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¿Qué pasó con el bombero Montag después de 'Fahrenheit 451'?

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Eduardo de Vicente

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En 1953, el escritor de relatos de ciencia-ficción Ray Bradbury (autor, por ejemplo, de Crónicas marcianas) escribió una novela distópica que tuvo una gran repercusión, Fahrenheit 451. En la misma se describía un mundo futuro en el que los libros estaban prohibidos y los bomberos se encargaban de quemarlos. François Truffaut rodó en 1966 su adaptación cinematográfica que popularizó aún más la obra y el año pasado HBO filmó una nueva versión que pasó sin pena ni gloria.

Quienes conocen la obra recordarán que el protagonista, Montag, acaba pasándose a la resistencia y, en uno de los finales más bellos de la historia del cine, se dedica a aprenderse de memoria los textos para que no se pierdan y los rebeldes se convierten así en hombres/mujeres libro. Pero ¿qué ocurrió después? ¿qué fue de Montag? ¿triunfaron los revolucionarios? ¿en qué se convirtió el mundo? Para aclarar todos estos interrogantes, la compañía La Niña Bonita propone ahora Montag 451, que puede verse hasta el 15 de diciembre en el escenario del Joan Brossa.

¿Un mundo feliz?

A la entrada a la sala descubrimos que cuatro actores están bien vestidos y nos miran sonriendo mientras buscamos nuestra butaca. Más atrás vislumbramos a un hombre mayor de blanco como con una camisa de fuerza, es Montag que se ha convertido en un anciano. Suena una relajante voz femenina (la inconfundible Júlia Otero) que nos desea un buen día y nos da la bienvenida al pabellón. Al fondo, una pantalla proyecta unas ondas. Durante toda la función tanto la voz como el vídeo nos irán introduciendo mensajes como “practica la no acción”. Se cierra la puerta, quedamos como atrapados y empieza la función.

No tardamos en descubrir que nos encontramos en un psiquiátrico y sus cuatro responsables han organizado una pequeña fiesta para celebrar el 80 cumpleaños del bombero rebelde. Eso sí, antes de ello nos sitúan con mucha energía en su mundo. Se respetan las ideas, siempre que se tengan en casa, están libres de libros, no es bueno pensar solo importa la felicidad, el pasado no existe, el sistema lo controla todo y la democracia es despreciada. Si alguien esperaba que las cosas habrían mejorado, no es así.

El momento en el que todo cambia

Montag (Carles Arquimbau) tiene ahora una nueva cuidadora, Marta (Elena Baliarda), que le recuerda a Clara, la mujer que le hizo descubrir las enseñanzas de los libros y empieza a recordar su relación. Se convierte en un hombre joven (Xavi Àlvarez) y rememora su encuentro bajo la lluvia hasta que ella le plantea una pregunta que le deja atónito: ¿eres feliz? Paralelamente, su esposa Miriam (Anna Prats) vive una existencia diferente, absorbida por el consumo y la obsesión por tener más pantallas en casa. La acción va continuamente saltando entre ambas épocas.

Al anciano se le administran regularmente pastillas para que esté anestesiado, no piense, que no recuerde que se convirtió en el Prometeo encadenado de Esquilo y se lo aprendió de memoria, pese a lo cual viaja mentalmente a su juventud, a una tensa redada para encontrar libros que tuvo un trágico desenlace lo que acabó para decidirle a dar un paso al frente, saltarse las normas y empezar a leer. La joven enfermera siente cada vez más curiosidad por la vida de Montag mientras que, en el pasado, su esposa va cayendo cada vez más en la frivolidad junto a sus amigas y él teme que su capitán (Lluís Barrera) le descubra.

¡Foc you!

El tramo final tiene como protagonista al fuego (pronuncian la expresión que mejor define este montaje: ¡Foc you!) y una persecución retransmitida por YouTube en la que se tratan conceptos muy actuales como las fake news  El inesperado desenlace resulta tan lógico como coherente y provoca un escalofrío. Desde luego, el mundo se ha convertido en mucho peor. Seguro que a Bradbury le hubiera encantado conocer esta especie de continuación de su obra que es respetuosa con el original, añade nuevos elementos que la convierten en más contemporánea y está interpretada por un elenco que destaca por su intensidad y energía, su fuerza contagiosa y su entusiasmo. Y, al volver a casa, seguro que nos entrarán ganas de leer un buen libro, antes de que los prohíban.