ENTREVISTA

Lorena Álvarez: "Hoy cuesta encontrar un poco de silencio"

La cantautora asturiana reaparece con su artesanal 'Colección de canciones sencillas', el disco que presenta en el Mercat de Música Viva de Vic

Lorena Álvarez, en una imagen promocional

Lorena Álvarez, en una imagen promocional

Jordi Bianciotto

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Con su primer álbum, ‘Anónimo’ (2012), y el epé de entretiempo ‘Dinamita’ (2014), Lorena Álvarez logró que los oídos educados en el pop se acercaran a sus refrescantes canciones con alma tradicional. Ahora, la asturiana refina sus artes sin pervertir su trazo natural en ‘Colección de canciones sencillas’, el disco que muestra este jueves, al frente de su cuarteto, en el Mercat de Música Viva de Vic (y el 17 de octubre en La 2 de Apolo).

Hoy en día, ¿apelar a lo sencillo es lo más revolucionario?

¡Pues para mí, sí! Estamos rodeados de cosas sofisticadas, y de rapidez, y la sencillez no es lo que más se lleva. Hoy es difícil encontrar un poco de silencio fuera de todo lo que nos están vendiendo constantemente.

¿Se siente inadaptada en el mundo moderno?

¡Sí! Totalmente, ¡y cada día más! (ríe) A ver, no es que me gusta sentirme inadaptada, e intento no poner de mi parte para estarlo más. Quiero vivir el mundo que me ha tocado vivir y tengo mi Instagram, mi ordenador, mi maldito teléfono móvil (carcajada)... No vivo como una ermitaña, aunque como siga así la cosa, no lo descarto.

En la música, ¿le han interesado tanto las figuras profesionales como las voces anónimas, tradicionales, del campo?

Me inspiran los cantantes que sacan su propia voz, que es algo que se nota muchísimo. Violeta Parra, Carmen Amaya, Camarón, Leonard Cohen... Y a veces me emociona más una vieja cantando, o mi madre, que según quién, porque la gente, cuando no sabe, y ahí me incluyo, porque yo no tengo técnica vocal, saca algo más profundo. Me gusta la gente anónima a la que alguien graba. Trabajos de campo como los de Alan Lomax, o en España, de gente como Joaquín Díaz, o Xosé Ambas, que hacía el programa ‘Camín de cantares’ en la televisión asturiana.

Pero usted es partidaria de componer las canciones que canta.

Sí, en este disco son todas mías; solo en una, ‘Aborrezco lo que adoro’, una parte de la letra es de unos tangos flamencos y otra de unas alegrías que cantaban tanto Camarón como Morente.

¿No tiene sentido cantar canciones tradicionales que surgieron de circunstancias que hoy ya no existen?

La mayor parte de la música tradicional ya está prácticamente muerta, porque desde el que campo se mecanizó y la gente emigró a las ciudades... Quizá la música popular de hoy en día sea el trap, la música de la gente de ciudad que cuenta su vida. La música es un reflejo de la sociedad, y yo en mis canciones parto de ahí, de mis experiencias, que son las que viven las otras personas, como la muerte, la amistad, el amor... Describirlas desde mi punto de vista y compartir lo que voy aprendiendo de los demás.

A diferencia de las voces del campo, usted sí que pensó en grabar sus canciones y hacer un disco.

Pues no lo tuve tan claro. Me encanta grabar, y este disco lo he grabado yo sola en casa, y disfrutando bastante, pero hubo momentos en que no sabía si iba a hacer otro disco. Pero las canciones iban como luchando por salir, y diría que el disco ha salido incluso a pesar de mí misma.

Hay una canción clave: ‘La nube’, que parte de un dibujo que hizo su abuela de usted.

Sí, un dibujo de trazos muy infantiles, que confirma lo de que los ancianos vuelven a ser como niños. Ese dibujo lo tengo siempre delante. Yo estaba en un momento en que pensaba que igual tenía que dar un paso adelante con este disco: me decía “tengo que cantar mejor, tocar mejor, igual tener un productor”... Y mirándolo me di cuenta: “pero, ¿qué estoy diciendo?”. Tenía que darle valor a la manera sencilla, sin pensar en superproducciones. Reculé un poco y decidí grabar el disco en casa y a mi manera.

‘Si tú eres mi hombre’ es una canción sarcástica y dura contra las relaciones tóxicas. ¿Le gusta verse como cantautora comprometida?

Mi obra no tiene nada que ver con la canción de protesta, política, pero sí que me considero una cantautora. Lo que no me interesa es la propaganda. Pero ‘Let England shake’, de PJ Harvey, es un disco político y con unas letras y unas músicas impresionantes, que va más allá de decir “qué mal estamos”.

Ha pasado de vivir en Asturias al Albaicín de Granada, pero en el disco no se ha dejado influir apenas por el flamenco.

No sé, cuando compongo no pienso en un estilo musical. Intento seguir mi intuición y librarme de todo tipo de ruido para concentrarme y seguir el hilo de lo que van pidiendo las canciones. Esa es la lucha que tengo siempre, no dejarme llevar.  Cuando comencé a mostrar las canciones a la gente me dijeron que podían haber sido arregladas de otras muchas formas, y eso está bien, porque me gusta dejar un espacio para que el oyente le ponga lo que quiera en su cabeza. Así lo hago yo con las canciones que escucho.

Usa guitarras eléctricas y teclados, pero también percusiones tradicionales.

Tengo muchos instrumentos de percusión humildes: panderetas, cascabeles... Con cualquier cosa que tenga un sonido chulo hago música. En el disco hay un sonido que parece de unas trompetas y es una silla, arrastrándola por el suelo. Producto de cercanía, kilómetro cero, ¡como en el supermercado!

Y le ha salido un disco más tranquilo e interiorista que los anteriores.

Como dijo mi padre: “no es tan bailable, ¿no?”, “no sé si me gusta mucho”... Sí, mi intención es tocarlo en teatros, donde la gente pueda estar sentada y tomándose un poco de tiempo. Porque cada vez la música se escucha con más prisas. No me gusta internet por eso: sí, puedes escuchar toda la música del mundo, pero, ¿eso para qué te sirve? Las canciones más especiales son las que más tiempo has tenido de escuchar. La música no es algo que en dos minutos se te meta dentro. A veces hay que tomarse un tiempo, ¿no?