ESTRENO TEATRAL

Prat i Coll, un fan de Sagarra

El director reivindica en el TNC al autor con 'La Rambla de les floristes', que considera "una de las cinco mejores obras catalanas, por su estructura y por su contenido"

zentauroepp50313995 icult191009132759

zentauroepp50313995 icult191009132759 / periodico

Marta Cervera

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El director Jordi Prat i Coll (Girona, 1975) vuelve a Josep Maria de Sagarra (1894-1961), esta vez con ‘La Rambla de les Floristes’, una obra en verso muy popular en el teatro 'amateur' pero nada habitual en los escenarios profesionales. Xavier Albertí, director del TNC, ha vuelto a confiar en él tras el éxito conseguido con anteriores montajes como 'Liceistes y cruzados', de Pitarra, 'La fortuna de Sílvia', también de Sagarra, y 'Els Jocs Florals de Canprosa', de Rusiñol, ganadora de dos premios Max.

"No entiendo por qué no se representa más esta obra. Es un retrato magnífico de Barcelona. El personaje de la florista Antònia está a la altura del Señor Esteve", defiende Prat i Coll, buen conocedor de La Rambla. "Vivo en el Raval y al día siguiente del atentado hice el mismo recorrido que la furgoneta. Había un silencio atroz", recuerda. Este montaje es su particular homenaje a las víctimas. En él la vida y la muerte se cruzan. Por el paseo que ha montado en la Sala Gran desfilan vivos y muertos. "Los espíritus de quienes también han dejado su huella". 

Su lectura no entra en críticas a la Rambla actual. "Quería centrarme en la historia", explica. Las flores y la poesía impregnan este retrato cómico pero con regusto amargo que habla del inexorable paso del tiempo, del valor del amor y de emociones frustradas en una Rambla que es símbolo de encuentro, libertad y promiscuidad.

Sin apología política

Prat i Coll es un fan de esta obra. "La dictadura rompió con nuestra tradición teatral. La generación anterior a la mía tenía demasiados prejuicios acerca de este patrimonio. Es un texto de gran calidad literaria. Para mí es uno de los cinco mejores del teatro catalán tanto por la perfección de su escritura como por su contenido". Sagarra sitúa la obra poco antes de la revolución de la Gloriosa de 1868, un momento de convulsiones que acabó con tres décadas de reinado de Isabel II en el trono español, pero reflejó en ella el contexto político y social de la Barcelona de 1935 en la que se estrenó la obra, tan solo meses después de que Lluís Companys proclamara el Estat Català. "Nunca me ha interesado hacer apología política a través del teatro. Quiero un espectador activo que haga su propia lectura. Mi intención es emocionar y reivindicar a Sagarra con un montaje que es un homenaje a las víctimas del atentado terrorista en la Rambla".

Sólido reparto

Rosa Boladeras encarna a Antònia, la florista que lleva la voz cantante en la obra. "Tiene cierto paralelismo con la Nora de Ibsen. Ella también plantea vivir el amor de otra manera, más libre, eliminando las injusticias que vivían las mujeres como ella, sin estudios". El amplio reparto, de 14 actores, incluye a veteranos como Xavier Ripoll (Don Ramon) y a 'repetidores' que ya estuvieron en 'Canprosa' como Clara Altarriba (Carmeta), Albert Ausellé (Lluís / Carnissera), David Anguera (Tonet / Núvia) y Albert Mora (Julivert). Hay asimismo intérpretes con los que el director nunca había trabajado como Carol Muakuku (Laura / Lluïsa), Davo Marin (Alma de Las Ramblas), Marina Gatell (Leonor) y Carme Milán (Laieta), recién salida del Institut del Teatre.

La escenografía de Laura Clos 'Closca' y el vestuario de Montse Amenós miran al siglo XIX en el que Sagarra sitúa la obra para hablar de su Barcelona del siglo XX, pero también incluyen guiños a la actualidad.  La puesta en escena combina costumbrismo, simbolismo y abstracción. El director se salta sin complejos la lógica temporal.

Una cierta "nostalgia chejoviana" impregna una obra donde los personajes femeninos aspiran a cambiar de status social pero se sienten limitados, prisioneros de sus circunstancias y las normas sociales. Prat i Coll ha optado por ofrecer la pieza sin interrupción. Empieza en primavera y acaba en invierno con números musicales creados por Dani Espasa que sirven de enlace en este montaje de menos de dos horas de duración.

TEMAS