REPORTAJE DE AP

11 mujeres más acusan a Plácido Domingo de acoso sexual

El tenor Plácido Domingo, protagonista de 'Le Cid', en 1999.

El tenor Plácido Domingo, protagonista de 'Le Cid', en 1999. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Nuevo capítulo en el goteo de acusaciones contra Plácido Domingo por su comportamiento hacia algunas mujeres de su entorno laboral. Otras 11 mujeres del mundo de la ópera han acusado al legendario tenor español de acosarlas sexualmente o comportarse inadecuadamente con ellas, según publica la agencia Associated Press. Esta última información llega casi un mes después de que ocho cantantes y una bailarina se pronunciaran en términos muy similares contra el actual director general de la Ópera de Los Ángeles, que ha abierto una investigación para esclarecer las alegaciones. Tanto entonces como ahora, Domingo ha defendido su inocencia afirmando que las acusaciones “son incorrectas” y que siempre pensó que sus interacciones “fueron bienvenidas y consensuadas”. 

La reputación del prolífico tenor de 78 años ha quedado en cualquier caso en entredicho, aunque la respuesta general del mundo operístico ha sido la de esperar a que concluya la investigación angelina para determinar si seguirán contando con sus servicios. Domingo es uno de los grandes mitos vivos del género y uno de los pesos pesados de una industria en declive. Las óperas de San Francisco y Filadelfia cancelaron sus actuaciones poco después de conocerse las primeras alegaciones, pero la mayoría de instituciones las mantuvieron o las dejaron en el aire a expensas del resultado de las pesquisas. Especialmente desde Europa, le han llovido los apoyos a su presunción de inocencia. 

El nuevo artículo de AP redunda sobre el patrón descrito en las primeras acusaciones. Habla de un hombre atraído por las mujeres jóvenes, a las que habría perseguido con persistentes llamadas a cualquier hora, recurrentes invitaciones para verse a solas, tocamientos indeseados o intentos para besarlas a destiempo en los labios. Como sucedió en el primer artículo, solo una mujer le acusa con nombre y apellidos, la soprano de 48 años, Angela Turner Wilson, quien desarrolló su carrera casi exclusivamente en Norteamérica antes de dedicarse a la docencia en una universidad cristiana de Tejas. Las otras no han querido revelar su identidad porque siguen trabajando en la industria y temen ser objeto de represalias que afecten a sus carreras, según la agencia de noticias estadounidense. 

Wilson trabajó con el tenor y barítono durante la puesta en escena de “El Cid” en la Ópera de Washington a finales de los años noventa. Tenía 28 años, y según su relato, poco a poco fue sintiéndose acosada por Domingo. “Te adoro, Ángela”, le habría dicho un día durante un descanso en los ensayos. A aquellas palabras susceptibles de ser interpretadas como un simple gesto de admiración profesional, le siguieron frecuentes invitaciones para ir a cenar o acudir a su casa, así como irrupciones en el camerino de ella o peticiones para que le diera un beso. “Yo le decía: ‘No, maestro’. Lo dije muchas veces. Pensaba que incluyendo ‘maestro’ en la respuesta seguiría siendo respetuosa”, ha contado Wilson, que estaba casada, al igual que el cantante. 

El episodio culminante de su historia llegó durante una sesión conjunta de maquillaje. Domingo se levantó, se situó detrás de ella, le puso las manos en los hombros y, mientras ella le miraba en el espejo, le metió la mano en el sujetador y le magreó un pecho. “Me dolió, no fue suave. Me lo agarró fuerte”, ha dicho ella. Al final de aquella temporada, Wilson fue nombrada por la ópera de la capital como Artista del Año, pero nunca más volvió a ser contratada por la compañía, lo que atribuye a su desencuentro con el cantante. 

Los portavoces del madrileño han negado esta última ristra de acusaciones. “Estas nuevas alegaciones están llenas de inconsistencias y, como las aparecidas en el primer artículo, son de muchas formas, simplemente incorrectas”, dice el comunicado, que acusa a la agencia de haber lanzado una campaña “poco ética” para “denigrar a Plácido Domingo”. También añade que no aportarán explicaciones para demostrar su versión porque el asunto está bajo investigación. 

El artículo también sostiene que la supuesta tendencia del tenor a acosar a algunas de sus compañeras, generalmente mujeres jóvenes que buscaban afianzar sus incipientes carreras, era un secreto a voces en la profesión. Así lo afirman algunos empleados de la ópera o el barítono Robert Gardner, a quien le extraña que haya tardado tanto tiempo en darse a conocer el comportamiento del cantante “dada su reputación dentro de la industria”. Gardner ha corroborado el relato de la mezzosoprano Patricia Wulf, la única mujer que había hasta ahora dado la cara al acusar a Domingo. “Yo vi cómo se comportaba y maniobraba entre los ensayos para acercarse a ella, mientras ella hacia lo posible por evitarle”.