CRÍTICA DE CINE

'El crack Cero': nostalgia autoconsciente

Estrenos de la semana, trailer de 'El crack cero' de  2019.

Estrenos de la semana, trailer de 'El crack cero' de 2019. / periodico

Beatriz Martínez

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En 1981, en 'El crack', José Luis Garci tuvo la brillante idea de trasladar los moldes del cine negro clásico hollywoodiense a la realidad española del momento para contar las transformaciones que se estaban produciendo a principios de los años 80 pasándolas por el filtro del espíritu de las novelas de Dashiell Hammett

Han pasado casi 40 años de esa película y ahora el director recupera a su personaje Germán Areta (un estupendo Carlos Santos) para contar la historia de sus orígenes. Ya no se captura el espíritu de una época a través de la radiografía de sus calles y su atmósfera, sino que se trata de una reconstrucción nostálgica repleta de melancolía por un pasado anclado en un imaginario cinéfilo que destila eso que antes se llamaba 'espleen', es decir, morriña y tedio. 

‘El crack Cero’ es una película que definitivamente pertenece a otro tiempo, que utiliza una serie de códigos demodé que provocan tanta extrañeza como una cierta ternura. Sus diálogos literarios, su acartonamiento escénico, su cóctel de referencias trasnochadas, sus cabos sueltos narrativos, nos conducen a un universo suspendido e irreal que despierta una sonrisa al mismo tiempo que reconforta, quizás porque se trata de una pequeña rareza anacrónica de serie B sin pretensiones que busca a su manera trasladar al espectador a un mundo que ya no existe o nunca existió, el de las partidas de mus, los 'dry' martinis, la colonia Varon Dandy y los Philips Marlowes castizos.