CRÓNICA

Savall dirige un Beethoven brillante

El director catalán inauguró el ciclo de Música Antigua del Auditori con una exquisita lectura de la Tercera y la Quinta sinfonías del célebre compositor

zentauroepp50339752 icult191011170558

zentauroepp50339752 icult191011170558 / periodico

Manel Cereijo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La integral de las sinfonías de Beethoven bajo la mirada historicista de Jordi Savall a propósito del 250º aniversario del nacimiento del genio de Bonn continuó su andadura con una exquisita lectura de la Tercera y la Quinta sinfonías. En junio el director y violadagambista clausuró la temporada 2018-19 del ciclo de Música Antigua del Auditori reviviendo la Primera, Segunda y Cuarta. El saldo hasta el momento ha sido, entonces y ahora, una sala Pau Casals llena de un público entusiasta.

La rigurosidad de Savall y su olfato para acercarse a la sonoridad de la época sin grandes efectismos fue una óptima herramienta para poner de relieve la modernidad de Beethoven y lo revolucionario de su lenguaje, marcando el camino del sinfonismo de todo el siglo XIX, con toda su obra y, en especial, con la Tercera –con la que rompió varios moldes– y la icónica Quinta. Por otro lado, el hábito de escuchar este repertorio con una orquesta moderna –romántica, vamos– y sus altas prestaciones hacen que la propuesta del músico catalán, ahora desde el podio, sea de lo más interesante. Y más cuando se trataba, en esta velada, de dos de las sinfonías más divulgadas del genial compositor cuya popularidad trasciende los límites del público melómano.

Arranque emborronado

Savall, al mando de Le Concert des Nations, conceptuó una Tercera, la 'Heroica', a la que costó arrancar. Cierto emborronamiento en los planos sonoros y algunos desajustes de conjunto no impidieron evidenciar más adelante una lectura coherente, con 'tempi' veloces, consiguiendo momentos de gran intensidad dramática. Fantástica la cuerda –buscando naturalidad de sonido y fraseo– y la impecable madera, mientras que no se escucharon siempre precisas ni limpias las trompas. Con todo, el nivel musical subió de tono y entusiasmó en la segunda parte con una extrovertida –aunque mesuradamente controlada– versión de la Quinta, en la que Savall encontró a un conjunto cohesionado e implicado con un punto de brillantez que envolvió todo el escenario, detalle que el público notó y con el que supo interactuar. Se evidenciaron intencionadas dinámicas, detallismo en las texturas y esa elegancia que fluye sola en tantas interpretaciones del músico de Igualada.