CRÍTICA DE SERIE
'The I-land': una isla, sí, pero no, no es 'Perdidos'
Más en plan televisión B que otra cosa, panorámicas de la isla, selvas, cuerpos bronceados y tiburones incluidos, como divertimento de fin de semana puede verse sin problema
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Cinco hombres y cinco mujeres jóvenes despiertan en una isla desierta sin saber ni quienes son ni cómo han llegado allí. Nadie recuerda ni su nombre. Aparentemente, no se conocen entre ellos. Todos visten una camisa blanca similar y asumen que sus nombres son los que aparecen en las etiquetas rojas de las camisas. Comienza el juego.
La evocación o el recuerdo de 'Perdidos' es más que evidente. También todas las historias de náufragos del cine y la literatura, de 'La isla misteriosa' a 'Robinson Crusoe'; de hecho, un personaje que aparece en el tercer y en el séptimo y último episodio se apellida Dafoe, lo más parecido al autor de 'Robinson Crusoe', Daniel Defoe. Como en la exitosa serie de J. J. Abrams, 'The I-land' juega con el tiempo y las realidades. Pero todo eso es a partir del tercer episodio, el medular, el que da las claves. Los dos primeros son algo así como la lucha por la supervivencia y el conocimiento. ¿Quiénes somos y qué narices hacemos aquí?
Neil LaBute, productor ejecutivo de la serie, director del episodio inicial y guionista de los cuatro primeros, solo se había acercado al género fantástico o a la ciencia ficción en el 'remake' que realizó en el 2006 de 'Wickerman'. Lo suyo siempre ha sido la tragicomedia cínica y absurda, como 'En compañía de hombres' y 'Amigos y vecinos'. Pero estos filmes son de finales de los 90 y, desde entonces, La Bute ha dado demasiados bandazos. Esta miniserie no lo va a recuperar.
Porque más allá de su relativa originalidad argumental, las similitudes con otras series, su limitada producción y algunos efectos un tanto chapuceros –el ataque del tiburón en el primer capítulo–, el problema principal de 'The I-land' es que muchas situaciones y conversaciones se alargan innecesariamente.
De ahí su ritmo o bien repetitivo, sobre todo en lo concerniente al personaje de Chase (Natalie Martinez), que se pasa toda la serie pidiendo la confianza de los demás cuando ella no confía nadie, o bien atropellado: en el episodio cuatro se agolpan los recuerdos de las vivencias de todo el grupo.
Hay otras lagunas de guion, como la misoginia inicial de la chica llamada K.C. (Kate Bosworth). ¿Cómo sabe que odia a las mujeres si hasta bien entrada la historia no recuerda nada? Con todo, más en plan televisión B que otra cosa, panorámicas de la isla, selvas, cuerpos bronceados y tiburones incluidos, como divertimento de fin de semana puede verse sin problemas.
The 'I-land' se estrenó el 12 de septiembre en Netflix
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