubiera tenido que acudir a un juicio hasta el momento, si se exceptúa  aquel momento en los 70, en tiempos de lucha antifranquista, cuando estuvo a punto de ser juzgado por rebeldía y la querella no prosperó.

Wylie defendió que el traspaso de los libros de Anagrama a Alfaguara obedecía únicamente a razones económicas y mencionó a Carolina López como una de esas viudas con las que resulta fácil meterse a la muerte del marido. Sin embargo, el abogado de Echevarría -su hermano Javier- sostiene que, ante las acusaciones de la viuda de vulneración al honor y a la intimidad familiar, él lo hizo con afán meramente opinativo. "Si Echevarría mencionó en su artículo a Carmen Pérez de Vega fue porque muchas de las actuaciones cuestionables de Carolina López estaban influidas por ese tema. La acusación habla de hechos falsos en los artículos, pero aquí no hay hechos falsos, solo opiniones".

Previo a la venta

En los pasillos de la Ciutat de la Justícia, Herralde evocaba cómo previo a la decisión de Carolina de vender a Alfaguara, una abogada del bufete que llevaba los temas legales a la viuda se presentó ante el editor con la propuesta velada de que si hacía una declaración pública negando la existencia de la relación entre Bolaño y Pérez de Vega, podría haber una posibilidad de que no perdiera sus derechos. "La de Bolaño y Pérez de Vega era una relación emocional muy próxima y yo tuve la suerte o el infortunio de ser presentado por Bolaño a Carmen Pérez de Vega, y lo hizo como su novia".

Respecto a las acusaciones de la viuda querellante a Echevarría achacándole lucrarse como ‘editor’ de los libros póstumos, Herralde ha entresacado de la demanda el dato de que este cobró 1.000 euros por esa tarea. "Cuando Carolina López decide apartar a Echevarría del legado, se pone en contacto con él a través de la agencia Balcells pidiéndole una minuta de sus trabajos por los que no había cobrado nada. Y él en un gesto elegante le pasa un factura de 1.000 euros, poca cosa si se tiene en cuenta la labor realizada. ¡Y ahora lo aportan como prueba de que se estaba lucrando!". Fin, por ahora, de la temporada. El culebrón continuará.