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La Filmoteca proyecta las mejores películas de Krzysztof Kieslowski

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Eduardo de Vicente

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Uno de los ciclos más interesantes que ofrece estos días la Filmoteca es el dedicado al realizador polaco Krzysztof Kieslowski, un cineasta magistral tratando de desvelar los secretos del alma humana y las debilidades de las personas. Sus protagonistas suelen ser perdedores, individuos que deambulan por el mundo siendo absorbidos por la sociedad. Esta retrospectiva se titula No oblidaràs! Además se complementa con una exposición, Emprentes de la memoria compuesta por una veintena de carteles de sus películas y una treintena de fotografías que realizó el cineasta durante su estancia en Lodz (de 1964 a 1969) mientras estudiaba en la Escuela Superior de Cine.

Los últimos capítulos del Décálogo y una sesión triple

Durante las primeras semanas se han proyectado sus primeras películas y los capítulos de la celebrada serie sobre los diez mandamientos de los que aún quedan varios episodios. Pero lo mejor está por llegar, ya que en agosto podrán verse sus mejores obras como la trilogía de los colores. Vayamos preparándonos hoy (y el martes, 30) con la novena y la décima entrega del Decálogo. No desearás a la mujer del prójimo anticipa temas de sus próximas películas. El protagonista es un joven cirujano cuya vida radicalmente cuando descubre que es impotente. Le ofrece la posibilidad a su mujer de separarse para que pueda iniciar una nueva vida. Ella se niega pero él empieza a desarrollar unos celos incontrolados. No codiciarás los bienes ajenos se centra en un hombre que fallece legando a sus dos hijos una valiosa colección de sellos. Pero descubren que les falta uno para completar la serie. Los hermanos se convierten en ambiciosos y harán todo lo posible para conseguir la estampilla que necesitan.

La siguiente sesión también tiene lugar hoy y el miércoles 31. Consiste en una sesión triple compuesta por dos cortos y un mediometraje. De la ciutat de Lodz es un documental que retrata el desarrollo tecnológico y cultural de esta localidad donde cursó sus estudios a través de la visión de sus habitantes. El passatge subterrani fue el primer corto de ficción que rodó para la televisión polaca. Es un estudio del comportamiento humano heredero de la Nouvelle Vague francesa que transcurre en una noche en la que una decoradora recibe la visita de su exmarido, que intenta que vuelvan a estar juntos. El primer amor cerrará este triplete. Es un documental para televisión sobre una adolescente que se queda embarazada justo cuando su novio va a incorporarse al ejército. El filme sigue los problemas de esta pareja, fue un éxito e hizo que el realizador se planteara seguir rodando la vida del niño, pero desistió cuando descubrió que sus padres se empezaban a comportar como actores.

Vidas paralelas de dos mujeres

Con el mes de agosto llegarán ya los platos fuertes. El primero es La doble vida de Verónica (jueves, 1 y viernes, 2), un original drama sobre dos chicas, una polaca que vive en Varsovia y una parisina. Nacieron el mismo día, se llaman igual (Verónica) y son idénticas. Ambas viven apasionadas por la música y padecen una malformación cardíaca similar. Son unas vidas paralelas que se entrelazarán. Enigmática, misteriosa y delicada, con un especial protagonismo de Irene Jacob, a la que volvería a recurrir para su última película. Quizás ambas jóvenes sean las dos caras del cineasta en los dos países en los que rodó la mayor parte de su obra. La banda sonora es una auténtica delicia.

La trilogía de los colores que consagró al director

Le seguirá Azul (sábado, 3 y domingo, 4), primera parte de la trilogía de los colores, que consagró su nombre a nivel internacional. Estas cintas, realizadas en coproducción con Francia, tomaban como elemento común los colores (azul, blanco y rojo) y lemas (libertad, igualdad y fraternidad) de la bandera francesa. Este primer capítulo se centra en una mujer (Juliette Binoche) que acaba de perder a su marido, un famoso músico, y a su hija en un accidente de tráfico. La viuda intentará iniciar una nueva vida en el anonimato, alejándose de cuanto la une con el pasado. Un periodista especializado en música sospecha que ella era la auténtica autora de las composiciones de su esposo. Paralelamente, un ayudante del fallecido pretende que ella le ayude a finalizar una importante obra, Concierto para Europa, que el marido dejó inacabada. Esta historia intimista era narrada por Kieslowksi con un ritmo lento, recreándose en la imagen y los sonidos. Para ello contó con la ayuda de dos de sus colaboradores habituales: el fotógrafo Slawomir Idziak, que se ocupó de que el color azul predominara a lo largo de todo el filme, y el compositor Zbigniew Preisner, que escribió la bella pieza sinfónico-coral que aparece en el último tramo de la película. El drama obtuvo múltiples premios internacionales, entre los que destaca el León de Oro en Venecia.

La seegunda entrega, Blanco, podrá verse el martes 6 y el viernes 9 y transcurre entre el drama y la ternura. Un modesto peluquero polaco reside en París con su esposa, una joven francesa. Pero el hombre no ha podido consumar el matrimonio, por lo que la mujer pretende el divorcio. Entonces, al marido, perdido en la ciudad sin recursos económicos ni documentos, no le quedará más remedio que regresar a su Polonia natal, donde trama un insólito plan para recuperarla. El protagonista Zbigniew Zamachowski conseguía con su sencillez que el público se identificara con él y sufriera sus penas provocadas por una implacable Julie Delpy (Antes del amanecer), en su papel más sorprendente. La película fue la menos taquillera de los tres episodios, pero resulta la más sorprendente y sensible.

El tercer y último capítulo fue Rojo (sábado 10 y domingo 11), que supuso el testamento cinematográfico de este director, que fallecería poco después. La película se ocupa de la amistad entre una joven modelo y un juez jubilado, obsesionado con espiar a la gente. Ambos se conocen cuando ella atropella involuntariamente a una perra que espera cachorros. La chica se siente culpable e intenta encontrar a su dueño, que resulta ser el magistrado. Paralelamente se muestra la relación entre un estudiante de Derecho y su novia, con la que guarda varias similitudes. El cineasta vuelve a provocar que el color que da título al filme predomine durante la mayor parte de la cinta convirtiéndose en un personaje más. Una frágil Irène Jacob y un inquietante Jean-Louis Trintignant encabezaban el reparto de este cierre en el que también aparecen brevemente los protagonistas de las dos entregas anteriores. Un imprescindible recorrido por las obras maestras de este cineasta polaco que supo retratar los sentimientos humanos como pocos.