QUÉ HACER HOY EN BARCELONA

Los Texas ofrecen ciclos sobre el actor Luis Tosar y el director Paolo Sorrentino

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Eduardo de Vicente

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Los Cinemes Texas se han convertido en un tiempo récord en uno de los locales imprescindibles de Gràcia básicamente por dos aspectos: su ajustada política de precios (3 euros de lunes a viernes y 4, el resto) y su selecta cartelera (siempre en versión original subtitulada al catalán). Estos días de calor apetece más que nunca ir al cine para disfrutar de una buena película y el aire acondicionado. Y por ello, durante este mes ofrecen una serie de miniciclos que se combinan con la programación tradicional y que permiten recuperar o descubrir a grandes actores o directores. Esta semana estará dedicada a dos artistas muy distintos: el actor gallego Luis Tosar y el realizador italiano Paolo Sorrentino.

Pistolas metafóricas y reales

La retrospectiva sobre Luis Tosar se inicia con Una pistola en cada mano (2012) que, pese a su título no es una de gánsteres ni un wéstern. Es una comedia de episodios centrada en las reacciones masculinas dirigida por Cesc Gay (Truman, En la ciudad). En ella insiste en algunos de sus elementos favoritos: rodada en Barcelona, reparto coral sin un protagonista fijo y diálogos afilados sobre las relaciones. Y no solo podremos disfrutar a Tosar, ya que presenta un estupendo reparto en el que también figuran Candela Peña, Clara Segura, Eduard Fernández, Leonardo Sbaraglia, Eduardo Noriega, Leonor Watling y los futuros protagonistas de Truman: Javier Cámara y Ricardo Darín. Cuenta seis historias de dos personajes sobre el fracaso, la separación, el adulterio o los secretos de pareja, aunque la última narra dos historias paralelas de dos parejas y reserva algún que otro final inesperado.

Si queremos ver pistolas, sí que las encontraremos en La sombra de la ley (2018), también ambientada en nuestra ciudad y firmada por otro gallego, Dani de La Torre (El desconocido). La acción transcurre en la Barcelona de principios de los años 20, la brigada de información investiga el robo de unas armas que podían haber sido sustraídas por los anarquistas. Un misterioso policía vasco que acaba de unirse al grupo hará todo lo posible por descubrir su paradero. Es un arriesgado intento de rodar una peli de época con menos presupuesto del que parece y con una ambientación complicada. Habla de gánsteres, tiene aroma a wéstern y una trama en un local a lo Cotton Club combinada con los conflictos laborales y políticos de principios del siglo XX. El personaje de Tosar es un poco Bogart, el tipo que parece estar al margen de todo y que, en un momento determinado, tiene que decidir de qué lado está. También puede recordar al Clint Eastwood de Por un puñado de dólares, el pistolero que juega a su antojo con ambos bandos para beneficio propio.

Vacaciones en el mar

La tercera opción, Yucatán (2018) nos muestra el lado más insólito del actor, su talento como cómico. Sorprende mucho verlo con pelo o cantando, e impacta aún más en una inesperada aparición disfrazado de travesti. Su director, Daniel Monzón (Celda 211) la define como una boat movie. Durante un crucero de lujo, dos estafadores se disputan el amor de la bailarina del barco al mismo tiempo que intentan timar a un hombre ingenuo que está viajando con sus hijos y que acaba de conseguir un importante premio económico. Es un cuento moral sobre la codicia con mucha picaresca, números musicales, localizaciones internacionales y un Joan Pera sorprendente en un papel secundario robaescenas.

El mejor discípulo de Fellini

El italiano Paolo Sorrentino es uno de los cineastas más polémicos de los últimos tiempos. Sus películas han ganado muchos premios pero también se le ha acusado de querer imitar a otros autores como Fellini o de resultar muy pretencioso. La mejor manera de poder juzgar su obra es empezar por verla y un buen ejemplo sería La gran belleza (2013), protagonizada por su actor fetiche, Toni Servillo. Interpreta a un periodista sesentón que fue famoso tiempo atrás con su única novela y que vive intensamente la noche romana rodeándose de todo tipo de gente de la alta sociedad. Es una especie de puesta al día de La dolce vitacon detalles que homenajean al famoso cineasta italiano como la ironía con la Iglesia, las mujeres de peso, e incluso algo de autorreflexión. Es muy excéntrica, con un montón de personajes que viven en la apariencia, hablan mucho pero no dicen gran cosa. Con ella obtuvo el Oscar, el Globo de Oro y nueve David di Donatello (el Goya italiano).

La otra muestra de su obra es La juventud (2015), rodada en inglés con un estupendo reparto: Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano y Jane Fonda (en un brevísimo papel). Un compositor y director de orquesta retirado pasa una temporada en un balneario de los Alpes en compañía de su hija y de su amigo y consuegro, un realizador cinematográfico que escribe un nuevo guion con la ayuda de unos jóvenes. Al grupo se une un joven actor junto al que miran con escepticismo a los otros clientes. Una película muy especial, poética, algo dispersa y menos ambiciosa que La gran belleza. Si aquella era una especie de homenaje a La dolce vita, aquí los personajes de Caine y Keitel parecen rememorar el 8 y medio de Fellini. Es una fiesta para los sentidos, sobre todo a nivel visual (con originales escenas oníricas e imágenes muy potentes) y auditivo (combina canciones de diferentes estilos que culminan con el delicioso tema final). Guste o no el filme, es una gozada ver a sus grandes actores en acción, aunque con Michael Caine parece que haya buscado la versión anglófila de su actor fetiche (Toni Servillo) y ofrece interesantes reflexiones de los ancianos sobre el paso del tiempo y las secuelas del pasado. Dos interesantes ciclos para conocer un poco más a estos dos relevantes artistas que siguen marcando el presente del cine.