NOVEDAD EDITORIAL

António Lobo Antunes: "Mi país es una mierda pero es mi país"

El gran patriarca de las letras portuguesas presenta su nueva novela 'De la naturaleza de los dioses' y participa en las 'Converses de la Pedrera'

António Lobo Antunes, en la Pedrera de Barcelona.

António Lobo Antunes, en la Pedrera de Barcelona. / periodico

Elena Hevia

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Ir al encuentro de António Lobo Antunes (Lisboa 1942) suele ser algo imprevisible. El más respetado autor portugués, y que posiblemente habría recibido ya el Nobel de no haber coincidido en el tiempo con Saramago, tiene a sus 77 años problemas de audición, pero eso no le hace inexpugnable para la prensa. Le interrogas y él responde lo que le da la gana. Sus respuestas-monólogos, que le pueden llevar soñadoramente muy lejos de las preguntas, no son una cortina de humo, que es lo que parecen en un principio. La mayoría de las veces suelen ser oblicuamente clarificadoras. No son fáciles las novelas del autor. Tampoco lo es ‘De la naturaleza de los dioses’ (Literatura Random House), su última obra traducida en castellano, que ha venido a presentar a Barcelona al tiempo que participa en el ciclo 'Converses a la Pedrera'.

En esta novela, saga familiar de una familia de la alta burguesía lisboeta, regresan, de esa forma circular y como de oratorio tan de Lobo Antunes, los asuntos que le son propios: el eco del colonialista africano, la voz rota y deconstruida de sus narradores y la experiencia familiar de niño rico en un barrio pobre como el de Benfica. "Yo salía a la calle y la gente se apartaba con respeto. A mi abuela seguían llamándola niña pasados los 50 años, algo que solo aplicaban a los niños, claro está, y a las mujeres adineradas. Así que hubo un 'shock' en mi formación, un vivir a caballo entre dos mundos muy distintos".  Buena parte de esas experiencias se han filtrado en la novela aunque, dice, no de una forma muy evidente: "Un libro no es más que una locura estructurada".

"¿Cómo es posible que se mate y se muera así en un país tan extraordinario como Angola?" 

Médico psiquiatra

Hijo de un médico asistente del Premio Nobel Edgar Moniz, el nefasto inventor de la lobotomía, el futuro escritor decidió seguir la vía paterna y estudiar medicina (más tarde se haría también psiquiatra). Recién licenciado se fue como médico militar a la guerra de Angola durante 27 meses y allí construyó con el dolor observado la piedra angular de su literatura. Siempre que aparece el tema, y suele aparecer en todos sus encuentros con la prensa, Lobo Antunes quiere y no quiere hablar de ello. Lo ha repetido hasta la saciedad pero en su tono todavía se percibe la emoción cuando recuerda a los soldados, de apenas 18 a 21 años, muertos de miedo antes de caer definitivamente. Un apunte. Muchos de aquellos chicos que jamás habían visto el mar se enfrentaban a él. "'Déjame contemplar esto, por favor', decían sobrecogidos", y el tono en que lo recuerda el autor también sobrecoge. "¿Cómo es posible que se mate y se muera así en un país tan extraordinario?", se interroga.

Marcado por la tristeza y por el dolor de lo vivido reconoce que sí, que pese al tópico, la melancolía portuguesa es un rasgo distintivo del carácter de su país. "Siempre ha sido un lugar muy pobre, algo que cambió bastante después de la revolución del 74. Pero lo que no ha cambiado es la gente, poco comunicativa y encerrada en sí misma. Ahora bien, si tienes la suerte de que se te abran, ahí tienes un amigo para toda la vida". Asegura que siempre ha sido  muy difícil para él sentirse patriota, ni siquiera cuando juega el Benfica, el equipo de sus colores: "Aunque últimamente cada vez me gusta menos". Portugal, recuerda que decía el poeta, es lo que el mar no ha querido y con esa tristeza fatalista hace suyas las palabras del brasileño Jorge Amado: "Mi país es una mierda pero es mi país".