ÓPERA, ZARZUELA Y FAMILIA

Celso Albelo debuta en 'Doña Francisquita'

El tenor canario se estrena en el rol de Fernando en el Liceu este domingo con una polémica puesta en escena de Lluís Pasqual

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Marta Cervera

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El tenor canario Celso Albelo debuta en el rol del joven estudiante Fernando en 'Doña Francisquita' este domingo en el Liceu. Para él, a quien a menudo comparan con su paisano Alfredo Kraus, es importante dar este paso en Barcelona. La puesta en escena de Lluís Pasqual de la popular zarzuela de Amadeu Vives se estrenó con polémica en Madrid la temporada pasada. Pero Albelo defiende a capa y espada esta producción donde los diálogos han sido suprimidos y la acción trasladada a tres épocas diferentes. El primer acto transcurre en una sala de grabación durante la república, el segundo en un estudio de televisión en los años 60 y el último en un 'cásting' en nuestros días.

"La adaptación está muy bien hecha y conseguida, pero es lo de siempre: hay gente más clásica y menos clásica", afirma Albelo. No oculta que tras ver la que se armó en la capital tenía ciertos prejuicios, pero estos han desaparecido ensayando el montaje con la soprano granadina María José Moreno (Francisquita), la misma con la que inauguró la temporada del Liceu hace un año con 'I Puritani', de Bellini. En el reparto de esta coproducción del Liceu, la Zarzuela de Madrid y la Ópera de Lausanne destacan también la artista de castañuelas de 80 años Lucero Tena y el popular actor Gonzalo de Castro ('Siete vidas'). "Lo interesante es que yo en esta obra hago de cantante en determinados momentos y hago de Fernando en otros. La gente no está acostumbrada a verlo, pero eso es lo interesante: hacer varios papeles en uno".

La misma música

Recomienda al público que vaya a ver la obra sin manías, "entendiendo que esto es una adaptación donde la música es la misma pero cambia la manera de explicar los diferentes cuadros musicales". Gustará más o menos, pero está hecha con criterio. "A mí me gustan las cosas con moderación. Por ejemplo, la 'Turandot' que acabamos de ver en el Liceu me encantó y era megamoderna. ¿Por qué no se puede tocar la zarzuela también? Las cosas, sean tradicionales o modernas, cuando están bien hechas funcionan".

Está feliz de debutar en el Liceu, un teatro donde se siente como en casa, en la que será su tercera zarzuela tras 'Luisa Fernanda' y 'Marina'. No tiene ningún otro título de este género previsto en su agenda, aunque le encantaría. "La zarzuela es un género que cuanto más lo descubres, más cuenta te das del gran error que se comete llamándolo 'género chico'. ¡Para nada lo es! Al contrario, es complicado de cantar". Lamenta que España no haya sabido sacar más partido de este género que tan poco se ha escuchado en el Liceu las últimas temporadas, y se alegra de que la función sea retransmitida el día 12 en directo en 170 salas de cine.

Cantante y papá

Tras el Liceu le espera otro debut, esta vez en el Teatro Real con 'Il Pirata', de Bellini, otro rol belcantista. "Me estoy preparando con las espadas, el parche y la pata de palo", bromea respecto al reto nada fácil del personaje de Gualtiero. Él, que no es aficionado a la meditación o el yoga, como otros cantantes, acude al gimnasio pero lo que le ayuda a tener los pies en la tierra es su familia. "Tengo dos hijos de 5 y 1 año. Ellos te vuelven a la paz relativa y a la verdad de la vida sin tanta tontería y superficialidad".  Ahora sus prioridades son otras. "En esta carrera es muy fácil caer en el egocentrismo. Cuando tienes niños dejas de pensar en ti, lo primero son ellos".

Tras Navidades le esperan dos 'donizettis'. Primero 'Lucia di Lammermoor', en Oviedo, una de sus obras favoritas, y después 'Elisir d’amore', en Venecia, donde recordará ese famoso bis de 'Una furtiva lagrima' que hizo en La Fenice en la que siempre recordará siempre como "una de las mejores noches de mi carrera". 

A punto de cumplir 44 años -los celebrará coincidiendo con la última función de 'Doña Francisquita', el día 17-, Albelo confiesa estar en un momento dulce: "Estoy tranquilo, feliz. He hipotecado mucho por esta carrera pero tengo clara una cosa: soportaré que me califiquen de tenor vago pero no que mis hijos me digan que no fui un papá presente. He de hallar un equilibrio entre ese ego del artista y mi necesidad de ejercer como papá".

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