ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

James Gray ('Ad astra'): "Fantaseamos con otros mundos porque este no tiene solución"

El director norteamericano llega a su punto culminante como creador con 'Ad astra', fascinante aventura espacial protagonizada por Brad Pitt

James Gray, con Brad Pitt, en el rodaje de 'Ad astra'

James Gray, con Brad Pitt, en el rodaje de 'Ad astra'

Nando Salvà

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Sobre el papel, la séptima película del director norteamericano James Gray parece la más comercial de su carrera, una aventura espacial protagonizada por Brad Pitt en la piel de un astronauta que viaja a los límites del sistema solar. En realidad, 'Ad astra' es mucho más que eso: una fascinante relectura de 'Apocalypse now' que asimismo funciona como reflexión sobre la pérdida y el dolor que causa, la alargada sombra que los padres proyectan sobre sus hijos y la abrumadora soledad que nos ofrece el universo. También es algo parecido un punto culminante en su carrera como director.

'Ad astra' es la película más ambiciosa de su carrera. ¿Cuándo empezó a pensar en ella?

Alrededor de. 2010. Recordé la famosa cita de Arthur C. Clarke: "Puede que estemos solos en el universo y puede que no, y ambas opciones son igual de aterradoras"; y pensé en hacer una película a partir de ese miedo. A la gente le inquieta la posibilidad de que ahí arriba no haya alienígenas que nos salven de nuestros problemas o contra los que podamos unirnos y luchar, porque significaría que solo nos tenemos los unos a los otros y debemos centrarnos en el aquí y el ahora. Pero a mí, en cambio, me reconforta. Tengo una esposa increíble y tres hijos maravillosos, y eso me da mucha alegría. La idea de entrar en contacto con hombrecillos verdes, en cambio, no me da ninguna.

Desde el 2010 el cine espacial ha experimentado un auge gracias a títulos como 'Gravity' (2013) o 'Interestellar' (2014). ¿Eso beneficia a su película o la perjudica?

Diré que a mí esas películas me resultaron algo frustrantes, porque sentí que exploraban algunos asuntos que se me habían ocurrido a mí primero. En todo caso, contestar a esa pregunta significaría conjeturar sobre fuerzas que están del todo fuera de mi esfera de conocimiento y mi capacidad de control. Jamás me ha importado el aspecto comercial o industrial del cine. Y creo ser del todo incapaz de entender lo que el público quiere.

Volviendo al éxito de las películas de astronautas, ¿diría que tiene que ver con el 'zeitgeist'?

Por supuesto. La gente fantasea con otros mundos porque aquí en la Tierra no queda nada en lo que soñar. No hay solución. El planeta está siendo destruido a través del calentamiento global, y por otra parte hay una amenaza clara de holocausto nuclear que estamos subestimando. Y a ello, claro, hay que añadir la dictadura del capitalismo en la que vivimos, contra la que no hay alternativa y que, se mire como se mire, nos está idiotizando.

¿Cómo?

Porque está determinando la cultura de las próximas generaciones. La gente joven solo piensa en ganar dinero, y por eso optan por seguir una educación orientada a los negocios. No se interesan por la literatura de Shakespeare ni por Molière, y les importa un rábano quiénes son Mozart y Picasso y Kandinsky. Y los padres no nos tomamos la molestia de llenarlos de inquietudes, sino que los atocinamos con películas de superhéroes y comida rápida. Y luego nos quejamos de que cada vez haya menos películas buenas. No quiero sonar moralista, porque yo soy parte del sistema. Al menos intento dar lo mejor de mí mismo, y atraer a la gente al cine de forma honesta.

"Mi idea es hacer un cine accesible al público y a la vez impulsado por aspiraciones elevadas. Sé que suena terriblemente petulante"

¿Cómo describiría su método?

Mi aspiración es ser capaz de hacer lo que Coppola hacía en los 70. Es decir, si piensas en 'El Padrino' y 'El Padrino II', son como una variación de Homero ambientada en la civilización americana. Y nadie lee a Homero pero si sales a la calle y empiezas a preguntar, todo el mundo adora 'El Padrino'. Mi idea, en otras palabras, es hacer un cine accesible al público y a la vez impulsado por aspiraciones elevadas. Sé que suena terriblemente petulante.

Pero la cultura ha cambiado mucho desde los 70, y todos coinciden que lo ha hecho a peor.

Tendemos a idealizar el pasado, pero los 70 eran un tiempo horrible en el que vivir si eras gay, o negro, o mujer. En general, la vida era peor. Pero, claro, el Oscar a la Mejor Película de hace 50 años lo ganó 'Cowboy de medianoche' (1969), y el de este año lo ganó 'Green book'. Sé que los Oscar son algo estúpido, pero el dato revela que las cosas han cambiado.

¿Es pesimista respecto al futuro?

Creo que, llegado el momento, cambiarán las tornas. Pero no estoy seguro de si viviré lo suficiente para verlo. Pero no es eso lo que me atormenta. Lo que me atormenta es no ser capaz de poder trabajar más y mejor durante lo que me queda de vida. Pasan los años y sigo sin ser ese director excelente que aspiraba a ser. Siento que a mi cine le falta alegría y calidez. Intento corregir esa deficiencia, pero no puedo, y me duele.

"Siento que a mi cine le falta alegría y calidez. Intento corregir esa deficiencia, pero no puedo, y me duele"

Tanto 'Ad astra' como su película inmediatamente anterior, 'Z, la ciudad perdida' (2017), hablan de hombres que lo dan todo en busca de un imposible y que, al alcanzarlo, no encuentran las respuestas que buscaban. ¿Se siente identificado?

Supongo que sí. En mi caso, incluso si lograra hacer una gran película, ni siquiera me daría cuenta. Tal vez eso signifique que buscar la perfección no tiene sentido. Sería más sensato conformarse con hacer una contribución al mundo lo más sincera posible, y confiar en que dentro de medio siglo alguien verá tu película y obtendrá de ella algo que le ayude a ser mejor. No hay línea de llegada, ni en el arte ni en la vida. Al final del viaje no hay hombrecillos verdes que nos cuenten la verdad sobre todo esto. Así que lo importante es el viaje.

Su viaje como cineasta está plagado de figuras paternas que son imponentes pero están llenas de grietas, y en ese sentido la que planea sobre 'Ad astra' es ejemplar. ¿De dónde le viene esa obsesión?

Ser padre me resulta extremadamente difícil. En todo momento, siento que voy a fallar. Quiero tanto a mis hijos que me los comería, pero ese amor está condicionado por el miedo a fastidiarla. Por eso me inquieta que mis hijos dependan demasiado de mí y me tomen como modelo; intento que estén en desacuerdo conmigo y me cuestionen lo más posible. Todo mi cine viene de esa preocupación.