LO QUE NO SABÍAS DE...

La directora Belén Funes nos cuenta las anécdotas de 'La hija de un ladrón'

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Eduardo de Vicente

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Ya está en las pantallas una de las películas sorpresa del año. Se trata de La hija de un ladrón, el debut en el largometraje de la realizadora catalana Belen Funés protagonizado por Greta Fernández, su padre Eduard Fernández y Alex Monner (La próxima piel).  La protagonista es una chica que intenta salir adelante trabajando como limpiadora en el extrarradio de Barcelona y cuidando en solitario de su bebé. Mantiene una tensa relación con su padre, un expresidiario con el que tiene muy mal rollo, y quiere obtener la custodia de su hermano pequeño para que viva con ella.

El filme constituye un pequeño homenaje a las mujeres humildes trabajadoras representadas por la protagonista. Es muy realista y no hace concesiones. Destaca por la relación de amor/odio entre el padre y la hija. Él intenta ganársela y ella, a veces, le da la oportunidad de acercarse pero el padre siempre la decepciona y le falla. Es un personaje que te conmueve porque ves que necesita sentirse querida y ni su padre, ni el padre del bebé (un Àlex Monner poco reconocible) le dan lo que necesita. Frente a ello, para protegerse ha adoptado una actitud dura con la que vive siempre. La directora nos explica las curiosidades del filme.

-No es un remake,“El punto de partida fue el corto que hice en el 2013, Sara a la fuga. Ambas películas están hermanadas y comparten el personaje central. Cuando rodé el corto no tenía ni idea de que haría un largo sobre esta chica. Ni había pensado en ella haciéndose mayor ni me la había imaginado con la cara de Greta. La protagonista del corto, Dunia, no tuvo interés en seguir con la interpretación, lo hizo por mí ya que nunca había actuado. Para mí, el tema moría con Sara a la fuga, pero tenía ganas de hablar de la familia, fui creciendo y me di cuenta de que lo que me apetecía era preguntarme en qué mujer se habría convertido y ese fue el motor de la película”.

-¿Quién fue primero Greta o Eduard? “Primero le envié el guion a ella, pero a Eduard lo conocí años atrás, durante el rodaje de Tres días con la familia, y le pedí que hiciera el personaje del padre de Sara a la fuga, aunque solo ponía la voz. Aceptó y me dijo que a ver si algún día podía también enseñar su cara en alguna película mía. Le dije: "¿te acuerdas? Pues ha llegado el momento..." y le comenté que quería a Greta. Antes de decir que sí me pidió leer el guion, porque es muy selectivo y se mueve por la historia y el personaje”.

-Juntos por primera vez. “La primera vez que rodaron juntos fue en la escena del bar y era impresionante verlos por primera vez a los dos en plano corto. Se parecen muchísimo, tienen una cara y unas facciones muy similares, era emocionante. En las películas, la gente que son familia no suelen parecerse y esto era muy genuino. Pensé que había roto con la ficción porque aquí sí que lo eran. La anécdota más sorprendente tuvo lugar un día en el que, en principio, hacía sol, pero empezó a llover. Era imposible seguir, el cielo estaba negro como si fuera de noche y solo podíamos rodar allí ese día. Entonces les dieron a los dos un chubasquero de plástico en forma de poncho, como esos de Port Aventura y la imagen de ellos dos era increíble. Dos caras iguales, haciendo los mismos gestos y vestidos iguales. Dentro del dramatismo de ese día de rodaje fue lo más divertido”.

-La pelea. “Dicen que en las escenas de peleas no se pueden hacer tres tomas porque los actores lo quieren dar todo y se les va la mano. Teníamos un especialista que les enseñó a pegarse sin hacerse daño. Pero en el primer ensayo, Greta le pegó tan fuerte a Eduard que se rompió el tendón de un brazo y tuvo que ir al hospital”.

-Figurantes y asesores. “En las escenas de la limpieza, muchos figurantes se interpretaban a sí mismos, eran limpiadores y nos asesoraron. Por ejemplo, en el guion primero utilizaban las máquinas y luego entraban los trabajadores, pero era al revés de cómo debía ser. Nos dijeron que no tenía sentido. Primero, los limpiadores tenían que amontonar los escombros y luego las máquinas los recogerían. Era una cuestión de lógica en la que no habíamos caído. Se rodó en un aparcamiento de la Ronda Litoral donde pasan muchos coches y está lleno de polvo y contaminación, por lo que todos íbamos con mascarillas para no estar respirándolo”.

-Escenas en la cocina. “Una empresa que elabora comida para escuelas nos ayudó mucho. Nos prestó sus uniformes para darle una mayor autenticidad, nos dejaron la comida que aparece, nos explicaran cuántos minutos debía estar el pollo en el horno o cómo lo manipularía ella. Los cocineros nos aconsejaron y nos iban guiando para que nada fuera inventado”.

-Trabajar con un bebé. “El bebé de la película era supersociable y tenía una relación muy tierna con Greta, pero ella debía esforzarse en que no se notara la ternura debido a las características de su personaje. Él no lloraba nunca, siempre estaba contento. Pero le molestaba mucho cuando rodábamos de día y poníamos unas telas negras simulando que era de noche. Le rayaba el mucho contraste entre día y noche, no lo entendía. Para él marcaba la diferencia. Debía pensar, ¿si es de día fuera porque es de noche dentro? Creo que lo asociaba con que lo íbamos a poner a dormir y lloraba mucho".

-Combinar catalán y castellano. “En la película se alterna el catalán con el castellano. Los personajes de Greta y Eduard hablan en castellano aunque en la vida real hablan en catalán. Lo hicimos así porque me dio por escribir el personaje en castellano, es el idioma en el que hablo con ellos y para mí era lo más natural. Quería que ambas lenguas conviviera con normalidad que es lo que siento yo cuando estoy en Barcelona”.

-… Y el búlgaro. “En la escena en la que están vaciando una casa había un montón de figurantes que sacamos de un casting que hicimos por la calle. Había diferentes idiomas, eran todos de países del este, algún serbio y varios de ellos eran búlgaros y no teníamos traductor. Les explicaba de qué iba la escena y ellos improvisaban sobre la marcha aunque no sabíamos muy bien lo que estaban diciendo”.

-Un juzgado estudiantil. “Para la secuencia que transcurre en un juzgado intentamos que fuera uno real, pero fue muy difícil. Por eso rodamos en un juzgado de la Universidad Autónoma de Barcelona que es una réplica bastante fiel. Eso sí, tenía muchas más sillas de lo habitual porque está pensado para que se ejerciten los estudiantes. Tuvimos que tapar con una madera un logo de la UAB porque, como toda la peli se rodaba con cámara en mano luego eliminarlo fotograma a fotograma era muy complicado. Es muy fiel a lo que sería un juzgado, pero no es un juzgado auténtico”.

-¿Un brazo roto? “En el guion original, el hermano de Sara tenía un brazo roto, pero recibimos una llamada y nos dijeron que se había caído de la bicicleta y se había roto el pie. El médico dijo que tenía que inmovilizárselo y eso provocó que tuviéramos que reescribir el guion y que fuera con muletas. Había una escena en la que se escapaba corriendo y ya no podía ser. Al final era Greta quien le encerraba en el coche. Hay cosas que pasan porque tienen que pasar, porque son mejores para peli. Por ejemplo, cuando le ducha y le pone bolsa de basura, era totalmente cierto, tenía que hacerlo así”.

-La escena más peligrosa. “La secuencia donde las amigas van a bailar  un bar latino se rodó en el Besós. Ese día por la mañana avisaron en los medios de comunicación que habría una tormenta porque llegaba el huracán Leslie y pedían que la gente no saliera a la calle ni estuviera junto al mar. Pues allí estábamos nosotros rodando en plena noche junto a la playa. Había vientos huracanados, los focos se caían y era un desastre, pero al final le da algo más telúrico. Fue casual, pero cada vez que el padre aparece hay mal tiempo. Es curioso que la naturaleza nos haya aportado eso al personaje”.

-Del premio de interpretación en San Sebastián a las dos nominaciones al Goya. “Para mí, los premios tienen que ver con que te reconozcan el trabajo de todo el equipo. Hay mucha gente que se puso al servicio de esta historia, que aguantó lluvia y huracanes. Prefiero pensar que los premios van más en ese sentido que algo que tenga que ver conmigo y satisfaga mi ego”.