CRÓNICA DE CONCIERTO

Anna Netrebko enamora al Liceu

La soprano rusa celebra los 20 años de la reinauguración del coliseo barcelonés

Anna Netrebko, en un momento de su actuación en el Liceu, este lunes.

Anna Netrebko, en un momento de su actuación en el Liceu, este lunes. / ANTONI BOFILL

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Pablo Meléndez-Haddad

Hace ya años que Anna Netrebko se convirtió en la diva de su generación. La soprano rusa regresó al Liceu, donde debutó interpretando Iolanta de Chaikovsky, este lunes con un concierto que celebraba los 20 años de la reinauguración del Gran Teatre. La reconocida intérprete volvió con su marido, el tenor Yusif Eyvazov, el barítono Christopher Maltman y el director Denis Vlasenko como compañeros de viaje.

La primera parte estuvo dedicada a Verdi; el dúo 'Già nella notte densa' de 'Otello' mostró a una Netrebko cómoda, a un Eyvazov algo errático y a una Simfònica liceísta sin mucho brillo, pero todo cambió cuando la soprano interpretó un 'Tu che le vanità' ('Don Carlo') de manual, demostrando estar en plenitud: amplitud de tesitura, facilidad en el agudo, graves férreos y, sobre todo, entrega absoluta. Después de una poco entusiasta 'Quando le sere al placido' ('Luisa Miller') de Eyvazov, Christopher Maltman aportó un 'Pietà, rispetto, amore' ('Macbeth') de gran solidez, antes del dúo 'Ove son io?' en el que Netrebko dio rienda suelta a su poder de comunicación como Lady Macbeth junto a un Maltman que respondió con excelencia; ella destacó como gran soprano dramática de tintes 'spinto' y sin miedo a nada.

En 'Tace la notte!' ('Il trovatore') hubo buena compenetración, con las voces muy amalgamadas.

Duelo de personalidades

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Eyvazov y Maltman abrieron la segunda parte, todavía con Verdi ('Invano, Alvaro', de 'La forza del destino'), en un duelo de personalidades, aunque el vozarrón del barítono se impuso mientras Anna Netrebko aparecía para encandilar con un 'Ebben?... Ne andrò lontana' ('La Wally', de Catalani) interpretado como una ensoñación. Eyvazov estuvo muy cómodo en el aria de 'Cavalleria' antes del dúo de Lehár 'Lippen schweigen' ('Die lustige Witwe'), con Netrebko y Maltman, y de dos cortas pero significativas arias de Puccini más propias del apartado de propinas, 'E lucevan le stelle' ('Tosca') y 'O mio babbino caro' ('Gianni Schicchi'), coronado con un pianísimo eterno.

De 'Andrea Chénier' de Giordano se escuchó un atronador 'Nemico della patria' por parte de Maltman para finalizar con el dúo final, 'Vicino a te s’acqueta', a cargo de la pareja Netrebko–Eyvazov, que confirmó el poderío absoluto de la soprano en este repertorio.

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