CRÍTICA DE LIBROS

'Referencial': el hilo invisible

Ignacio Ferrando ha escrito una novela poco común en los tiempos que corren

Un visitante toma una foto al cuadro 'El origen del mundo' de Gustave Courbet en el Museo d'Orsay de París.

Un visitante toma una foto al cuadro 'El origen del mundo' de Gustave Courbet en el Museo d'Orsay de París. / periodico

Ricardo Baixeras

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El argumento que defiende el pintor y profesor Ismael es que todo está conectado, que todo forma parte de la “manía referencial” que tiene como corolario la teoría de los “hilos invisibles” que se explica así: “la pintura de todos los tiempos estaba unida por hilos invisibles… Esos hilos vibraban y establecían un diálogo conjetural a través de los tiempos… Esa teoría de los hilos invisibles… convertía el mundo en una madeja de la que era imposible abstraerse. Cada elemento y cada sujeto exhibían su independencia, pero bastaba rascar en superficie para ver que nada existía originalmente, sino en referencia a, en su grado de repetitividad total o parcial, bien como una levísima modificación o como una alteración total de otro.”

Ignacio Ferrando (Trubia, Asturias, 1972) ha escrito una novela poco común en los tiempos que corren: plagada de pensamiento significativo, de referencias culturales y con numerosas alusiones a intelectuales y artistas. De tal manera que 'Referencial' se convierte en un texto de lecturas múltiples que proyecta un haz de luz hacia sentidos muy diversoscomo si de un caleidoscopio se tratara. Primero porque Ismael al ser contratado como profesor en laEscuela de Bellas Artes de la que fue alumno repite el gesto de su antiguo profesor, Kelner, muerto en extrañas circunstancias después de haber sido acusado de perversión. Segundo porque, como en el caso Kelner, se cernirá también sobre él un mundo de sospechas repetidas. Tercero porque el cuadro de Courbet 'El origen del mundo', sobre el que pivota un inicio de novela fulgurante y un final más que sugerente, le servirá al narrador para a poner en marcha otro de los hilos invisibles que se entrecruzan en el texto: ese cuadro no tiene que ver con el sexo como origen, sino como “su término y final, una cuestión de perspectiva, de estar dentro o fuera.” Se trata de plasmar no tanto una referencia sino de “buscar el desvío, el punto de fuga”. Cuarto porque 'Referencial' huye como de la peste de las miradas moralizantes y de una sola vía: todo resulta complejo y Ferrando transmite una mirada compleja sobre una realidad compleja: “¿Qué pasaría su pudiéramos vivir sin entender?”.  Y quinto porque el narrador parece estar diciendo que, aunque pretendamos conferir un sentido al mundo, todo es repetición, no cabe, se diría, la originalidad: todo es desconcierto: “Lo que nos atrae como mariposas a la luz es imponer una narrativa que aplaque el caos”.

Con tintes de thriller psicológico, con una densidad narrativa más que evidente, con una trama repleta de meandros y con una escritura que a pesar de contener indiscutibles muestras de intelectualización del mundo y de sus afectos (“Pintamos para no pintar. Actuamos para no actuar… Me consuelo con esa frase de Balthus que dice que pintar es un modo de rechazar la frenética rueda del tiempo”) no es un escollo para el lector, Ferrando ha escrito una texto inspirador que trata de contestar a la pregunta: “¿Qué pasaría si pudiéramos vivir sin entender?”.