ENTREVISTA

Hijos del Trueno: "La rumba es solo uno de los charcos en los que nos revolcamos gustosamente"

El supergrupo barcelonés debuta con 'Sorprendentes adelantos', álbum que presenta en el Centro Galego el sábado a mediodía

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Ramón Vendrell

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Los ex-Tarántula Vicente Leone (voz) y Daniel Granados (guitarras) han arracimado a su alrededor a un 'dream team' de la música independiente barcelonesa: Pau Julià (bajo, ex-Manos de Topo), Guillem Caballero (teclados, ex-Sufing Sirles), Pau Albà (batería, Les Sueques) y Sara Fontán (violín, Los Sara Fontán). La banda se llama Hijos del Trueno y presenta su primer álbum, 'Sorprendentes adelantos', en el que hay colaboraciones de Maria Arnal y Marcel Bagés, en el Centro Galego de Barcelona el próximo sábado a las 12.30 horas (sí, a mediodía). Su idea del mestizaje no tiene nada que ver con el abundante mestizaje que se ha hecho hasta ahora en Barcelona.

¿De qué barrio son?

Dani Granados: De lo que popularmente se conoce como Ciudad Satélite: Sant Ildefons de Cornellà.

Caramba, el barrio de la Banda Trapera del Río.

D. G.: Mis padres avalaron la compra de su primer equipo musical. Ninguno de ellos estaba casado y sin estarlo era muy difícil que te dieran un crédito. Mis padres estaban en un entorno muy politizado, en el Casino Cultural de Sant Ildefons, que también frecuentaba Miguel Ángel [Morfi, el cantante de la Trapera], y los avalaron. 

Vicente Leone: A mí me han dicho que nací en el Vall d'Heron y pasé mi infancia en la Teixonera. Lo que pasa es que venía mucho por el barrio chino y la parte vieja de la ciudad porque unos de mis abuelos vivían en la calle Ample. Luego me cambiaron al Eixample en contra de mi voluntad, pero nunca lo consideré un barrio.

¿Cómo descubrieron la rumba?

V. L.: De crío. Escuchaba lo que ponía mi padre en casa y ponía Peret, Elvis Presley, Boney M... O sea que mezclada con música anglosajona estaba la rumba. También me atraía la música de la Fania que escuchaba por la radio, sobre todo las letras.

D. G.: Yendo a comprar con mi abuela o mi madre al mercadillo de Los Jueves de Cornellà. Vendían desde bragas hasta pajaritos y también había tenderetes de música. No sonaba rumba catalana sino Los Chichos y Los Chunguitos; bueno, Los Amaya sí que sonaban. Un habitual era Junco vendiendo sus propias cintas.

"La idea es celebrar la música como punto de encuentro, algo muy mestizo"

Daniel Granados

— Guitarrista

¿Y cómo pasa la rumba a formar parte de su idioma musical con Hijos del Trueno?

D. G.: Vicente y yo no tuvimos ese punto de inflexión en el que mucha gente rompe con lo que escuchaba de niño y adolescente. Lo que sí haces es una decantación y te quitas de cosas que te van molestando y te quedas con otras que tienes muy pegadas. En ambos casos la rumba se nos ha quedado, como el rock and roll o la música latina. 

V. L.: No se ha desprendido. Siempre ha estado ahí con gusto. Con Tarántula ya hacíamos una versión de Los Chichos.

Pero en Hijos del Trueno tiene más presencia.

D. G.: Ojo: no hacemos rumba. Es solo uno de los charcos con barro en los que nos revolcamos gustosamente, y luego a otro charco con barro. La idea es hacer música mediterránea y verbena. Música para pasártelo bien y que se lo pasen bien contigo. Celebrar la música como punto de encuentro, algo muy mestizo. Aunque sí que la rumba es un poco punto de partida, también porque los dos pasamos por la calle de la Cera cada día para ir a trabajar desde hace muchos años y tiene una cultura apasionante.

"Si fuéramos de Madrid estaríamos haciendo chotis quizá, pero esto seguro que no"

Vicente Leone

— Cantante

Un hilo marino recorre todo el disco desde la portada.

V. L.: El rollo portuario siempre me ha gustado mucho. Me encantaba ir a casa de mis abuelos porque estaba casi en el paseo de Colón. Por la noche oía a los marineros pasar cantando. No sé, el ambiente del puerto siempre ha tenido mucha vida, del tipo que sea pero mucha vida. La gente viene y va en barco y se cruza.

D. G.: La cultura portuaria es como un 'underground' paralelo, tiene algo que no se puede enseñar. Y la cultura popular de Barcelona tiene mucho de eso, de cultura marinera. El Kentucky, el New York, el London, el Texas (lo que ahora es el Sidecar) eran bares de marineros. Reproducimos lo que hemos mamado.

V. L.: Si fuésemos de Madrid estaríamos haciendo chotis quizá, pero esto seguro que no.

Esa Barcelona portuaria de la que hablan, ¿no es actualmente más mítica que real?

D. G.: En absoluto. Quizá esté latente después de que capas de políticas y el mundo contemporáneo la hayan ido tapando, pero la identidad portuaria y mediterránea está ahí y se manifietsa a pesar de todo. Por ejemplo sigue habiendo música en los bares a pesar de todo y música en la calle a pesar de todo.

V. L.: Mítica no, pero quizá sí sea una Barcelona poética.

"Montjuïc es misterioso y tiene rincones mágicos, además de un montón de vestigios"

Vicente Leone

— Cantante

En 'A la faldilla de Montjuïc' casi puede verse al Watusi de Francisco Casavella y a Gato Pérez.

'El día del Watusi' no lo he leído. El Gato por supuesto que está ahí. 

Los barceloneses pueden dividirse entre los que son de Montjuïc y los que son del Tibidabo. Ustedes son sin duda de Montjuïc.

D. G.: Es un lugar excepcional. La foto de la portada del disco está hecha desde la curva del Morrot a la que cantaba Gato Pérez. Sigue intacta. Es verde y salvaje, está entre lo urbano, lo portuario y lo rural. Este álbum es Morrot en estado puro.

V. L.: Mi abuelo me llevaba a Montjuïc y hace años que vuelvo a ir por las vistas, el olor... Es misterioso y tiene rincones mágicos, además de un montón de vestigios: la cantera, el castillo, un cementerio judío, el polvorín. 

'Los zombis de mi ciudad' da ganas de mandarlo todo a paseo: "Trabajamos durante el día / y volvemos a casa por la noche".

V. L.: Veo a mi alrededor a mucha gente que vive así. Un día tras otro. Eso deshumaniza, te hace un zombi.

D. G.: Todo el  mundo que trabaja se siente interperlado, es la gracia de la distopía.

"Tendría que ser obligatorio tener una canción de presentación y si me apuras tocarla la primera"

Daniel Granados

— Guitarrista

A su escala, han formado un supergrupo.

V. L.: Se nos saltan las lágrimas. Para estar en un grupo necesito estar con colegas. Con gente que me entiende y a la que yo entiendo. A mí un tío que toque muy bien pero sea un borde o no comparta mi imaginario pues... ¡Es que tenemos que irnos de fin de semana juntos! Son locos como nosotros.

En Tarántula tenían logo e himno ('Larga vida a Tarántula') y aquí también ('Llegan los Hijos del Trueno'). Parece que su idea de una banda es la de una hermandad.

V. L.: Esto viene del rock and roll. Del 'Bloodbrothers' de los Dictators por ejemplo. A mí me gustaban las bandas que veías que eran colegas entre ellos. Mi ideal es lo que llamo la banda natural, los colegas que se juntan. En este caso, además, son colegas que aportan muchas cosas.

D. G.: Tendría que ser obligatorio tener una canción de presentación y si me apuras tocarla la primera. Es una tema de educación: somos esto y hemos venido a hacer esto. Gato Pérez tenía 'Ja sóc aquí'.