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Dani de la Orden nos cuenta las anécdotas de 'Litus', su primer drama

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Eduardo de Vicente

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El director catalán Dani de la Orden ha ido ganándose un prestigio en el terreno de la comedia con filmes como Barcelona nit d’estiu (y d’hivern), El pregón o El mejor verano de mi vida. Acaba de estrenar Litus, que supone un pequeño giro en su filmografía porque, aunque tiene algunas situaciones de comedia negra es, en realidad, un drama generacional.

La trama parte de una premisa similar a la de Reencuentro, es una reunión de amigos en homenaje a Litus, un compañero que ha fallecido. El chico se ha suicidado y nadie entiende por qué. Su hermano acude a la cita y les explica que les entregará unas cartas personalizadas que escribió antes de morir. El filme basa su fuerza en el texto y la compenetración entre sus actores: Quim Gutiérrez, Álex García, Belén Cuesta, Adrián Lastra, Miquel Fernández y Marta Nieto. El director nos explica más detalles del filme:

-El embrujo del teatro. “Litus nace hace seis o siete años, después de ver la obra teatral de Marta Buchaca en Barcelona, con unos actores buenísimos y que me llegó muchísimo, porque habla de un tema que me preocupa que no es el suicidio en sí, sino la inmadurez emocional y la incapacidad que tenemos para comunicarnos y expresarnos. A partir de ahí me empiezo a interesar y salgo de la obra y pienso en hacer la película. Y además es que pertenece a una especie de género muy particular. Hay unas cartas del difunto y todo el mundo quiere saber qué hay escrito en ellas, por lo que tiene un aspecto como de thriller Me acuerdo de estar en la obra enganchado e ir diciendo “Vale, ya sé que no es un thriller de quién ha matado a Baby Jane”,  pero me quedé en plan de quiero saber qué está pasando”.

-La oportunidad ideal. “Pasan los años, ruedo pelis, spots, videoclips hasta que acabo El mejor verano de mi vida con el productor Eduardo Campoy. En ese momento necesito hacer otra más pequeña, sin estar preocupado de la envergadura y de la presión que supone hacer una película para un gran público, sin la dictadura de la comedia, que te dicta mucho. Las comedias de humor puro como El mejor verano de mi vida o El pregón las sufro muchísimo porque el humor es terrorífico y lo paso muy mal porque no sé si es gracioso y necesitaba hacer algo más modesto con lo que  pudiera sentirme más ligado. Se lo comenté a Campoy y decidimos hacerla con un presupuesto muy bajo, pese al gran elenco que teníamos y rodarla encerrados en un piso en solo tres semanas”.

-Un piso por plató. “Se tendría que haber rodado en plató, pero era una locura montarlo para tan pocos días. Entonces buscamos un piso en Fuencarral y ahí no sólo tenían que convivir los actores, sino también yo y el equipo técnico. Un día recuerdo que estaba enfurecido porque siempre había ruidos, siempre. Era muy complicado conseguir silencio en el set y, además, es una peli muy intensa y complicada de hacer y acababa gritando. Lo que se me ocurrió es que, cuando llegábamos, enviaba al equipo técnico a ir a hacer un café, los obligaba a salir de la casa y estaba una hora hablando y ensayando con los actores porque habíamos podido probar con muy pocos antes del rodaje”.

-Rodar por orden. “Era muy difícil dividirla y la rodamos cronológicamente por bloques casi toda. Estábamos en el cuarto o sexto día de rodaje y era todo en continuidad, no había ni una elipsis. Recuerdo que venía el productor y me recriminaba que hubiera empezado a rodar una hora y media más tarde, pero es que el ensayo era lo más importante. Es una discusión, ya en broma, me decía “estoy perdiendo dinero contigo porque ruedas dos horas tarde”.

-Mensajes sin parar. “Con Quim Gutiérrez aprendí algo maravilloso que es trabajar un personaje. Tiene una manera muy profunda, analítica, racional a la vez que pasional de trabajar un personaje y el suyo es muy complejo porque durante toda la película no tiene mucho protagonismo hasta el final. Nunca he intercambiado tantos mensajes de whatsappPodría juntar todas mis relaciones de  amistad y de amor y aún así ganaría él, sobre todo con notas de audio. No podíamos coincidir porque él estaba rodando en Los Angeles y yo estaba en Madrid. Era muy complicado encontrar una hora por la diferencia horaria. Yo me despertaba cada mañana con muchas notificaciones y básicamente eran sus podcasts y seguramente él tendrá los míos. Solo hablábamos del personaje. Nunca he hablado tanto con un actor. 

-Unas reacciones reales. “Hay un momento al final que se descubre un secreto que viene dado por Quim sobre las cartas, el suicidio y él escribió personalmente ese texto y lo bonito es que no se lo dijo a los demás actores. Todo el mundo sabía qué había un giro final pero nadie sabía el por qué. Cuando Quim lo leyó fue muy bonito porque todas las reacciones de los actores eran reales. Es como cuando estás haciendo un thriller y los actores están actuando sin saber quién es el asesino. Quim lo hizo y esta propuesta fue muy inteligente. En esta peli era muy importante estar dentro de un microcosmos, de estar sintiéndolo en ese momento”.

-Con Belén no cuesta. “El rodaje no fue nada accidentado en sí, claro que hubo estrés y nervios. Lo que aprendí es a trabajar más con actores. Cada uno tiene una dinámica muy particular, cada uno aporta algo muy bonito en particular. Belén consigue una fuerza y, a la vez, una vulnerabilidad maravillosa en su personaje que demuestra tener mucho carácter, pero que está roto y esto se ve en pantalla”.

-Todo está bien ¿o no? “Álex tenía un personaje muy complicado que es alguien que no ha superado el duelo y tiene que hacer ver que todo está bien, todo el rato. Para él es muy importante esta reunión porque para él Litus sigue prácticamente vivo, no ha sacado las cosas de su cuarto. Esta reunión es súper importante para él porque quiere entender porqué se suicidó”.

-La comedia incómoda. “Adrián tiene un talante dramático-cómico que es maravilloso. La comedia de esta peli siempre surgía desde la incomodidad. No intentábamos hacer chistes. Tiene un momento de luz maravilloso ya que está hundido porque lo ha dejado la novia y en ese momento el drama y la comedia conviven al mismo tiempo. Es una de mis escenas favoritas”.

-El cantante famoso. “Miquel interpreta a un músico que se ha hecho muy popular y es complicado, porque es muy fácil que te caiga mal, pero consigue darle una humanidad maravillosa”.

-La superación. “Marta Nieto aparece a mitad de la película, da luz, es como la chica que ya lo ha superado, es fuerte y está tirando para adelante”.

-Despedidas amorosas. “Hay una despedida de una expareja en un portal, y esa es una escena que quería hacer desde hace dos años, porque a mí me han dejado y he dejado y de alguna manera necesitaba hablar de las despedidas. De lo duras que son y de lo mucho que nos engañamos para no decirnos adiós, de lo mucho que nos frenan. Y vale que son problemas del primer mundo, que aquí nadie está enfermo, que tienen un pisazo y son guapos, bellos, esbeltos y no presentan muchos problemas económicos, pero aparte de eso siguen sufriendo igual por temas cotidianos como el amor o los adioses”.

-La masculinidad inmadura. “Me interesa mucho hablar de un personaje que sigue anclado a alguien porque no ha tenido el valor de aceptar que hay una vida sin él. Y a la vez hablo de esa masculinidad tóxica en cuanto a la inmadurez de un tío que utiliza a una chica para sentirse seguro, valorado, querido cuando no está enamorado de ella pero tiene un acto condescendiente enseñándole cómo se tiene que querer y dándole lecciones de que es lo que pasó cuando realmente no tiene potestad para hacerlo porque realmente el que se está portando mal es él. Y creo que es algo que se ha dado mucho en las comedias románticas de siempre, ¿no? Es un personaje como de comedia americana, un inmaduro que conoce a una chica maravillosa y entonces aprende a cambiar, progresa y consigue a la chica. Y en esta peli hace lo mismo pero sabe que la pierde porque es lo que tiene que hacer. Tiene que aprender a ser consecuente con lo mal que se ha portado y todo lo demás. Es una escena que me gusta mucho y en la que acabé llorando”.