CIMA TEATRAL

Llega por fin Godot (a la Beckett)

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Marta Cervera

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La Sala Beckett ha estado 30 años esperando a Godot. Nao Albet y Pol López encarnan a partir de este miércoles a los dos personajes más representativos del teatro del absurdo del irlandés Samuel Beckett (1906-1989) en su emblemática ‘Esperant Godot’. El estreno de esta nueva producción, la primera de la Beckett de esta obra, conmemora el 30º aniversario de la muerte del dramaturgo que dio nombre a la sala. 

La obra, existencial y atemporal, mantiene su vigencia abierta a múltiples interpretaciones. Se estrenó en París en 1953 pero el mundo de hoy, como el de entonces, sigue marcado por la esperanza de los desposeídos y por la brecha entre poderosos y oprimidos. En este montaje Estragón (también llamdo Gogo), encarnado por Albet, y Vladimir (también Didi), a cargo de López, son los dos vagabundos abandonados a su suerte en un mundo absurdo donde lo único que les mantiene es el anhelado encuentro con un tal Godot. Aitor Galisteo-Rocher interpreta al rico y desvergonzado Pozzo y Blai Juanet es Lucky, su lacayo. La relación de dependencia mutua entre ambos es uno de los elementos en los que ahonda este representado título del teatro del siglo XX que llega por primera vez a la Sala Beckett dirigida por Ferran Utzet, con una nueva traducción de Josep Pedrals.

"Es una función muy difícil y un texto complejo. Todo el peso de la obra recae en la palabra, que hay que trasladar de la manera más limpia posible para que el público pueda interpretar libremente lo que quiera", apunta Nao Albet, inquieto actor y creador. "En esta obra te has de complicar mucho para que todo salga natural, porque aunque es de un compromiso visceral tiene forma de viñeta, con personajes del mundo del 'clown' o de los dibujos animados", añade Pol López.

Universo particular

‘Esperant Godot’ es un texto abierto a interpretaciones pero está escrito como si fuera una partitura. Todo está pautado: el diseño escénico, el vestuario y la escenografía, pero también los silencios y las pausas. Montarlo ha requerido un gran trabajo de mesa para profundizar en ese particular universo beckettiano. "Tengo la sensación de que lo interpretamos de la forma más fidedigna pero siendo nosotros mismos, insertando nuestra voz dentro de la voz de Beckett", afirma López, quien, aunque no hace mucho cine, ha participado en la última película de Javier Freser ‘Historias lamentables’, pendiente de estreno. El juego entre él y Albet alterna el 'clown' y la crítica social. "Es un gusto trabajar con Pol", afirma Albet. Juntos habían trabajado hace años por primera vez en ‘Julieta & Romeo’, espectáculo de Marc Martínez estrenado en el Grec del 2011. Y después en ‘La monja enterrada en vida’, que codirigió con Marcel Borràs en La Seca-Espai Brossa en el 2012. También López se felicita del reencuentro con su amigo. "Trabajar con Nao es muy fácil porque ambos nos ayudamos, confiamos del criterio del otro. Es agradable poder trabajar así".  

Albet valora también en positivo su primera experiencia a las órdenes de Utzet. "Es un director que sabe lo que quiere pero que también te deja probar. Te da libertad para que propongas cosas y te permite encontrar aquello que has de hacer", comenta el actor, que dentro de poco volverá a Madrid con ‘Mammón’, montaje realizado junto a Marcel Borras con el que ya triunfaron en la capital hace dos años. A partir de enero estarán en Teatros del Canal y ya preparan un nuevo proyecto. A pesar de tener opciones en el cine y la tele, Albet se declara un hombre de teatro. "Desde que empecé a los 10 años como profesional de la mano de Mario Gas no he parado. He hecho más teatro que cine y quizá por nostalgia me encuentro más a gusto en un escenario, con ese contacto directo con el público".  Sobre todo si se trata de asumir un título icónico del siglo XX como ‘Esperant Godot’. "Beckett es brutal, inabarcable, superinteresante. Como ocurre con la buena literatura, su obra tiene muchas capas. Es un abismo de saber, de contenidos y de formas que te permite volar", dice Albet. Su pareja escénica opina igual. "Es un texto infinito que obliga a trabajar mucho porque está lleno de matices y ofrece muchos lugares adonde ir".