CONCENTRACiÓN DE MÚSICA LATINA

Reggaeton interruptus

El festival de música urbana sobrevive a la tormenta del sábado y recoloca a todas sus estrellas en un domingo con casi 40.000 veinteañeros

Participantes femeninas se dedican al posado y los selfies.

Participantes femeninas se dedican al posado y los selfies. / periodico

David Garcia Mateu

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sin reggaeton, sin beach y sin festival. A las 12:30 horas del sábado la dirección del Reggaeton Beach Festival decidía cancelar todos los conciertos de la jornada: “Las sesiones quedan suspendidas”, anunciaban vía redes sociales. La concentración electro-latina más importante de Barcelona caía por el desagüe. De hecho, el chaparrón matutino no solo se llevaba por delante todo el cartel de artistas; también la ilusión de toda una generación que desde hacía meses había comprado la entrada sin saber siquiera quién vendría.

“A mí me da igual que llueva o deje de llover, vamos a ir”, le insistía el sábado una veinteañera a su amiga a la salida del Decathlon de Sant Adrià de Besòs. Sin embargo, los chubasqueros que se acababan de comprar no les servirían ni para acercarse al escenario. Los más madrugadores apenas habían tenido tiempo de entonarse con la música de Atomic y Darkiel. Mientras que el primero aún pudo saborear algo la explanada del Parc del Fòrum, el segundo tuvo que ver como la mayor parte del público se terminaba refugiado bajo las estructuras metálicas del recinto. La cortina de agua no dejaba alternativa.

Tras la tormenta la fiesta

Sí, el RBF mascó la tragedia, pero producción consiguió hacer lo imposible: construir un puente aéreo entre Barcelona y Santander para llevar y traer los artistas entre las dos sedes del RBF. “En su tercera edición aquí nadie quería defraudar a los 40.000 asistentes que colgaron el cartel de sold out en Barcelona, ni a los otros tantos que irían por primera vez a Santander”, señalaban desde la organización. Mientras que algunos huérfanos de música celebrarían la noticia la misma tarde del sábado haciendo parkineo en la Mar Bella, otros lo harían tomándose un cubata más a las puertas del Diagonal Mar.

Al final tanto la cuna del festival como su nueva expansión cántabra acabarían perreando este domingo los últimos ritmos urbanos y electro-latinos. Un clima festivo que en el caso de Barcelona ha estado marcado por las ganas de “terminarlo de petar”, tal como se escuchaba en la cola para entrar. Tras concentrar las dos jornadas programadas en una única, el Fòrum ha ofrecido escenas kafkianas. Si bien el primer día tenía que ser el de la música y el segundo la jornada de las actividades culturales y de recreo, los primeros Red-Bull con vodka de la mañana lo han terminado por impregnar todo de fiesta.

Más allá de la renovada zona de juegos con piscinas convertidas en pistas de baile, el epicentro del festival ha sido un escenario acorde a la dimensión del festival. Por él han circulado durante 12 horas seguidas promesas y estrellas del panorama latino. “Podríamos haber ido al RBF de Benidorm, pero hemos preferido venir desde Murcia hasta Barcelona solo para ver a Don Omar”, confesaba Juliana, acompañada por una de sus dos amigas. “La otra se ha tenido que volver, no teníamos previsto quedarnos los dos días”, añadía.

Tanto ella como el resto de jóvenes que se han agolpado en la pista han sido prueba fehaciente del mensaje repetido una y otra vez por el presentador del evento: “Lo que años atrás nos decían que era una moda, ahora lo hemos convertido en una cultura”. Una cultura que hasta no hace tanto parecía chocar con el resto de registros musicales, pero que en realidad penetra cada vez más en festivales. Entre ellos: el Sónar, donde incluso hace apenas una semana invitaron a la estrella del RBF de la edición anterior: Bad Bunny.

Cartel de rebajas

RBF ha vuelto a presentar la primera división del género, pero a decir verdad en este 2019 la organización ha optado por tirar de cantantes UEFA en lugar de fichar a la Champions League. Una apuesta que, de todas formas, ha contado con estrellas de la talla de Don Omar, Natti Natasha o el cuasi padre del festival: Juan Magán. Ha sido con ellos cuando la pista ha tocado la cima. Un hecho que en este caso no se ha calculado por el movimiento de caderas del público, sino por el número de móviles que se han alzado en busca de la misma instatory. Al fin y al cabo, la cultura electro-latina no es solo perreo, bocinas y ¡dale(s)!; también es colgar cientos de fotos con flow en Instagram.

Fuese reggaeton, EDM o electrónica sudamericana, lo que salía por los bafles poco le ha importado al público. Casi que los hitsEntre los omnipresentes vía DJ: el rey Daddy Yankee. Hace justo 15 años que el puertorriqueño lanzaba Gasolina, el God Save The Queen de los himnos. Por aquel entonces casi nadie ponía un duro por un estilo ya estigmatizado desde sus orígenes. Sin embargo, aquella mezcla urbana de reggea, dancehall y electrónica a día de hoy ya moviliza fans de todos los continentes. En cambio, de donde no consigue despegar el género es en la paridad: mientras que entre el público se han dejado ver casi más biquinis que bañadores, sobre el escenario los hombres han copado 11 de las 13 actuaciones.