ANIVERSARIO DE UN RENACIMIENTO

El 'nuevo' Liceu cumple 20 años con el reto de enterrar el estigma elitista

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Marta Cervera

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En el Liceu todo el mundo trabaja a tope cara a la conmemoración el próximo lunes de su histórica reapertura. Se cumplen exactamente 20 años del momento en que la que fuera joya de la corona de la burguesía catalana, el teatro lírico adonde la 'buena sociedad' iba a ver y a ser visto, pasó a convertirse en un teatro público. Tras el incendio que lo asoló en enero de 1994 todas las administraciones -Ministerio de Cultura, Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona y Diputación de Barcelona- hicieron piña para reabrir el templo lírico con ayuda de mecenas privados. 

Entonces el lema era 'El Liceu de tots', que se podía interpretar tanto en referencia al interés de la ciudad por recuperar el histórico teatro de ópera de La Rambla como por la ampliación social de su público. Se preconizaba una democratización del teatro, inédita hasta la fecha. En estos años se han estrenado títulos contemporáneos de compositores como Jánaceck, Bartók, Ligeti, Britten y también de compositores locales como Casablancas, Montsalvatge, Benguerel y Guinjoan. 

El montaje inaugural de esta temporada, 'Turandot', de Puccini, una nueva producción 'high-tech' de Franc Aleu con un impresionante reparto y gran despliegue tecnológico, da una pista de la ambición del Liceu de hoy. El teatro, que también estrena fachada tras una profunda rehabilitación, necesita de recursos para poder contratar a primeras espadas y para crear nuevas producciones. La ópera nunca ha sido barata. Pero no solo cuenta el dinero: también se debe establecer un plan.

Más presupuesto

El nuevo equipo del Liceu es ambicioso. Víctor García de Gomar, flamante director artístico, que ya renovó las temporadas del Palau de la Música, aspira a recuperar la línea de las grandes voces y los montajes innovadores. Pero para eso se requiere dinero. El presupuesto para esta temporada ronda los 48 millones de euros (con 22,4 aportados por las administraciones y 18 de ingresos propios previstos). Lo ideal sería alcanzar los 52 millones como propone el nuevo plan estratégico que ha de firmarse en marzo. El plan trazará la hoja de ruta a seguir hasta la temporada 2023-2024, en la que se celebrará el 175º aniversario de la construcción original del Liceu, que ha sobrevivido a tres incendios. "Deberíamos ser capaces de aumentar los ingresos propios ya que no imagino que haya aumento de aportaciones públicas", asegura un realista Valentí Oviedo, director general del coliseo. Según sus cálculos es factible crecer en un millón más de taquilla, pasando de los 18 millones a los que aspira esta temporada a 19 dentro de tres años, y aumentar el patrocinio privado de los actuales 7,5 millones a 10. Eso si no se cumplen los malos presagios económicos de desaceleración. "Habrá que adaptarse a las circunstancias con intención de seguir adelante pero a una marcha más lenta", dice resignadamente Oviedo. Y es que nadie quiere repetir el 'annus horribibilis' de la etapa de Joan Francesc Marco, la temporada 2011-2012, marcada por las amenazas de huelga y la reducción de títulos debido a los drásticos recortes de las administraciones.

La ópera es un arte total que necesita de orquesta, coros, cantantes solistas ante el público y un enorme equipo de figurinistas, escenógrafos, maquilladores, regidores y técnicos detrás para que todo encaje. Esta 'Turandot' tiene un presupuesto de 1.750.000 euros (de ellos 450.000 corresponden a producción y derechos de autor) para las 15 funciones previstas hasta el próximo día 25. Montarla requiere a 95 músicos en el foso y 95 intérpretes en el coro más las 19 voces solistas para los dos repartos previstos. Y, no menos importante, entre bambalinas trabaja un equipo de 65 personas. "Si la ópera quiere mantenerse viva debe innovar", afirma Kunde, veterano tenor norteamericano con ganas de entonar el ‘Nessun dorma’, el aria estrella de esta ópera.

Rejuvenecer el público

La popularización de la ópera y el rendimiento social siguen siendo objetivos pendientes y prioritarios en el Liceu. La temporada pasada cerró con 278.385 espectadores y un 82% de ocupación. Del total de espectadores, 171.191 acudieron a espectáculos líricos, con una ocupación del 81%. Esta temporada se han vendido más abonos. Se han aclanzado los 17.000, de los que 2.000 pertenecen a la modalidad de solo tres títulos. Hace 20 años la reinauguración del Liceu captó 15.700 abonos, el doble de los que tenía antes del incendio. El récord fue de 20.000, pocos años después de la reapertura. 

Pero el Liceu contempla cómo su público envejece sin que se alcance un ritmo de renovación. El último estudio de público arrojaba una media de edad superior a 60 años. Entre las medidas puestas en marcha para rejuvencerlo está la venta de 50 entradas en cualquier zona del teatro a solo 30 euros para menores de 35 años en cada función. Siempre vuelan. Y la iniciativa de funciones Under 35 es asimismo un exitazo. Diez mil menores de 35 años se conectaron 'on line' para comprar entradas a 15 euros para ver este sábado la nueva producción de 'Turandot' protagonizada por el segundo reparto que servirá de ensayo general. Y es que 'la pela és la pela'.     

No es la única inciativa para rejuvenecer el público. Desde la reconstrucción el Liceu se ha interesado en fomentar la ópera entre los más pequeños con El Petit Liceu, un programa educativo para familias y escuelas.   

En el Liceu ya no se estilan los trajes de noche y uno puede perfectamente asistir en tejanos (como preconizaba Marcel Gorgori) o como le dé la gana, pero ni siquiera así ha conseguido quitarse de encima el sambenito elitista. "Eliminar esa visión requiere tiempo y facilidades para que la gente acuda al Liceu", dice Oviedo. "El reto más importante para los próximos 20 años es convertir el Liceu en un centro musical que conecte con la filosofía, la literatura y los temas que preocupan a la sociedad como el cambio climático, la tecnología y las migraciones". Y es que el Liceu ya no vive en una burbuja.