CRÓNICA

OMD, sintetizadores que emocionan en Apolo

El dúo británico viajó a los albores del pop electrónico con un 'grandes éxitos' que festejó su 40º aniversario de carrera

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Jordi Bianciotto

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A la generación de OMD le correspondió demostrar que una música pop asentada en las máquinas no solo era posible, sino que podía emocionar con un inédito equilibrio de frío y calor. Han pasado 40 años y el dúo británico no ha podido evitar la tentación de recordar al mundo, a través de una gira de aniversario, que fue de los primeros en conseguir que canciones hechas con sintetizadores treparan en las listas de éxitos; operación antológica que se saldó con fidelidad y cierta euforia este lunes en Apolo.

OMD, Orchestral Manoeuvres in the Dark, ha trabajado para evitar quedar relegada a banda de ‘revival’ y desde su regreso en el 2006 (tras un parón de una década) ha entregado tres álbumes, el último de los cuales, ‘The punishment of luxury’, presentó con dignidad hace un par de inviernos en Razzmatazz. A diferencia de entonces, el dúo apareció en Apolo ampliado a cuarteto, con un batería y un segundo teclista. Y quizá para recordarnos que es un grupo vivo, abrió con un tema de ese disco más reciente, ‘Isotype’, que como el que le da título, despeja sin manías su fascinación por Kraftwerk.

Un lánguido esplendor

Música con base electrónica, sí, pero con el factor físico de Andy McCluskey, bajista sólido, cantante con sentimiento y figura de escenario tendente al gesto teatral, apuntando a las primeras filas con el dedo y poniendo los brazos en cruz. La caja de ritmos marcó el camino para la ‘poppy’ ‘Tesla girls’ Paul Humphreys tomó la voz cantante en ‘(Forever) Live and die’, en un primer tramo coronado por ‘Souvenir’ y el tránsito de ‘Joan of Arc’ a ‘Joan of Arc (Maid of Orleans)’, con ese clímax de ceremonia que introdujo un lánguido esplendor en las radiofórmulas de 1982.

De ahí nos fuimos a las esencias con ‘Statues’, esta sustentada en la percusión electrónica, y una remota ‘Almost’, pieza que fue cara B de su primer sencillo, ‘Electricity’, en 1979 (que lanzó el sello Factory). "¡Bienvenidos al pasado!", anunció McCluskey, si bien el periplo los llevó hasta el presente de ‘Don’t go’, canción nueva incluida en la recopilación ‘Souvenir-The singles (1979-2019)’.

No siempre fue OMD tan sintético: ahí estuvieron piezas de entretiempo como ‘Dreaming’ (1988) o ‘Sailing on the seven seas’ (1991), que en su momento trataron de expandir sus contornos pop. Material de ‘single’ que encarriló la noche hacia la pieza más deseada y que a la vez soporta menos el paso del tiempo, ‘Enola Gay’, con su cenefa de sintetizador digna de la sintonía de la ‘Vuelta ciclista’. Jolgorio en la sala y teléfonos móviles en alto, capturando la escena (y constriñéndola). Rebajando la tensión, OMD recató en el bis la bonita ‘Secret’ y volvió al principio de todo, a ese ‘Electricity’ con el que hace 40 años reivindicaban la energía solar para poder enchufar sin remordimientos sus instrumentos.