CRÓNICA DE MÚSICA

Un camaleón llamado Raphael

El cantante une lo sinfónico con lo electrónico y sigue siendo aquel capaz de reinventarse para darle al público del Palau Sant Jordi una gran noche

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Abel Lacruz

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Raphael entra al escenario por la derecha, como no podía ser de otra manera, y lo hace a lo grande: suena la ‘intro’ electrónica de ‘Yo soy aquel’ mientras el Palau Sant Jordi estalla en aplausos. Una señora de su club de fans grita a las otras: "Es que tiene un disco de uranio, ¡a ver quién puede decir lo mismo!" Y el de Linares se deja querer por las 7.200 personas que lo ovacionan mientras empieza a cantar: "Esta vez sí, habrá fiesta en el palacio...", de 'Infinitos bailes'.

Sigue teniendo el pasmoso don de encandilar y, sobre todo, de reinventarse. Es capaz de vender, como si fueran nuevas, canciones que lleva décadas cantando. Las joyas de la corona, especialmente las compuestas por Manuel Alejandro, son infalibles. Y el público no solo lo tolera sino que lo aplaude, lo jalea, lo aclama y lo REclama, con RE en mayúsculas.

Una locura

Sin duda, esta noche de sábado hay que manejar dos conceptos: "SIN" y "RE". El primero hace referencia a las canciones que grabó en el disco 'Sinphónico', del 2015. El segundo, a las de su último trabajo, 'REsinphónico', en el que fusiona la música orquestal con la electrónica. Todo supervisado por el joven compositor Lucas Vidal, ganador de un premio Emmy y dos premios Goya, que ha descrito este 'REsinphónico' como una de las mayores locuras de su vida.

La espléndida Orquestra Simfònica del Vallès aporta ese tono épico que tanto gusta a Raphael, y el componente electrónico acerca su música a los 'millennials' de las gradas. La 'vedette' Merche Mar, que está en primera línea, no lo duda: "¡Hay un montón de juventud! Es que tiene canciones muy pegadizas". Icono de El Molino, no se ha querido perder al incombustible cantante, que hilvana temas hasta llegar a 'En carne viva', con la que se despide después de más de dos horas de espectáculo. Pero el público exige más.

No se hace de rogar Raphael y vuelve con 'Ámame' y una traca final que incluye 'Qué sabe nadie', 'Yo soy aquel', 'Escándalo' y 'Como yo te amo'. Parecía que estaba manteniendo a raya su legendario histrionismo. Pero al final no quiere evitarlo y, como si no hubieran pasado las décadas, Raphael deleita al personal con su característico paseo: recorre el escenario chaqueta al hombro y mano en el bolsillo. El mismo bolsillo en el que se ha metido esta noche al público del Sant Jordi.