CRÓNICA

'HU.MA', potente experiencia inmersiva en el Konvent

Magic Designers sumerge a los espectadores en viaje postapocalíptico en la antigua colonia de Cal Rosal

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Marta Cervera

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El Konvent, antiguo convento junto a una antigua colonia textil situada en Cal Rosal, se ha convertido en un interesante lugar donde ocurren cosas. La última el estreno de una nueva producción a cargo de Magic Designers, un empresa con sede en Ibiza especialista en eventos privados. La inquietud de sus artistas por explorar nuevos territorios más allá del encargo se tradujo en un espectáculo para el Konvent. Fruto de una residencia en este centro cultural surgió 'HU.MA', un viaje inmersivo a través de un mundo extraño y posapocalíptico plagado de seres humanos infelices, siempre limitados por algo. El expectáculo puede entenderse como una reflexión sobre la libertad. Cada cual es libre de hacer su lectura. 

Imprescindible ir con auriculares para seguir un relato hilvanado a través de sólidos intérpretes, tanto músicos, como actores y bailarines.  'HU.MA' jugaba a experimentar, a poner a prueba miedos, conceptos e ideas a través de sugerentes imágenes, sonidos y atmósferas. Había palabra, pero la justa. Tras una breve presentación el público atravesó por diversas salas en viaje lleno de contrastes donde se pasaba de un lugar dominado por un espíritu cubierto en ropajes blancos rodeado con velas e imágenes simbólicas en la pared a otra sala inhóspita donde varios seres suspendidos en unas barras se resistían a bajar a tierra, al mundo.            

El espíritu, la carne, el deseo, la lucha interior y la incomunicción se mezclaban en un interesante recorrido por una decena de instalaciones y actuaciones que reflejaban un mundo inquietante. La intensidad de las imágenes iba aumentando con sugerentes creaciones sonoras, siempre en directo, acompañadas de una cuidada iluminación y efectos imprescindibles para recrear impactantes imágenes, entre ellas las de un cuerpo doliente y prisionero con la piel estirada por múltiples puntos.

Ovación

En el hipnótico número final el público acabó con una sentida ovación a los artistas. Tal vez fue porque aportaba algo de esperanza. En él, dos mujeres que empezaban alejadas y con los ojos cubiertos acaban sobrevolando la pista en un impresionante baile sujetas por el pelo. Intentaban encontrarse, algo a priori imposible que solo conseguían al final con la ayuda de uno de los tres bailarines que pasaban a escasos centímetros de ellas con arriesgados saltos y movimientos.

Las decrépitas naves industriales de la antigua fábrica encajaron de maravilla con ese mundo posapocalíptico de 'HU.MA'. Había casi tantas personas al frente y detrás del espectáculo como espectadores que iban en grupos de 50. Al final, comparteron con el equipo una cena ligera con música en directo. Fue un lujo poder disfrutar de la experiencia ofrecida solo en tres funciones este último fin de semana de agosto. Aunque el espectáculo puede adaptarse a otros espacios, nunca será lo mismo.