LO QUE NO SABÍAS DE...

Las curiosidades del rodaje de 'Adiós' explicadas por su director, Paco Cabezas

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Eduardo de Vicente

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Estos días puede verse en los cines Adiós, la interesante película dramática y de intriga del realizador sevillano Paco Cabezas. Supone su vuelta a casa tras rodar en Hollywood Tokarev (con Nicolas Cage) y firmar varios episodios de Penny Dreadful. Y para su regreso ha vuelto a contar con Mario Casas, protagonista de su segundo largometraje, Carne de neón, pero también con un importante elenco en el que figuran Natalia de Molina, Carlos Bardem y Ruth Díaz (Tarde para la ira).

El filme se inicia cuando un miembro de un clan criminal sale de la cárcel con un permiso para asistir a la comunión de su hija. Un accidente relacionado con un robo muy violento provoca un cambio radical en su vida. Con la ayuda de su familia intentará descubrir a los responsables del suceso mientras la policía intenta esclarecer el caso antes de que la violencia inunde las calles.

Es una película sucia, brutal, que muestra la Sevilla menos conocida y turística, los bajos fondos del barrio Las Tres Mil Viviendas. Aunque es una trama básicamente masculina acaban seduciendo más las tres mujeres del filme. La esposa del protagonista que quiere huir del mundo de violencia en el que su marido ha vivido desde siempre, la matriarca del clan que es la que da las órdenes y la agente de policía, compasiva y comprensiva. Las más inteligentes frente a la explosión de testosterona. El director nos explica las curiosidades del rodaje.

-Las dos Sevillas. “Yo siempre he sido de extrarradio. El campo del Sevilla marca la diferencia. Más allá del Sánchez Pizjuán está la parte pija y atrás, están los barrios obreros como Los Pajaritos, donde yo iba al colegio, y Las Tres Mil Viviendas. Yo vivía al lado, en Rochelambert, y he vivido eso. En la escena donde Mario persigue a una yonqui, desde donde rodábamos se veía la ventana de la cocina de mi madre. Cuando era chiquitito vivir más allá del campo del Sevilla era una ilusión (y eso que soy del Betis). Mi padre lo consiguió y compró una casa allí pero la perdimos durante la crisis por las deudas. Si esta peli me va bien les regalo una casa en esa zona, jaja...”

-Regreso al pasado. “El primer día que rodamos allí llegué a las 7 de la mañana, me fui a comprar un bocata de mortadela, como hacía cuando era un niño, y paseé por las calles de mi infancia. Una de las pocas cosas que quedaba era la canasta de baloncesto con la que jugaban los gitanos”.

-Rodando en un barrio conflictivo. “Se dice que en esa zona no entra la policía ni el servicio de limpieza, y es verdad. Cuentan que te van a atracar en cualquier momento pero creo que es un mito, que no es verdad. Hablamos con los patriarcas con respeto y con familias que hubieran sufrido alguna tragedia pero intentando tratarlos con cuidado y que nadie se sintiera herido. Me preguntaron qué películas había hecho y cuando descubrieron que había trabajado con Nicolas Cage se nos abrieron todas las puertas. Hablamos de él un rato y me gané su confianza”.

-La escena más emocionante. “El día que rodamos la secuencia cuando detienen a Mario contratamos a gente del barrio para cortar las calles, rodamos con todos los actores y extras de allí. Había familias en los balcones de las casas mirándonos. En la redada hay gente que sale corriendo y eso ya lo habían vivido de verdad, pero esta vez era de mentira. Pero lo más emocionante fue que, tras rodar la escena y decir “¡Corten!”, todos se pusieron a aplaudir, a besar a los actores y se les saltaban las lágrimas. El cine rompe barreras, tiene algo que sana”.

-Los niños del barrio. “Los niños eran muy curiosos. Se acercaban a Ruth y le preguntaban si la pistola era de verdad. Miraban con mucha atención la cámara y nos preguntaban cómo funcionaba todo. “Esto luego ¿dónde se ve? ¿en Netflix? ¿la ponen mañana?” Fue muy bonito porque vieron que se puede salir de allí, que hay un mundo ahí fuera y que es posible vivir del arte”.

-Mario, la mula. “Mario se fue metiendo en el personaje cada vez más y parece que haya nacido en Las Tres Mil Viviendas. En una escena tenía que finir que se tragaba una bolas grandes de droga (en realidad era una pasta vegetal). Le dije que me hiciera una señal si se ahogaba. Pero me contestó que no pasaría nada. Rodamos y se tragó tres casi sin respirar. No sé cómo lo hizo, pero demuestra su nivel de entrega y como estaba casi poseído por el personaje”.

-Mario andaluz. “Buscábamos el acento perfecto para su personaje porque hay diferentes acentos sevillanos. Mario es muy pesao, le quiero mucho pero es muy cansino. Es el actor más intenso que conozco. Me freía a mensajes, fotos, videos de Callejeros... Al final encontramos a un chaval, el boxeador torero, que nos parecía que nos recordaba al personaje. Una familiar suya murió en un tiroteo y contaba que peleaba pensando en ella. Es uno de los extras que aparece en la comunión de la niña”.

-Familia y amigos. “En la escena de la iglesia salen mi sobrino y mi hija. En 1999 rodé un corto en blanco y negro que se titulaba Invasión travesti y el protagonista hacía de cura travesti. Pues se me ocurrió la broma de volver a contar con él y hace de cura en esta peli”.

-Una fiesta familiar. “Para la escena de la fiesta de la comunión utilizamos unos 200 extras, pero 150 aproximadamente eran familiares míos. Muchos se quedaron en el exterior de la casa porque no cabían. Había primos, tíos y fue muy descontrolada. Me costó menos rodar las escenas de acción. Ese día fuimos muy lentos porque todos nos conocíamos y no paraban de saludarme”.

-Un guionista muy dulce. “El guionista, José Rodríguez, era un hombre que repartía pasteles por los pueblos de Sevilla. Me llegó su primer guion y me encantó. Le llamé enseguida y pensaba que era un amigo suyo que estaba de cachondeo y me colgó. A la tercera llamada se lo creyó y ahora está trabajando de guionista en varias series y eso me provoca un gran orgullo. Pero, bueno, yo también trabajé en un vídeoclub y canté en el metro”.

-Cómo se hizo la escena del accidente. “Para esa secuencia se vacía un coche, se deja la carcasa y se coloca en una especie de noria, para que gire como si fuera un bombo de bingo. Al principio, a Mario y Natalia les daba un poco de respeto pero después de la primera toma eran como dos niños chicos en una noria”.

-Los personajes femeninos. “En Adiós, los hombres son más violentos y agresivos, la oscuridad, y las mujeres, la luz. La energía masculina toma decisiones sin pensar y las mujeres con el corazón, y acaban acertando. Hay una frase que es muy representativa: “No saben de lo que es capaz una madre”. Está como diciendo al espectador que son mujeres fuertes, como bloques de hierro”.

-Rodando bajo la lluvia. “Ruth tenía que rodar una secuencia bajo la lluvia y era una noche que hacía un frío increíble, estaba tiritando. Pero tiene mucha fuerza física, durante la pelea, los especialistas no podían con ella y acabaron con moratones de las hostias que les pegaba”.

-La persecución más falsa. “En una escena Mario tiene que perseguir a dos personajes que van en una Vespino. Pero lo cierto es que, entre que eran dos en una moto y que Mario corría mucho, les pillaba siempre antes de tiempo y tuvimos que decirle que fuera más lento”.

-El sello personal del director. “Hay un detalle que incorporo como un amuleto en todas mis películas, incluso en la que hice con Nicolas Cage. Se trata de un gato de los chinos de esos que mueven el brazo. Siempre es el mismo y, en esta ocasión, forma parte del altar de la niña”.

-Un edificio multiusos. “Es curioso porque rodamos en un mismo edificio muchas de las escenas interiores. Una de las plantas era la casa de Juan en Triana, otra la de Kempes y otra, la de los Fortuna”.

-Rosalía, tra tra. “El músico de la película, Fernando Vacas, me puso la canción de Rosalía, Un largo viaje. Se grabó antes de la peli pero los versos, la letra, parecían estar escritos para ilustrar esta trama. Me gusta mucho cuando en el cine no tienes que explicar las cosas porque la imagen y la música te cuentan la historia. Es la magia del cine”.