ESTRENOS DE CINE

'Idrissa': muerte y restitución de un migrante

Xavier Artigas y Xapo Ortega, autores de 'Ciutat morta', evocan en un documental al joven guineano Idrissa Diallo, que murió en el 2012 en el CIE de la Zona Franca

Fotograma de 'Idrissa, crónica de una muerte cualquiera'

Fotograma de 'Idrissa, crónica de una muerte cualquiera'

Nando Salvà

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El joven Idrissa Diallo saltó la valla en Melilla el 5 de diciembre del 2011, y pasadas 24 horas ya había sido detenido en suelo español por no tener papeles. Quince días más tarde, el juez que instruía el caso ordenó su ingreso en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona a la espera de su expulsión. Dos semanas y media después, la noche de Reyes del 2012, Idrissa murió en el CIE. Desde entonces, el joven guineano se convirtió en símbolo de la lucha por los derechos de las personas migrantes en el Estado español. Su fallecimiento provocó la creación en el 2012 de la plataforma 'Tanquem els CIEs' para la lucha contra los mecanismos del control migratorio en España y Europa.

“Se la consideró una muerte natural: parada cardiorrespiratoria. No se dieron más detalles”, recuerda Xavier Artigas, codirector junto a Xapo Ortega del recién estrenado documental 'Idrissa, crónica de una muerte cualquiera'. “Parece ser que Idrissa ya estaba enfermo, y se supone que así se lo había manifestado a algunos compañeros de celda, pero es imposible localizarlos para corroborar sus versiones”. En aquella época, el CIE de Barcelona no contaba con un médico. “Quienes permanecían allí eran gente privada de libertad a pesar de que no haber cometido un delito sino una mera falta administrativa; a partir de las 22 horas eran encerrados en una celda, y para poder ir al baño tenían que golpear los barrotes”.

La versión oficial es que al descubrir que Idrissa no estaba bien la policía llamó a la ambulancia inmediatamente, y que esta no llegó a tiempo para reanimarlo. “No se presentaron las imágenes de las cámaras de videovigilancia, y no se investigó más”, añade Ortega. “Y las supuestas declaraciones de testigos, a las que tuvimos acceso, obviamente eran copias las unas de las otras por lo que su autenticidad está en entredicho”.

En un nicho anónimo de Montjuïc

La justicia española archivó el caso sin llevar a cabo más investigaciones. En contra de los protocolos establecidos para estos casos, la familia de Idrissa nunca fue informada oficialmente de su muerte. “El Estado no se hizo cargo ni de la notificación ni de la repatriación, algo impensable de haber sido Idrissa un ciudadano estadounidense”, lamenta Artigas. “Nosotros mismos tuvimos que encontrar el cadáver, que estaba en un nicho anónimo en el cementerio de Montjuïc, poco antes de la fecha en la que el cementerio habría trasladado sus restos a una fosa común para dejar libre la plaza”. El año pasado, los directores viajaron con ellos hasta Tindila, el pequeño pueblo de Guinea Conakry del que Idrissa era originario. Mientras rememora ese proceso, explican ahora, “la película trata de funcionar como algo parecido a una reparación”.

Artigas y Ortega no son nuevos en lo que ellos mismos definen como una forma de “activismo audiovisual”. Hace seis años ya levantaron ampollas con el documental 'Ciutat morta' (2013), que transitaba por las sombras del llamado 'Caso 4F'. “Lo que impulsa nuestro trabajo juntos es la necesidad de denunciar todos aquellos vicios del sistema que derivan en una violencia institucional que provoca la muerte de personas, o su pobreza, o la vulneración de sus derechos”, explica Ortega. Artigas añade: “En 'Ciutat morta' intentamos humanizar a un grupo de personas que a causa de su aspecto habían sido criminalizadas por la prensa, los políticos y la policía; y ahora hemos intentado hacer lo mismo con Idrissa: los migrantes son vistos como una masa negra permanentemente amenazante, y nuestro documental quiere restituir su identidad”.