PRECUELA DE UN CLÁSICO

'Cristal Oscuro: La era de la resistencia', magia reciclada

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Juan Manuel Freire

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Al paso que vamos, en muy poco tiempo no quedará una sola referencia más o menos de culto de los 80 sin su propia y muchas veces innecesaria secuela, precuela, reinicio o lo que se tercie. Nada es intocable. Todo parece extensible. La penúltima referencia en ganar su apéndice tardío es 'Cristal Oscuro', el clásico de culto cofirmado por Jim Henson y Franz Oz en 1982: una historia de fantasía perfectamente simple y cerrada, llamativa en su día por su condición de película de imagen real en la que no aparecía un solo humano. 

Lo que veíamos eran marionetas y animatrónica de última generación, y un mundo fuera de este pero creíble, táctil y matizado. El gran Brian Froud, conocido por sus dibujos de hadas, duendes y otros seres mágicos, fue el principal artista conceptual, como después en otra maravilla de Henson, 'Dentro del laberinto'. 

Ni siquiera una publicidad algo engañosa –se vendió como amable propuesta familiar cuando, en realidad, era bastante oscura– estropeó la carrera comercial de 'Cristal Oscuro', que funcionó bastante mejor de lo esperado. Otro filme parecía cantado, pero el primer intento de secuela acabó en cómic hace solo unos años, y el primero de precuela ha acabado como serie de Netflix.

Thra, antes del exterminio gelfling

'Cristal Oscuro: La era de la resistencia', que llega el próximo viernes, día 30, nos devuelve al mundo de Thra mucho antes del exterminio de los Gelfling. Tres jóvenes representantes de otros tantos clanes de esta raza bondadosa y diminuta se alían para detener los malvados planes de los Skeksis, criaturas mezcla de ave rapaz, reptil y dragón que desde hace varios trienios se regeneran mediante la explotación de la piedra mágica que un día prometieron proteger. 

Creada y escrita por los poco conocidos Jeffrey Addiss y Will Matthews, la serie introduce como nuevos héroes de la franquicia a Rian (con la voz de Taron Egerton, el Elton John de 'Rocketman'), Brea (Anya Taylor-Joy) y Deet (Nathalie Emmanuel), miembros de los fieros Stonewood, los cultos Vapra y los humildes Grottan, respectivamente, mientras que gran parte de los villanos son los mismos, aunque con diferentes voces; por ejemplo, el chambelán SkekSil ya no es el fallecido Barry Dennen sino el icono 'nerd' Simon Pegg.

Más digital y menos intemporal

Como en tanto ejercicio de explotación nostálgica, se ofrece a los fans lo que quieren, ya sea la reaparición de estos viejos Skeksis (y sus comilonas), o de los entrañables Podlings, o de esas bolas peludas llamadas Fizzgigs. Está por ver, sea como sea, si los fans más puristas aceptan el amplio uso de las herramientas digitales.

La película era a cada minuto una filigrana imposible, una obra de artesanía quijotesca en la que casi costaba entender cómo estaba pasando lo que teníamos ante nuestros ojos. En la serie, los personajes siguen siendo marionetas, pero se han usado pantallas verdes para eliminar todo rastro de los artistas que las manejan; los grandes paisajes son infográficos en lugar de pinturas mate, y no se escatiman píxeles a la hora de buscar acción espectacular o simple dinamismo visual. 

Desde luego, el cinético Louis Leterrier (de la saga 'Transporter' o el remake de 'Furia de titanes') es un director muy diferente a Henson y Oz, quienes no rehuían la contemplación, la poesía o incluso el silencio. 'Cristal Oscuro: La era de la resistencia' se presenta, finalmente, como un producto extrañamente contradictorio o incluso un poco hipócrita: una loa a magias antiguas escrita con el brillo perecedero y el pulso impaciente de nuestra modernidad.