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La Pedrera ofrece la exposición 'Espejos de lo invisible' del videoartista Bill Viola

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Eduardo de Vicente

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El neoyorquino Bill Viola está considerado como uno de los pioneros del videoarte, con una obra preocupada por explorar la condición humana a través de temas como el nacimiento, la muerte, el amor, el dolor o la redención. Es uno de los nombres más destacados de la creación contemporánea y, por eso, la Fundació Catalunya La Pedrera ofrece una exposición monográfica sobre el artista (Espejos de lo invisible) que será complementada con una serie de actividades paralelas para comprender mejor su trabajo.

La muestra consiste en la proyección de casi una veintena de las obras de Viola en un entorno muy oscuro. Hay que advertir que se trata de filmes muy experimentales que transcurren a un ritmo muy lento no apto para espectadores habituados al vertiginoso tempo de las películas de Hollywood. Esto es muy distinto. Son imágenes sin idiomas ni textos que pretenden plantear temas universales para reflexionar. Precisamente por eso, recomendamos recorrerla con la ayuda del catálogo, que ayuda a comprenderla mejor. A la entrada, en unos plafones se nos explica brevemente la intención del artista y empieza la visita.

Rostros, fantasmas y la vida en cinco cuadros

Nos da la bienvenida Incremento, una proyección en bucle en la que el propio Viola nos mira fijamente desde un monitor mientras un contador indica las respiraciones audibles del hombre. El estanque reflejante muestra a un hombre que llega a un estanque y se lanza al agua pero, en pleno salto, el tiempo se detiene, su imagen se congela, aunque las ondulaciones del agua y los reflejos siguen en movimiento. Anima consiste en tres rostros que muestran emociones como alegría, pena, rabia y miedo a través de una cámara superlenta. Casi mejor mirarla un momento y volver al cabo de un rato para comprobar los cambios.

Estudio para aparición muestra a dos mujeres frente a una bañera que parece un sarcófago del que emerge un hombre blanquecino al que toman en sus brazos como si se reencontraran con un fantasma. La habitación de Catalina está dividida en cinco cuadros en movimiento que muestran a una misma mujer a diversas horas del día: de rodillas haciendo ejercicio y comiendo al amanecer, cosiendo por la tarde, leyendo al atardecer, encendiendo velas al anochecer y durmiendo en su cama por la noche. Seguimos con El quinteto de los sobrecogidos con cuatro hombres y una mujer que muestran sus sentimientos pero también con movimientos casi imperceptibles.

Manos, mujeres y una original instalación

Cuatro manos, en blanco y negro, muestra en otras tantas pantallas unas manos de un niño, una mujer y un hombre de mediana edad y una anciana que realizan movimientos misteriosos. Rendición es una proyección en dos marcos verticales partidos por la mitad con un hombre y una mujer de cintura para arriba y boca abajo que van acercándose progresivamente, mientras que Tres mujeres está protagonizada por una madre y sus dos hijas que atraviesan una cortina de agua que representa el umbral entre la vida y la muerte para luego adentrarse en la luz.

Una de las instalaciones más originales es Cielo y tierra que se ha ubicado en una pequeña sala. Una estructura de madera sostiene dos televisores situados uno sobre el otro que proyectan en blanco y negro a una anciana y a un bebé y sus imágenes se superponen. El visitante debe mirar en ambas pantallas para poder comprobar que este efecto es realmente sorprendente. Abluciones es un díptico que muestra el torso de un hombre y una mujer desnudos lavándose las manos lentamente, metáfora de la purificación.

Dos visiones parecidas y siete bidones con sorpresa

El último rincón de esta sala ofrece dos visiones muy similares que pueden verse simultáneamente. Caminando por el límite versa sobre un padre y un hijo que caminan por el desierto por trayectorias separadas, se juntan y vuelven a distanciarse hasta desaparecer. Paralelamente, en El encuentro, dos mujeres parten desde orígenes distintos para acabar cruzándose. La más mayor parece transmitir algún secreto a la joven para luego seguir ambas su camino. Y aquí también se puede seguir Chott el-Djerid (Un retrato de luz y calor), ambientada en un lago de sal del Sáhara tunecino donde las altas temperaturas deforman los rayos del sol y la imagen y nos hacen creer que estamos viendo espejismos.

En otra sala anexa se muestra Travesía interior, con un hombre que camina por un terreno desértico avanzando hasta tapar el objetivo, al que seguirán una serie de imágenes fragmentadas para luego alejarse de espaldas. Otra estructura muy original es la instalación Los durmientes, siete bidones metálicos que esconden en su interior sendas pantallas sumergidas en el agua que muestran imágenes en blanco y negro. Si miramos en su interior veremos los diferentes rostros de diversas personas durmiendo que se proyectan en bucle creando un efecto muy imaginativo.

Los cuatro mártires y Viola

El siguiente apartado es de los más interesantes, la serie Mártires que se proyecta a la vez en cuatro pantallasMártires  y está centrada en la tierra (un hombre sepultado en arena ve cómo ésta se va alzando y desapareciendo hacia arriba), el aire (una mujer atada por las muñecas y los tobillos es zarandeada por el viento), el fuego (un individuo sentado en una silla es atacado por unas llamas ardientes que lo van envolviendo) y el agua (un joven tendido en el suelo y atado va levantándose mientras un chorro de agua se hace cada vez más fuerte). Finalmente, Autorretrato sumergido muestra al propio Viola bajo las ondulaciones del agua que parecen mover sutilmente su cuerpo.

Actividades complementarias

Paralelamente se realizan otras actividades complementarias a esta exposición. Esta tarde (19.30 h.) el cineasta Albert Serra dará su visión de las obras expuestas en La Pedrera. Este sábado, en el Petit Palau podrá verse su largometraje I do not know what it is i am like (18 h.), que recopila algunas de sus cintas. El 2 de diciembre, el músico Jordi Savall y el poeta Manuel Forcano harán un recital sobre este autor, La mística de Bill Viola (20 h.) en La Pedrera. Quienes quieran saber aún más, el 4 de diciembre se proyectarán diversos cortos suyos ininterrumpidamente de 18 horas hasta la 1 de la madrugada tanto en el Palau de la Música como en el Gran Teatre del Liceu en unas sesiones gratuitas. Para acabar, el lunes 9 de diciembre tres expertos debatirán en la Casa Milà sobre su figura en la conferencia Bill Viola, un clásico contemporáneo (19 horas). Varias oportunidades para descubrir a un talentoso artista con un trabajo muy simbólico y espiritual y abierto a diversas interpretaciones.