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'El cocinero de los últimos deseos', una deliciosa película gastronómica

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Eduardo de Vicente

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Las películas de tema gastronómico son un fenómeno relativamente reciente. Más allá del aperitivo (algo desagradable a ratos) que supuso La gran comilona (La grande bouffe, 1973) podríamos situar el fenómeno a finales de los 80 con El festín de Babette y principios de los años 90 con la mexicana Como agua para chocolate, a las que seguirían Comer beber amar, Deliciosa Martha o Un toque de canela. En la actualidad, la cartelera ofrece otro de esos títulos que hace presagiar platos apetitosos, se trata de la japonesa El cocinero de los últimos deseos.

Un director ganador de un Oscar

Es un drama japonés con trasfondo gastronómico, pero también histórico que está protagonizado por Kazunari Nimoniya (visto en Cartas desde Iwo Jima), Hidetoshi Nishijima (Mientras ellas duermen) y Aoi Miyazaki. El director es Yojiro Takita, el autor de la deliciosa Despedidas, que obtuvo por sorpresa el Oscar a la mejor película extranjera, Despedidas, y que puede servir de aperitivo o de postre a este filme. Habla de un violonchelista en paro que descubre un anuncio sobre un trabajo que consiste en “ayudar en las despedidas” y decide acudir pensando que se trata de una compañía aérea. Pronto descubrirá que consiste en una funeraria y debe ayudar a arreglar a los muertos. Transita en la comedia y el drama, su banda sonora es muy emotiva y es una pequeña joya que vale la pena descubrir.

El cocinero de los últimos deseos se ocupa de un individuo muy especial, se trata de un chef que tiene un paladar excepcional que le permite recrear cualquier plato que haya probado anteriormente y se dedica a cocinar para moribundos millonarios que quieren rememorar sabores olvidados a cambio de fuertes sumas de dinero. Cuando menos lo espera recibe la llamada de un prestigioso y anciano chef chino que le contrata para que intente hallar las misteriosas recetas elaboradas en los años 30 por un colega nipón para el mayor banquete de la historia, que se le ofreció a un emperador y que estaba compuesto por más de un centenar de platos a cuál más sofisticado.

Dos genios de la cocina en distintas épocas

El protagonista es un joven perfeccionista, frío y muy exigente, con una cualidad similar a la del personaje de El perfume, que tenía una nariz privilegiada, pero aplicada a la comida. Para encontrar las recetas, el chico deberá bucear en el pasado de su creador, cuya historia se nos va mostrando paralelamente, así que está repleta de flashbacks sobre el pasado que se va alternando con la investigación que lleva a cabo el japonés. Y es que, en el fondo, puede parecer una película de intriga en la que el chico intenta descubrir lo que ocurrió para que la información sobre esos platos exquisitos desapareciera.

Otro tema que aborda es la problemática de Manchuria, una región que ha sido víctima de los deseos de China y Rusia y ha sufrido su ambición. El filme reflexiona sobre cómo un genio culinario como el creador de ese banquete tuvo que padecer por la política y los enfrentamientos entre pueblos. Pero también tiene un lado más tierno, ya que defiende la teoría de que la comida evoca recuerdos y personas a las que has querido y que su mejor ingrediente es el amor que pones en ella.

Mejor comer antes...

Está rodada con mucha elegancia, mostrando cada plato con delicadeza, con una fotografía preciosista y una banda sonora que contribuye a la emoción. Eso sí, conviene advertir que es importante no ir a verla con hambre, ya que el espectador puede pasarse dos horas salivando.