Crítica de 'Quien a hierro mata': la venganza del enfermero

Tras convertirse en uno de los directores más importantes del cine de terror español con títulos tan estimables como '[REC]' -codirigido con Jaume Balagueró- y 'Verónica', Paco Plaza se acerca al 'thriller' con una película fundamentada en la condición ambigua y antiheroica de su personaje central, un maduro enfermero, querido y apreciado por todo el mundo, paciente y solícito, cuyo pasado familiar vuelve una y otra vez a partir del momento en el que un viejo capo del narcotráfico gallego ingresa en la residencia en la que trabaja.

La presencia de Luis Tosar en el papel protagonista impone un cierto registro. Aunque aquí no sea el villano de rigor, el personaje inquietante o siniestro, sino un tipo de reacciones y entramados emocionales más complejos, su elección no deja de estar ligada a lo que el actor ha venido representando para el 'thriller' español de los últimos años: recuerden sus composiciones en filmes como 'Celda 211', 'El Niño' o 'Toro', sin olvidar su presencia precisamente como narco en 'Corrupción en Miami' de Michael Mann.

El éxito de la teleserie 'Fariña' también podría flotar entre las imágenes de 'Quien a hierro mata', pero el tema del tráfico de drogas en la costa gallega no es más que eso, un trasfondo, ya que la película se adentra por vericuetos más próximos al drama trágico que al 'thriller' ortodoxo y el papel que en la historia tienen la heroína y su adicción es muy otro al esperado.

Puede que Plaza se desenvuelva mejor en las historias donde la inquietud terrorífica y los elementos tradicionales del género fantástico, sean muertos vivientes, hombres lobo o ceremonias de ouija, son predominantes. Pero con 'Quien a hierro mata' intenta desenvolverse en un terreno distinto y soltar amarras con su pasado estilístico hasta la fecha. La trabajada puesta en escena de la que ha hecho gala está en función de un periplo dramático más reflexivo que estrictamente físico o sobrenatural.