UN UNIVERSO EN EXPANSIÓN

Tsunami fantástico en catalán

Nuevas editoriales y la normalización del género en el `mainstream¿ incrementan la oferta

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ERNEST ALÖS

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El pasado verano, la librería especializada Gigamesh decidió triplicar el espacio dedicado a su sección de libro de ciencia ficción y fantasía en catalán. Bien, para ser precisos el incremento suena más impresionante en términos relativos que absolutos (pasó de 5 estantes a 18), así que quizá sería más apropiado hablar de que se está ensanchando la base, más que de un tsunami. Pero la decisión tenía un fundamento real: un incremento de la oferta impulsado por la aparición o el empecinamiento de pequeñas editoriales buscando nichos sin cubrir y la militancia (esas 180 personas que el fin de semana pasado participaron en la tercera Catcon de la Societat Catalana de Ciència-Ficció i Fantasia, SCCFF, en Vilanova) pero también la normalización de la ficción especulativa.

En gran parte gracias a la omnipresencia de adaptaciones de títulos de género en el universo de las series por 'streaming', a la que se suman sin complejos autores 'literarios' que arrastran a su vez a editoriales generalistas que los  tienen en su catálogo. La duda: tras el incremento de la oferta, ¿la demanda será suficiente para sostener nuevos proyectos?

Es cierto que en el campo del género encontraremos dos de los libros más leídos en la historia de la literatura catalana ('Mecanoscrit del segon origen' y 'La pell freda'). Pero también que proyectos pioneros como la editorial Pleniluni se quedaron en el camino, originando un vacío clamoroso en los últimos años. Algunas editoriales han luchado por mantener la bandera en alto, como Males Herbes. Pero el activismo de blogs como El Biblionauta (cuyo responsable, Daniel Genís, se enfrenta ahora al reto de reflotar la colección de ciencia ficción de Pagès Editors) y Les Rades Grises ha acabado por hacer comunidad. O iniciativas como el seminario de géneros fantásticos de la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana dirigido por Ricard Ruiz Garzón.

Recién llegados

Este año ha sacudido el sector el nuevo sello en catalán Mai Més, introduciéndose en el campo que dominan las editoriales punteras en castellano como Nova, Runas o Minotauro. Autores de actualidad, con premios Hugo, Nebula, Arthur C. Clarke... Con seis títulos en el 2019 y una decena en el 2020 han recuperado a una Olivia E. Butler ('Xenogènesi I') descatalogada en castellano, traducido por primera vez a China Mieville ('La ciutat i la ciutat'), a Kameron Hurley ('La brigada lluminosa'), a Tade Thompson (con un relato corto inédito en castellano), Rebecca Roanhorse, Ted Chiang en el 2020... «Cosas que nadie estaba haciendo en catalán, y algunas tampoco en castellano», dice Sergi Pérez, impulsor del sello junto a Judit Terradellas.

«Queríamos que autores indispensables estuviesen en una literatura como la catalana y buscar autores de ahora, que tratan problemáticas de ahora», plantea el editor. Su apuesta cree que llega a un sector en crecimiento. «El volumen de aficionados al género en lengua catalana no la justificaría, pero se está ensanchando la base, con lectores de género que pasan del castellano al catalán con más naturalidad y lectores de literatura en general que ven ahora la de género con más naturalidad».

Mai Més no están solos: en dimensiones más de edición de guerrilla acaba de presentarse Chronos (iniciativa, con el modesto objetivo de publicar dos libros al año, de Gonzalo Rodríguez, de la difunta librería Chronos, y Antoni Herrero) con 'La Ciutat' de Clifford D. Simak, y SECC publica a una selección de cuentos de Mike Resnik, 'Mai no he entès els robots', con su vocación de «editorial deliciosamente suicida».  

«Mucha gente dice que estamos en un punto de inflexión, pero la producción sigue siendo minoritaria y falta masa crítica», matiza Eloi Puig, presidente de la SCCFF, que defiende dar eco al autor catalán. Es lo que lleva años haciendo Males Herbes (el último título, Metal·lúrgia, de Víctor Nubla, con explotación capitalista de dragones), además de recuperar clásicos como la distopía de Aurora Bertrana 'La ciutat dels joves'. «Estamos mucho mejor que cuando empezamos, pero creo que lo más relevante es que la mayoría de editoriales y de lectores ya no hacen diferencias entre temas literarios realistas o fantásticos», dice su editor, Ramon Mas.

Cuando el género no cuenta

Más allá de las editoriales especializadas, la normalización de lo fantástico tiene varios ejemplos en autores consolidados de los que habitualmente su obra se publica tanto en catalán como en castellano. Un autor como el jamaicano Marlon James ha arrasado en EEUU pasando del  'true crime' a la 'afrofantasy' con 'Lleopard negre, llop vermell' (Empúries). Después del éxito de' El conte de la criada', de Margaret Atwood, Quaderns Crema publicará pronto su secuela, 'Els testaments'. Jeanette Winterson acaba de presentar en Barcelona su futurista 'Frankisstein: una història d’amor' (Periscopi).

Y entre los autores catalanes esta naturalización también tiene su espacio. Dos ucronías han ganado en los últimos años premios como el Josep Pla (Albert Villaró) o el Sant Jordi y, posteriormente, el Ictíneu de la SCCFF (Joan-Lluís Lluís, que sin etiqueta ha barajado elementos fantásticos de forma más o menos explícita en toda su obra). El último Ciutat de Tarragona ha sido para Jaume C. Pons Alorda con 'Ciutat de Mal' (Angle). Y como ejemplo de transversalidad, 'Els àngels em miren' (Amsterdam), de Marc Pastor: novela negra, animismo africano y ucronía independentista.  Pastor, por cierto, modera las expectativas.  «En EEUU lo está petando, la fantasía invade el 'mainstream' y está en lo alto de las listas, a lo que se suma el éxito de series de ciencia ficción en 'streaming', pero aquí lo que nos está llegando es solo el eco; no sé si hay suficiente público lector».

Sí confía en este ensanchamiento Laura Huerga, que en una editorial literaria como Raig Verd ha ido publicando cada año un título con elementos de género (aunque el nombre del sello resulta que no tiene nada que ver con Julio Verne), hasta haber encontrado la tecla con Ursula K. Le Guin: tras la primera traducción de 'Els desposseïts' («ya es uno de los libros más vendidos de la editorial») le acaba de seguir 'La mà esquerra de la foscor' y para el 2020 se plantea iniciar el ciclo completo de 'Terramar', un proyecto con años por delante.

Una base sí existe: la del lector juvenil de fantasía que nunca ha dejado de existir, aunque con altibajos. Patrizia Campana, editora de infantil y juvenil en catalán en el Grupo Planeta, recuerda fenómenos que funcionaron en catalán como'Harry Potter', 'Els Jocs de la Fam' o 'Divergent'. «Recientemente ha bajado, frente a lo romántico o realista, pero siempre ha tenido un público y creemos que el año que viene habrá un repunte con los nuevos libros de Phillip Pullman, Suzane Collins o Veronica Roth», apunta. Y también en catalán (aunque van mejor en castellano los títulos románticos o los que dependen más del éxito de un filme; un recordatorio de que el mercado no siempre juega a favor del catalán).