ENTREVISTA

Juliane Heinemann: "La historia de Walter Benjamin es muy actual"

La cantante berlinesa residente en Barcelona abre el Mercat de Música Viva de Vic con un concierto inspirado en el último día de vida del filósofo alemán

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Jordi Bianciotto

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El 26 de septiembre de 1940, Walter Benjamin, encallado en Portbou cuando, en su huida de la Francia ocupada rumbo a Lisboa y a Estados Unidos, fue detenido por la policía franquista con órdenes de entregarlo al régimen de Vichy, fallecía tras ingerir una alta dosis de morfina. Episodio que Juliane Heinemann evoca en ‘L’últim camí de Walter Benjamin’, el concierto inaugural, este miércoles, del 31º Mercat de Música Viva de Vic, consecuencia de haber obtenido, el año pasado, el premio Puig-Porret. Le acompañará un refinado cuarteto integrado por Marcel·lí Bayer, Jordi Matas, Marko Lohikari y Oriol Roca.

¿Qué le ha llevado hasta Walter Benjamin?

Un amigo me habló de él, me interesé y fui descubriendo a una persona especial, muy cosmopolita y europea, que tuvo un final trágico. Yo soy berlinesa como él y me gusta la reflexión sobre la identidad, las culturas y las lenguas. De Benjamin es tan interesante su obra como su biografía. Reconstruyendo su último día de vida, cruzando la frontera camino hasta Portbou, me di cuenta de que podía dar pie a un espectáculo.

¿Ha hecho la ruta que él siguió a través de las montañas?

Sí, y me emocionó. Son unos quince kilómetros, de Banyuls hasta Portbou, desde donde esperaba seguir su viaje hacia Estados Unidos. Aquel camino lo hizo mucha gente, también al revés, como Machado. Traté de imaginarme cómo sería hacerlo en aquellas condiciones. Ahora podemos disfrutar de su belleza, pero aquella gente lo haría con mucho miedo, tensión y en silencio.

¿Qué ha querido destacar en el espectáculo?

Comienza al alba, cuando él está solo en la montaña y termina por la noche, con su suicidio en Portbou. Es una reflexión sobre la vida y la muerte, dejando un rastro de esperanza.

Incluye textos en cuatro idiomas.

Alemán, catalán, castellano y francés. Los cuatro tienen que ver con la historia, ¡y conmigo, que ya no hablo bien ninguno! Me he inspirado en poemas de artistas exiliados o relacionados con Benjamin: Machado, Lorca, Albert, Màrius Torres y autores alemanes como Rilke, Stefan George o Else Lasker-Schüler. Un tema se inspira en la ‘Tesis sobre la filosofía de la historia’, de Benjamin, que a su vez partía del cuadro ‘Angelus novus’, de Paul Klee: el ángel de la historia, empujado por un viento que sopla desde el pasado, con sus heridas y sus muertes. Benjamin quiere combatirlo, pero no puede. A ese viento lo llama progreso. Es una crítica a la evolución de la humanidad.

¿Con un mensaje aplicable al mundo actual?

No hay un mensaje directo; prefiero que cada cual haga su propia interpretación. No quiero decirle a la gente lo que debe sentir o pensar. Pero la historia de Benjamin, con la guerra como telón de fondo, el exilio y los refugiados, es muy actual.

Usted ha trabajado en diversos registros musicales, del jazz al pop. ¿Por cuál se ha decantado esta vez?

Comencé con una sonoridad acústica, pero terminé en la electrónica para poder crear algo más abstracto. Aquí juego mucho con sonoridades crujientes, ruidos, texturas que no son limpias... Y todos tocamos sintetizadores. Yo, además, guitarra eléctrica y piano.

Lleva 15 años viviendo en Barcelona y ha trabajado con artistas como Delafé y Las Flores Azules y Maria Rodés. ¿Un lugar más complicado que Berlín en el que desarrollarse como artista?

Es igual de difícil en todas partes. Tienes que combinar muchos trabajos a la vez. Yo soy profesora de canto; actualmente en el Conservatori del Liceu, y con Maria Rodés sigo tocando: estaremos el sábado próximo en el BAM. Y tengo un trabajo en Alemania, como profesora de canto en un teatro musical de Múnich. Es una vida bonita, pero sacrificada.