RODAJE EN VALENCIA

El asesinato de Guillem Agulló se hace película entre amenazas

Carlos Marqués-Marcet, a la izquierda, en el rodaje de 'La mort de Guillem'

Carlos Marqués-Marcet, a la izquierda, en el rodaje de 'La mort de Guillem' / periodico

Nacho Herrero

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Han tenido que pasar 26 años desde el asesinato del joven antifascista Guillem Agulló para que se haga una película de uno de los crímenes más sonados de la ultraderecha en la España democrática en buena parte porque el miedo y el odio que despertó el caso no se han disipado aún. 

Las pintadas con los ‘Guillem jódete’ han vuelto al barrio donde viven sus padres en Burjassot y cuando se rodaba en esta localidad pegada a Valencia la recreación de la manifestación que hubo tras el asesinato, una mujer les recriminó a gritos el supuesto homenaje.

“Aquí notas cierta violencia fuerte”, admite el director de 'La mort de Guillem', el barcelonés Carlos Márqués-Marcet. “El rodaje vive bajo la amenaza permanente”, confirma Rafa Molés, uno de los productores. Esa sensación que un cuarto de siglo después aún impregna todo, obligó a cambiar a quien iba a ser Guillem.

“Dos días antes de comenzar los ensayos, el chico al que habíamos elegido nos dijo que no podía hacerlo porque tenía miedo de ser otro Guillem”, recuerda Marc Roma, otro de los responsables de esta 'tv-movie' de, entre otros, À Punt Media y TV-3 que parte con un presupuesto de 850.000 euros aún por completar.

Yannis Collado, el joven de 22 años que finalmente interpretará en la ficción al militante asesinado, fue elegido en un casting entre integrantes de los movimientos antifascistas valencianos por lo que, pese a no haber nacido en aquel 11 de abril de 1993, conoce bien la figura heroica que se ha creado de Agulló pero se tuvo que acercar a Guillem.

“Conocer a la familia fue algo complicado porque todo el mundo dice que me parezco a Guillem y la situación era difícil pero ellos hicieron que fuera fácil. Hay otro Guillem, el de su casa, que era un ‘bon xiquet’”, explica.

Marqués-Marcet dirige este largometraje de denuncia política sin renunciar al intimismo que mostró en ‘10.000 KM’ o en la reciente ‘Els dies que vindran’, ganadora en el último festival de Málaga. “Para mí no existe lo íntimo sin lo político ni lo político sin lo íntimo”, apunta el catalán, que desveló cómo la familia les ha cedido los recuerdos de su hijo o la bandera que colgaba en su dormitorio. 

Su duelo es uno de los protagonistas como también lo es el mito creado. “La muerte no era suficiente para entender la figura. Siempre me ha interesado ver cómo se construyen las cosas, ver a Guillem como símbolo de la lucha y también como un chico de 18 años. Obviamente los mártires se hacen después de muertos”, reflexiona. Tan duro fue todo aquello que reconoce que han tenido que rebajar el dramatismo para mantener la credibilidad.

La victoria final

De visita en el rodaje, Guillem Agulló padre reconoce que con la película “la herida se abre un poco pero sale sangre limpia que ayudará a acabar de cicatrizar”. 

Mientras habla se graba la escena del juicio que condenó al confeso asesino a penas mínimas y que obvió todo componente político en el crimen, una imagen contra la que la familia lleva años luchando. “No podíamos quedarnos en casa, bastante mierda le echaron ya en el juicio”, recuerda Carme Salvador, la madre de Guillem. 

“La película nos permite llegar a mucha gente a la que no podríamos acceder para explicar la verdad y que se sepa que no fue una pelea entra jóvenes sino un crimen político. El asesino tenía una ideología, luego se presentó por Alianza Nacional, y Guillem también. Él era antirracista, antifascista e independentista”, enumera. 

“Ellos han ido ganado con la sociedad durante estos 25 años un juicio que perdieron”, apunta Molés. Ahora quieren trasladar ese triunfo a la pantalla grande.