ENTREVISTA

Nuri Bilge Ceylan: "Me desconcierta que la gente vea mis películas"

El más celebrado director de cine turco estrena una de sus obras maestras, 'El peral salvaje', retrato de un escritor en ciernes

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Nando Salvà

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Es el cineasta más importante jamás surgido de Turquía. Títulos como 'Lejano' (2002), 'Tres monos' (2008) y 'Érase una vez en Anatolia' (2011) lo consolidaron como uno de los grandes autores de su tiempo; 'Sueño de invierno' (2014), además, le proporcionó la Palma de Oro del Festival de Cannes. Ahora estrena la que sin duda es una de sus obras maestras, 'El peral salvaje', retrato de un joven aspirante a escritor que busca su lugar en el mundo. 

¿Cómo le surgió la idea de rodar 'El peral salvaje'?

Básicamente, pensé en lo difícil que debe de ser para un joven de la Turquía provinciana decidir que quiere dedicarse al arte. En el campo, la literatura o el cine no le importan a casi nadie. Cuando viajo a mi localidad natal me cruzo con gente que me acapara durante horas porque no normalmente no tienen a nadie con quién hablar de libros. A mi padre también le pasaba. Le encantaba la historia, pero no podía hablar de ella con nadie. En cuanto empezaba a contar historias de Alejandro Magno, se reín de él.

¿Está la película inspirada en su propio padre?

Es una película sobre un padre y un hijo, y decir más acerca de ella sería privar al espectador de su libertad. Siempre intento ocultar al público mis inspiraciones, mis intenciones y mis opiniones. Si el espectador se hace una idea aproximada de quién soy yo, entonces he fracasado.

"Soy un hombre muy melancólico y a veces siento que todo cuanto me rodea carece de sentido"

En la película, el hijo descubre que nadie compra su novela, y el padre se empeña en cavar en un pozo seco. ¿Por qué ese interés en trabajos baldíos?

Soy un hombre muy melancólico, y a menudo siento que todo cuanto me rodea carece de sentido. Pero gracias al cine puedo dramatizar esa melancolía, y de repente todo cobra sentido de nuevo.Sea como sea, incluso después de todo este tiempo me sigue desconcertando que tanta gente vea mis películas. 

¿Le desconcierta el éxito?

Cuando empecé a hacer películas, las pagaba con mi propio dinero. No tenía expectativas, pero sí mucha libertad. Ahora es justo al contrario, y no me siento particularmente cómodo. Las ceremonias de premios, por ejemplo, me incomodan muchísimo. Pero el cine sigue siendo esencial en mi vida, mi manera de buscar conexiones humanas. Cuando hago una película soy como quien arroja un mensaje dentro de una botella al mar,con la esperanza de que alguien lo recoja. Mis películas son lo que me otorga mi identidad. Son mi hogar.

Su hogar también es Turquía. ¿Qué siente acerca de la situación que atraviesa?

En mi país no existe la prensa libre, y el sistema legal está corrompido; algunos de sus ciudadanos más modélicos están en la cárcel. Turquía necesita más democracia.¿Qué más puedo decir?

La mayoría de sus películas transcurren en la Turquía rural. ¿Por qué?

Rodar en el campo es más fácil. La luz es más intensa, más bella. Además, en las ciudades la gente usa máscaras. La gente de los pueblos es más directa, y más abierta al contacto sincero con los demás. Si cuento historias sobre personas que no usan máscaras puedo expresar mejor mis ideas, y mostrar una gama más amplia de cualidades humanas.

"En mi país no existe la prensa libre y el sistema legal está corrompido"

'El peral salvaje' dura tres horas. Su anterior película, 'Sueño de invierno', duraba tres y cuarto. ¿No se ha planteado contar sus historias en menos tiempo?

Por supuesto, sobre todo porque mis productores, y mis distribuidores, y los festivales, no cesan de pedirme que haga películas más cortas. Pero, del mismo modo que no me imagino a Dostoievski condicionando sus relatos al grosor que tendrían una vez impresos, tampoco me sentiría cómodo condicionando las historias que quiero contar en función de la duración que se supone que deben tener.

¿Ha pensado en expresarse a través de la literatura?

Lo haría si escribir no me resultara tan arduo. Para mí la literatura es mucho más poderosa. No existe un equivalente cinematográfico de Dostoievski o Chéjov. Siento que el cine no deja espacio para la imaginación del espectador. Es demasiado real.