CRÍTICA DE CINE
Crítica de 'It: Capítulo 2': un auténtico 'freaky freaky show'
El segundo capítulo de 'It' es una monumental feria de los horrores de tres horas de duración en la que hay lugar para toda clase de pesadillas cada vez más alucinadas y psicotrónicas
Beatriz Martínez
Periodista
Periodista cultural y crítica de cine.
Beatriz Martínez
El director Andy Muschietti completa el díptico en torno a una de las novelas más memorables de Stephen King, ‘It’, y lo hace eludiendo presiones y apostando por una visión muy personal a la hora de acercarse al terror que sorprende por la visceralidad y locura que desprenden unas imágenes que se alejan de forma juguetona de los estereotipos y convenciones a los que nos tiene acostumbrados el cine 'mainstream' de Hollywood.
Muschietti juega, y también se la juega. El segundo capítulo de ‘It’ es una monumental feria de los horrores de tres horas de duración en la que hay lugar para toda clase de pesadillas cada vez más alucinadas y psicotrónicas en la que podemos ver a ancianas psicópatas, arañas con cabeza humana, bebés-insecto y toda una serie de atrocidades que parecen remitir a la oscura iconografía del japonés Ranpo Edogawa.
Y es que el espíritu bizarro campa a sus anchas por muchas de las gloriosas 'set-pièces' de una película que abraza lo grotesco como forma de reforzar su identidad. Es un desafío tan arriesgado como sugerente por su manera de integrar ingredientes tan dispares como el 'gore', elementos burlescos, humor negro, espectáculo grand-guiñolesco y también muchas dosis de profundidad psicológica en el subsuelo de la trama.
Los traumas y el payaso Pennywise
Si el primer episodio se centraba en la preadolescencia y en el origen de los miedos de cada uno de los protagonistas, el segundo nos muestra de qué manera han quedado condicionados por ellos en la edad adulta perpetuando de manera inconsciente una serie de patrones autodestructivos que no los dejan avanzar: el escritor que no sabe terminar sus novelas, el cómico que no sabe hacer reír o la chica víctima de abuso infantil casada con un maltratador. Cada uno de ellos ha olvidado los acontecimientos que ocurrieron 27 años atrás, pero en realidad, el trauma sigue incrustado en su interior y aunque no lo sepan, acabar con el payaso Pennywise es la única forma de desprenderse de todas las inseguridades que llevan a cuestas.
Muschietti se detiene en cada uno de ellos, dándoles su espacio y establece un paralelismo entre pasado y presente para evidenciar que continúan atrapados en los cuerpos de unos niños indefensos y aterrorizados por el mundo de los adultos (en concreto, de sus progenitores).
‘It: Capítulo 2’ es un festival de terror orgiástico, tan demencial, turbio y subversivo como disfrutable, en el que caben momentos de una delicadeza y sutileza expresiva inauditas junto a burdos pasajes en los que se abusa del susto fácil. Encontramos imágenes que se quedan grabadas en la memoria (ese fragmento en la cámara de espejos), la composición de un microcosmos excepcional en torno a la amistad, pero también reflexiones un tanto discutibles sobre el 'bullying' como forma de exorcizar los miedos.
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