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El diario de rodaje de 'La virgen de agosto', por Jonás Trueba

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Eduardo de Vicente

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Esta semana llega a las pantallas la nueva obra de Jonás Trueba (Todas las canciones hablan de mi, La reconquista) que tiene como protagonistas a Itsaso Arana (coguionista del filme), Vito Sanz e Isabelle Stoffel, todos ellos habituales en su filmografía. El drama estival La virgen de agosto repasa el devenir de una chica de 35 años que decide pasar el agosto en Madrid en una casa prestada. Durante la primera quincena de este mes, con sus calurosas jornadas, hará nuevas amistades y se reencontrará con compañeros. La protagonista pasea por la ciudad, vive las fiestas del barrio o disfruta de noches de marcha mientras parece irse buscando a sí misma ya que da la impresión de que está haciendo un paréntesis en su vida.

Es un filme muy natural y espontáneo, no parece que los intérpretes estén actuando y se toma su tiempo (dura poco más de dos horas) para detallar sus evoluciones. El joven director, Jonás Trueba, ha tenido la gentileza de recordar las situaciones a las que debieron hacer frente en esta quincena por medio de este diario de rodaje que ha escrito para los lectores de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA.  

-1 de agosto. Rodábamos tratando de ajustar los días de rodaje a los días de la ficción, que abarcan la primera quincena de agosto, y esto nos trajo algunas complicaciones. Itsaso había organizado un panel en el que visibilizar los 15 días con las cosas que iban a suceder e íbamos poniendo unos adhesivos con ideas, situaciones, personajes… Era una estructura un poco esclava, pero a la vez era muy libre porque cada día era como empezar una nueva película. Hubo momentos de incertidumbre, con algún día que permanecía vacío en el panel, pero para mí era importante que la película pudiera estar abierta hasta el final, llena de posibilidades...

-2 de agosto. Ese día empezaban las verbenas en la plaza de Cascorro y nosotros estábamos allí para filmar a Eva (Itsaso) caminando entre la gente. Previamente buscábamos un emplazamiento discreto para la cámara, aunque a veces no nos quedó otra que ponernos a rodar en medio del gentío. Al principio podíamos llamar la atención, pero poco después la gente seguía a lo suyo. Creo que un rodaje modesto e iluso como el nuestro se camuflaba bastante bien entre tantas casetas, puestos de feria, músicos y espontáneos… Unas semanas antes de empezar el rodaje, habíamos tenido una reunión con el Ayuntamiento. Les explicamos la naturaleza de nuestro rodaje y acabaron por darnos un permiso de feriantes, lo que nos permitía desplazarnos con más libertad. ¡Me encantaba lo de ser feriantes!

-3 de agosto. Rodamos también en uno de esos autobuses turísticos que recorren la ciudad. Siempre los miraba pasar y me preguntaba qué estarían pensando los turistas ahí subidos (porque Madrid no es una ciudad que te entre por los ojos, como Barcelona). Siempre pensaba que ese viaje sería un poco decepcionante para ellos. Así que acabé por subirme en la parte de arriba de uno de esos autobuses y descubrí un punto de vista de la ciudad nuevo. Me gustó la sensación de ser un turista en mi propia ciudad, así que decidimos que Eva (Itsaso) debía experimentar algo parecido.

-4 de agosto. También rodamos en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), un museo al que no había vuelto desde que me llevaron con el colegio. Creo que esto le pasa a la mayoría de los que viven en Madrid (incluso hay gente que va una vez al Prado y ya no vuelve en toda la vida, lo leí hace poco en un estudio). La película es una invitación a descubrir lugares que damos por descontados.

-5 de agosto. Nuestro decorado principal era el piso donde vive Eva, que realmente era un piso prestado por una pareja de amigos a los que tuvimos que echar de su casa (les conseguimos otra, ¡con piscina comunitaria incluida!), pero era pequeño para un rodaje, y no tenía aire acondicionado, así que pasamos mucho calor.

-6 de agosto. Pudimos disfrutar de una salida al río, algo muy típico de algunos madrileños en verano. Yo recordaba el libro de Ferlosio, El Jarama, y me apetecía que hubiera algo de eso, así que nos fuimos a buscar una poza para rodar una secuencia. Muchos aprovecharon para bañarse y fue un día hermoso que recuerdo con especial cariño. Eso sí, los pobres Joe Manjon e Isabelle Stoffel, dos de los actores, casi se congelan porque les hice tirarse al agua varias veces y era muy pronto por la mañana y estaba realmente helada… En la parada de la comida se me ocurrió añadir alguna escena imprevista. Disfruto especialmente cuando siento que estoy escribiendo la película casi entre plano y plano, y los actores y el equipo responden porque ya están realmente dentro. Surgen entonces los momentos más vivos y más puros. Incluso el pequeño Julen, un bebé que participaba en la secuencia, pareció entenderlo y aguantó un plano larguísimo sin mirar a cámara, a pesar de tenerla muy cerca.

-7 de agosto. Es la fiesta de San Cayetano y se organiza una procesión donde se pasea al santo por las calles del entorno del Rastro. Nos propusimos filmarlo desde nuestro piso prestado porque daba la casualidad que la procesión pasaba por debajo, así que pusimos la cámara en un balcón y a Eva en otro, y esperamos a ver si había suerte y la figura entraba en el encuadre. Solo podía salir a la primera, porque no habría una segunda toma posible. El equipo hasta hizo una oración… Siempre he creído en una especie de Dios del cine, que te recompensa cuando te comportas bien, con humildad y predisposición a lo tenga que ser. Finalmente San Cayetano pasó delante de Eva en la ventana y todo quedó registrado por nuestra cámara, un poco a lo Rossellini.

-8 de agosto. Rodamos en uno de mis locales favoritos, el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes. Ese día yo estaba cruzado, no recuerdo bien por qué, pero pude filmar dos de mis secuencias favoritas de la película, con María Herrador y Naiara Carmona, y con Francesco Carril y David López. Hay días en los que te sientes perdido y llegan estos actores providenciales y te devuelven la fe en lo que estás haciendo.

-9 de agosto. Mis momentos favoritos del filme se los debo a Itsaso Arana y un personaje como Eva, que está abierta a los azares y encuentros y a las posibilidades que le ofrecen esos días de agosto. Es una forma de entender el cine. Filmar la escena de la “bendición del útero” es algo que no habría sospechado unos meses antes, pero creo que conseguí filmarlo de una manera sencilla y en la distancia adecuada. Sin juzgar pero estando como el personaje, medio incrédulo y a la vez receptivo.

-10 de agosto. Filmamos en medio de las verbenas de la calle Argumosa, una de las más concurridas esos días. Buscamos unas mesas y unas sillas y las plantamos en la acera. Al mirar el encuadre parece que están totalmente integradas entre las terrazas que se despliegan en la calle. Era un contexto completamente documental. Si te fijas, algunas personas pasan detrás de Eva y sus amigas y miran a cámara, pero me gusta eso, creo que miran con mucha elegancia, y te hacen ver que eso está sucediendo realmente…

-11 de agosto. Queríamos filmar las Perseidas, pero en el centro de Madrid no es fácil verlas por la contaminación lumínica. Aún así lo intentamos y nos instalamos en el Templo de Debod, un lugar en el que el cielo se despliega por encima de la sierra. Ese día se levantó un viento inclemente que apenas nos dejaba rodar porque todo se iba volando y las copas de los árboles se agitaban con fiereza ensuciando el sonido directo. Tuvimos que doblar toda la secuencia, pero creo que eso le da un aire más mágico y artificial y le sienta bien.

-12 de agosto. Desde el principio queríamos que Soleá Morente estuviera en la película, no sólo con canciones suyas como Todavía, que es casi un resumen espiritual de la película, o Baila conmigo, un himno al placer de bailar y dejarse de mandangas, sino con ella cantando en directo. Pensábamos inventarnos que actuaba en las verbenas de la Paloma pero descubrimos que la habían programado para tocar en la plaza de la Paja. Así que no hubo que recrear nada sino estar allí para registrar la realidad.

13 de agosto. Al día siguiente de su concierto le pedimos si podía pasar por el rodaje y hacer una secuencia medio improvisada con dos miembros de su banda. Rodar ese rato con ellos en un bar fingiendo que es la misma noche después de su concierto fue uno de los ratos más divertidos.

-14 de agosto. Uno de los días más complicados… Nos tocaba rodar en el Viaducto de Segovia y tuvimos muchos problemas con las mamparas que se pusieron ahí para evitar suicidios. Filmábamos de madrugada y los camiones de la limpieza, que esa noche tenían más tarea de la habitual por las fiestas, nos dificultaban las tomas de sonido. El permiso era solo para esa noche y sabíamos que no nos dejarían volver. Hubo momentos de gran tensión y pasaron muchas cosas (algunas se ven en la película) pero Itsaso y Vito estuvieron increíbles y el resto del equipo asumió la excepcionalidad del momento y lo logramos. Milagrosamente llegamos a rodar la última secuencia prevista con la primera luz del amanecer. Recuerdo volver a casa, ya de día, con un enorme sentimiento de alivio y alegría y orgulloso del equipo.

-15 de agosto. Es un día de fiesta generalizada en todas las ciudades y pueblos. Por eso la película termina precisamente en esta fecha y decidimos que fuera también el día del estreno, justo un año después. Sabemos que es un día complicado: mucha gente se marcha de vacaciones y otros aprovechan el puente para estirar los últimos días. Los cines suelen estar bastante desiertos, pero ¡ qué demonios!, si estrena Tarantino, no será tan mala fecha…