ENTREVISTA

Joe Jackson: "Mi meta es hacer canciones que sean para siempre"

El músico británico actúa en la sala Barts con un repertorio que cubrirá sus cuatro décadas de inquieta trayectoria

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Jordi Bianciotto

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Iniciado a finales de los años 70, en el contexto de la new wave británica, Joe Jackson (Burton upon Trent, 1954) desarrolló en adelante una ambiciosa carrera en torno a un pop de autor muy abierto de miras, con influencias del jazz y la música latina, e inquietudes en el campo clásico-contemporáneo. El cantante, pianista y saxofonista británico responde a las preguntas de este diario por correo electrónico en vísperas de su concierto de este miércoles en la sala Barts, dentro de la programación del Grec y tras 12 años sin actuar en Barcelona.

Su nuevo disco, 'Fool', tiene algo de resumen de su energía juvenil originaria y de la sofisticación de su producción adulta sin perder de vista la canción pop. ¿Lo ve así?

Podría ser. Después de todo, yo soy el resumen de todas las edades que he vivido.

"Antes de Shakespeare la figura del bufón estaba para hacer reír a la gente, él la usó para hablar de otros personajes y para decir la verdad"

La canción ‘Fools’ desprende un cierto sentido del humor, incluso una mirada sarcástica a la humanidad. ¿A qué clase de locos o bobos se refiere?

Creo que hay una barrera lingüística o cultural aquí. No es sarcasmo, sino una celebración del humor. A medida que me hago mayor me interesan tanto la comedia como la tragedia, y la manera en que se entrelazan en nuestras vidas. Este álbum es sobre ambas cosas, si bien personalmente me siento más atraído por la comedia, que es la que finalmente ‘gana’, y ahí el héroe es ‘the fool’ [aquí, traducible al castellano como ‘el bufón’], que se inspira en el personaje de las obras de Shakespeare, de las que hay un par de citas en el texto. Él hizo algo muy inteligente: antes que él, el bufón estaba ahí tan solo para hacer reír a la gente. Pero Shakespeare lo utilizó en otros sentidos: para hablar de otros personajes y para decir la verdad, porque no respeta la autoridad y puede decir cosas que otros personajes no pueden decir. Me gusta mucho esta idea, porque es el espíritu de la comedia, ¡sin respeto por las barreras!

En esta canción hay ritmos latinos, una influencia presente en su obra desde sus primeros tiempos y poco frecuente en artistas británicos de su generación. Músicos como Rubén Blades, Willie Colón o Héctor Lavoe, ¿fueron tan importantes para usted como los grandes creadores del pop y la canción anglosajona?

Muy pronto me fascinó esta música, que era muy distinta a toda la demás con la que crecí. La manera en que los músicos tocan entre ellos, y unos contra otros, era a la vez emocionante y muy sofisticada. Y esta lista se deja a Ray Barretto, cuya banda hizo los conciertos más alucinantes que vi en Nueva York en los años 80. Con Rubén Blades llegamos a establecer una relación de amistad. Tuvimos mucho contacto, aunque actualmente apenas lo veo. También me atrae mucho el estilo de piano latino. ¿Por qué? Pues no tengo ni idea. Nos gusta lo que nos gusta.

"En todos los álbumes se trata de lo mismo: tomar pedazos, fragmentos, de aquí y de allá y tratar de hacer algo que sea a la vez interesante y divertido"

En los 80 absorbió esas influencias latinas, así como las jazzísticas, en discos como ‘Body and soul’ o ‘Big world’.

En todos los álbumes se trata de lo mismo: tomar pedazos, fragmentos, de aquí y de allá y tratar de hacer algo que sea a la vez interesante y divertido. Lo que realmente importa no son los ingredientes del plato, sino si sabe bien.

En el álbum ‘Night and day’ (1982) rendía tributo a un Nueva York romántico asociable a Cole Porter. ¿Una influencia troncal?

Sí, me gustan las canciones bien elaboradas que llegan a ser atemporales. No me interesa lo que es tendencia. Y en ese campo, seguramente mi favorito es Harold Arlen.

Después de abrirse paso en el entorno pop, en 1987 abrió una nueva vía con el álbum instrumental y orquestal ‘Will power’, al que seguirían otros en esa línea clásica-contemporánea. ¿Se siente distanciado ahora de aquellos trabajos? 

Sí, en cierto modo. El trabajo más ambicioso de todos fue ‘Heaven and hell’ (1997), y me siento orgulloso también de ‘Symphony No. 1’ (1999). Hace años que tengo esbozos de un segundo volumen. Pero aquella etapa me llevó a un cierto callejón sin salida. Por eso, en la última década o así me ha atraído centrarme de nuevo en la composición de canciones. Mi meta es hacer canciones que crezcan y que lleguen a ser atemporales, que sean para siempre.

"Me interesan tanto la comedia como la tragedia y cómo se entrelazan en nuestras vidas"

En el 2005 le pudimos ver con Todd Rundgren en Barcelona. ¿Fue una experiencia provechosa?

Fue bonito hacer algo en que el foco de atención no recayera en mí todo el tiempo. Fue más bien un proyecto de entretiempo, entre mis grabaciones o mis planes de gira.

¿Alguna vez pensó que el piano podía ser un obstáculo para imponerse en un paisaje de la música pop dominado por las bandas de guitarras?

Pues no, nunca pensé nada de eso. El piano es simplemente el instrumento que toco.

Según ha dicho, tocará en Barcelona repertorio de cada una de sus décadas de trabajo. ¿Alguna en particular con la que se siente más cómodo?

Sí, ¡la actual!